Los toreros sacados a saludar al romper el paseíllo
El primer toro cojo
De nuevo en La Malagueta Enrique Ponce que se quedó sin la asistencia de uno de sus peones, Alejandro Escobar que tras trastabillarse en la cara del primero que acudía al capote con las manos por delante cayó al descubierto haciendo el toro por el y mandándolo al hule, lo triste de esta cogida fue que se la infirió un toro que estaba siendo protestado por cojo y que el presidente tardó bastante en ver, no por que no viera que estaba cojo, ya que el animal cojeada solo cuando andaba, pues cuando galopaba no acusaba la cojera, sino que tardó en ver la necesidad de mandar llamar a los picadores para salir cuanto antes de dudas. Y en ese interim cogió al banderillero. ¡Mala suerte! Con el sobrero Ponce estuvo voluntarioso y punto. Y con el cuarto que junto al sexto fueron los mejores del encierro, lo más llamativo que hizo fue la apertura de faena por bajo flexionando las piernas, para pasar a darnos un recital de aprovechamiento convirtiendo el ruedo en un centro de lo que ahora llaman de alto rendimiento.
Morante anduvo desconfiado y en probaturas con el segundo toro y sin poder hacer nada con el quinto, pues se paró. Pero si vimos a un gran Morante con el capote, no por la estética sino por la técnica que empleó al recibir a sus toros. Al primero porque las arracimó encadenadas hasta partir al toro en el centro del ruedo, y en el quinto porque las hizo largas y a media altura para hacer pasar a un toro que no quería pasar, como luego se vio en la faena de muleta.
La corrida de Juan Pedro Domecq correctamente presentada excepto los toros segundo y sexto más vareados. El primero devuelto por cojo y sustituido por otro de la misma ganadería, que se quedó corto en la muleta. Segundo potable, tercero con chiribitas, cuarto mansurrón que rompe a embestir, quinto descastado parado y sexto manejable.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Málaga, 17 de agosto de 2010. Manzanares, importante.
Seis toros de Juan Pedro Domecq, primero como sobrero, terciados segundo y sexto. Buenos cuarto y sexto. Enrique Ponce, estocada atravesada perdiendo la muleta, ovación que saluda. Estocada trasera atravesada, aviso, oreja. Morante de la Puebla, pinchazo, media, silencio. Bajonazo, derrame, bronca. José María Manzanares, estocada, oreja. Estocada desprendida, dos orejas.
Alejandro Escobar de la cuadrilla de Ponce fue asistido en la enfermería por el equipo medico del doctor Luna, de una herida en el muslo derecho con dos trayectorias, de ocho y diez centímetros, y otra en el mismo muslo pero en la cara posterior de 15 centímetros. De pronostico, grave.
El primer toro cojo
Fotos de Pacopi
MANZANARES: ELEGANCIA Y VERGÜENZA.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No era el tercer toro precisamente la Hermanita de la Caridad, había salido suelto del primer puyazo y se empleó un poco más en el segundo, y en los pares de banderillas que Trujillo le colocó a toro aquerenciado, siempre apretando para los adentros, lugar donde El Truji debió aliviarse un poco para que la maquina no lo arrollara. Por los dos espectaculares pares, que no fueron los mejores que le hemos visto al de Huelin, se desmonteró junto a su compañero Blázquez que también se la jugó. El toro llegó con guasa a la muleta y Manzanares con vergüenza para sometérsela, y tanto empeño puso que el animal le echó mano por los lazos de las zapatillas y lo puso contra la arena y sus patas. El de Alicante le sopla dos muletazos y el toro en el tercero busca la carne que ya había olido. Se zafaba el matador en una y otra serie pero sin renunciar a la firmeza condición sabia para estar frente al marrajo. Toda la faena fundamentada en la derecha, ningún muletazo por la izquierda que hubiera sido necesario para que después de cobrar la buena estocada que cobró, hubiera cobrado también, no solo, una como se llevó, sino dos orejas. En cualquier caso, tanto así da lo de las orejas, porque el esfuerzo de Manzanares en este toro, era una lección al catedrático Ponce de lo que no hizo ayer con el toro exigente del Capea. El sexto fue un toro manejable que cumplió en los dos primeros tercios, también junto al segundo, fue vareado de carnes. Aquí Manzanares dejó el coraje y la vergüenza y echo mano del oficio, la elegancia y la torería. Lo recibió con tres verónicas, dos a pies juntos y una media gustosa, y cuando cogió la muleta el torero se alivió en las primeras tandas por el pitón derecho pero aplicando razón pues procuraba alargarle los muletazos con el fin de que no se acabara pronto, temor que cundió en el toro anterior de Morante. Después le enjareta otras dos series por el derecho, bien conseguidas acudiendo en un momento dado a la improvisación pues viniéndosele el toro muy encima lo vació con un pase cambiado, aprovechando para cambiar también de mano por cuyo lado izquierdo en toro fue tardo y de menor viaje. El broche final antes de la estocada, esta si un tanto desprendida, fue elegante y resuelto.