Por Agustín Hervás
Es húmeda la noche. Los carros llantean sobre el asfalto. El trémulo ruido que a los oídos llega en esta hora octava, acompaña al olor del ladrillo febril que se hace más penetrable en las pituitarias que toman regolfo de invierno. Ya descasa La Malagueta cubierta por un manto de condensada esperanza azul. La resistencia por las calles y de esquina en esquina toma la puerta del cuartel general. El trago de Ribera se agradece. Las ropas huelen a frío. El invierno está a las puertas.
A medida que pasa el tiempo, doblada la temporada hacia las Américas. La primera temporada de esta nueva empresa. Más se viene a la memoria ese sesenio ominoso que ha sufrido La Malagueta. Cuando perturbado en el recuerdo, comparar es medir, no encuentra el análisis de lo grande que para algunos fue, y de lo pequeño que para otros quedó. No perdura en la memoria de este notario de la resistencia nada más que acciones u omisiones contra una fiesta noble y pura, y no perdura porque de tal grado se anestesió a la afición, que se hizo de ella un pelele en pleno motín.
El quinto hombre ha llegado cargado de ideas. Sabe a lo que nos enfrentamos pero gusta de haberlo encontrado escrito, quizás, porque el autor no lo sabe, por otro resistente desconocido, que ha perjeñado en un libro el epitafio de la fiesta. El quinto hombre nos ha leído un pasaje de: ¿Suspiros de otra España? La Fiesta ante el siglo XXII, de Felipe Garrigues... y termina con grave afectación "la fiesta se muere por si sola" "¡mueren, mueren!"
Que La Malagueta sufrió una catarsis en el sesenio, nadie lo pone en duda. Sin embargo esa transustanciación lo ha sido para los malaguitas a mejor, pero para el aficionado lo fue a peor. Por eso la resistencia entiende que lo mejor que ha ocurrido en esta temporada, lo más importante de la pasada feria, fue el momento cuando voces, se levantaron y reclamaron toros. Fue un acto involuntario, sin urdimbre, pero nacido del pueblo como si de una naciente disidencia se tratara, en contra de la catarsis sufrida y del adocenamiento imperante. Y seguramente lo que más les fastidió a los poderes fácticos fue no poder señalar con el dedo el sector que discutía la armonía del universo creado. Todas las voces les descolocaron pues no partiendo de los del seis, supuestamente más dóciles por algunas prebendas obtenidas, ya no supieron a quien culpar. Los disidentes. El disidente comenzó en el tendido tres, siguió en el seis, de ahí al siete y luego al sol. Los disidentes ponían en solfa, gestión e historia. La sombra, callaba. La sombra, baremo de una sociedad decadente.
Puche no dijo ni mu. Fran Rivera se escoró hacia los chiqueros, buscando la salida, de suerte que las voces callaron. Luego el convidado, así entiende el vulgo a Puche en esta empresa, dijo que esto no pasaría el próximo año. Según cuentan los servicios de información de la resistencia, parece que se ha sentido engañado y quiere tomar las riendas. Las riendas en realidad, se informa, las tiene Rivera Ordoñez. Puche ha querido contactar con José Luis Fernández Torres, a través de un emisario, pero sólo para cambiar impresiones sobre la temporada y Fernández Torres, con la flema que le caracteriza le dijo al emisario:
.- Si Puche lo que quiere como empresario es ganar sólo dinero que no venga a verme. Si lo que quiere es, a parte de no perder, que se le recuerde al frente de esta empresa y que La Malagueta recupere su honra. Cuando quiera.
La resistencia ha sabido que aún, Puche, no ha dado señales de vida.
Que sea rentable o no La Malagueta está por saberse, lo que sí se sabe es que quien manda es, Rivera Ordoñez, que dicen, tiene muchos contactos en Sevilla y que por eso los políticos querían darle la plaza a él. Los espías de la resistencia han recibido ordenes del alto mando para averiguar los nombres de los contactos políticos de Rivera al que en las provincias vascongadas llaman Patxi y en la zona de Cádiz le llaman mata vacas. También la resistencia preguntará la causa.
El quinto hombre, resistente muy activo en toda la reunión, ha reparado en contar que Celia Villalobos a Rivera, en una televisión, le dijo que para el año que viene trajera a Málaga más toros y mejores toreros. El empresario se tiraba mocos y Celia le hacía mohines.
Se habla de Juan Ortega y su blog, dónde ha publicado la comparativa de los cánones de arrendamiento a pagar a la Diputación, del campo de fútbol a un euro y de la plaza de toros a 375.000. Quizás esto conteste a la duda metódica de saber si La Malagueta es rentable o no. Según el servicio de inteligencia, el contrato de arrendamiento del campo de fútbol se hizo en los tiempos de la desaparición del Málaga y la aparición del Malagueño y para que no aumentaran gastos, los listos de turno, hicieron un contrato indefinido por un euro. En La Malagueta, la inteligencia no entra a valorar el actual, en este momento, pero cuenta que si Manolo Martín Gálvez no hubiera sido tan garrulo, hoy día podría haber seguido siendo el empresario de la plaza debido a que en origen el contrato era hacia la familia y no personalizado.
En cualquier caso esto de los contratos es algo muy serio y nadie le echa cuentas porque en la actualidad Rivera, Puche y compañía lo incumplen. La empresa no ha dado lo ofertado. No han dado vacas para la escuela taurina. Esta ha sido la queja de Fernando Cámara, profesor. Lo ha sabido la inteligencia a través de uno de sus espías. Pero también el mismo espía ha dicho que Fernando es un resentido del toreo. De todos modos se abre un interrogante: ¿quién exige que se cumpla el contrato? La Diputación debería poner requerimientos.
En Málaga a tantos de tantos de dos mil tantos, doy fe, firmo y rubrico,
Yo, notario.