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No era el tercer toro precisamente la Hermanita de la Caridad, había salido suelto del primer puyazo y se empleó un poco más en el segundo, y en los pares de banderillas que Trujillo le colocó a toro aquerenciado, siempre apretando para los adentros, lugar donde El Truji debió aliviarse un poco para que la maquina no lo arrollara. Por los dos espectaculares pares, que no fueron los mejores que le hemos visto al de Huelin, se desmonteró junto a su compañero Blázquez que también se la jugó. El toro llegó con guasa a la muleta y Manzanares con vergüenza para sometérsela, y tanto empeño puso que el animal le echó mano por los lazos de las zapatillas y lo puso contra la arena y sus patas. El de Alicante le sopla dos muletazos y el toro en el tercero busca la carne que ya había olido. Se zafaba el matador en una y otra serie pero sin renunciar a la firmeza condición sabia para estar frente al marrajo. Toda la faena fundamentada en la derecha, ningún muletazo por la izquierda que hubiera sido necesario para que después de cobrar la buena estocada que cobró, hubiera cobrado también, no solo, una como se llevó, sino dos orejas. En cualquier caso, tanto así da lo de las orejas, porque el esfuerzo de Manzanares en este toro, era una lección al catedrático Ponce de lo que no hizo ayer con el toro exigente del Capea. El sexto fue un toro manejable que cumplió en los dos primeros tercios, también junto al segundo, fue vareado de carnes. Aquí Manzanares dejó el coraje y la vergüenza y echo mano del oficio, la elegancia y la torería. Lo recibió con tres verónicas, dos a pies juntos y una media gustosa, y cuando cogió la muleta el torero se alivió en las primeras tandas por el pitón derecho pero aplicando razón pues procuraba alargarle los muletazos con el fin de que no se acabara pronto, temor que cundió en el toro anterior de Morante. Después le enjareta otras dos series por el derecho, bien conseguidas acudiendo en un momento dado a la improvisación pues viniéndosele el toro muy encima lo vació con un pase cambiado, aprovechando para cambiar también de mano por cuyo lado izquierdo en toro fue tardo y de menor viaje. El broche final antes de la estocada, esta si un tanto desprendida, fue elegante y resuelto.
De nuevo en La Malagueta Enrique Ponce que se quedó sin la asistencia de uno de sus peones, Alejandro Escobar que tras trastabillarse en la cara del primero que acudía al capote con las manos por delante cayó al descubierto haciendo el toro por el y mandándolo al hule, lo triste de esta cogida fue que se la infirió un toro que estaba siendo protestado por cojo y que el presidente tardó bastante en ver, no por que no viera que estaba cojo, ya que el animal cojeada solo cuando andaba, pues cuando galopaba no acusaba la cojera, sino que tardó en ver la necesidad de mandar llamar a los picadores para salir cuanto antes de dudas. Y en ese interim cogió al banderillero. ¡Mala suerte! Con el sobrero Ponce estuvo voluntarioso y punto. Y con el cuarto que junto al sexto fueron los mejores del encierro, lo más llamativo que hizo fue la apertura de faena por bajo flexionando las piernas, para pasar a darnos un recital de aprovechamiento convirtiendo el ruedo en un centro de lo que ahora llaman de alto rendimiento.
Morante anduvo desconfiado y en probaturas con el segundo toro y sin poder hacer nada con el quinto, pues se paró. Pero si vimos a un gran Morante con el capote, no por la estética sino por la técnica que empleó al recibir a sus toros. Al primero porque las arracimó encadenadas hasta partir al toro en el centro del ruedo, y en el quinto porque las hizo largas y a media altura para hacer pasar a un toro que no quería pasar, como luego se vio en la faena de muleta.
La corrida de Juan Pedro Domecq correctamente presentada excepto los toros segundo y sexto más vareados. El primero devuelto por cojo y sustituido por otro de la misma ganadería, que se quedó corto en la muleta. Segundo potable, tercero con chiribitas, cuarto mansurrón que rompe a embestir, quinto descastado parado y sexto manejable.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Málaga, 17 de agosto de 2010. Manzanares, importante.
Seis toros de Juan Pedro Domecq, primero como sobrero, terciados segundo y sexto. Buenos cuarto y sexto. Enrique Ponce, estocada atravesada perdiendo la muleta, ovación que saluda. Estocada trasera atravesada, aviso, oreja. Morante de la Puebla, pinchazo, media, silencio. Bajonazo, derrame, bronca. José María Manzanares, estocada, oreja. Estocada desprendida, dos orejas.
Alejandro Escobar de la cuadrilla de Ponce fue asistido en la enfermería por el equipo medico del doctor Luna, de una herida en el muslo derecho con dos trayectorias, de ocho y diez centímetros, y otra en el mismo muslo pero en la cara posterior de 15 centímetros. De pronostico, grave.
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