| ||
|
"en toros la verdadera revolución es la vuelta a las esencias, a la reafirmación del clasicismo; es decir, pureza, ortodoxia, respeto a la integridad del toro." Javier Villán.
| ||
|
'FÁBULA TAURINA': MORANTE DE LA PUEBLA
'FÁBULA GANADERA': 'LA QUINTA'. Encierro completo.
'ANTONIO BIENVENIDA': UCEDA LEAL.
'PEPE BIENVENIDA': JESÚS E. COLOMBO. Estocada.
'RAFAELITO BIENVENIDA': AARÓN PALACIO. Novillero.
'LA ÈPICA EN EL TOREO': ISAAC FONSECA - JUAN DE CASTILLA.
-PREMIO 'PAÑUELO DE ORO': D. JOSÉ LUIS GONZÁLEZ GONZÁLEZ. Presidente de Corridas.
--PREMIO "BIENVENIDA" A LA TORERÍA: D. LUIS DE LA FUENTE DEL CASTILLO. Seleccionador Nacional de Fútbol de España.
Ha sido en el "Cuarto Bienvenida" del restaurante Sotero, dónde ha tenido lugar la reunión del jurado del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida que otorga, en su XXV edición, los tradicionales trofeos correspondientes al abono de la Feria de San Isidro 2025, 'Fábula Taurina', 'Fábula Ganadera' y 'Pepe Bienvenida', y a los que se añadió últimamente el de 'Rafaelito Bienvenida' para el novillero triunfador.
Podría decirse que no pasa nada, que Morante es Morante y hay cosas que se le perdonan, que fue un poco a su trayectoria, o a las dos tardes que ha toreado este año. Podría decirse y lo dirán los apasionados, los forofos, los apóstoles de la fe morantista, y yo mismo, que no soy morantista, ni seguidor de ningún torero. Y es por eso por lo que dejo que otros lo saquen a hombros, mientras yo escribo lo que vi.
El cuarto fue un toro protestado de Juan Pedro Domecq, hierro de toda la corrida. Era alto de agujas y con cuerpo, que no trapío. Se dejó en los dos primeros tercios y en la muleta se dejó con nobleza, sin malicia, pero con la transmisión justa. Algunos no creían que el toro aguantaría y que Morante aliviaría. Se equivocaron. Morante estaba bozalón, rejuvenecido, radiante, con ganas de todo y con oficio, ideas, tablas y lo que se llama torería, metió al personal en la buchaca, callando las protestas con las que empezó la faena. Pero al entrar a matar la espada se le fue baja pese a haberse perfilado y atacado bien, pero se le fue baja la espada y ante la petición mayoritaria y el antecedente de la corrida anterior, el presidente se acojonó y le dio la oreja.
Sin embargo tengo que decir que en el primer toro, al que le cortó también la oreja, Morante dio la mejor estocada de esta temporada en Las Ventas. Entró en corto y por derecho y con un acero cuya hoja era un poco más ancha de lo habitual. Arriba del todo y entera lo dejó firmando una faena vibrante de personalidad, colocación y cercanías. Se repuchó en varas, se dejó en corto en banderillas y en la muleta fue un buen toro, justito en el recorrido pero bondadoso y noble.
A Morante lo sacaron a saludar nada más romper el paseíllo, quizás por su tarde anterior, y el correspondió a toro levantado con un ramillete de verónicas y chicuelinas. La faena la brindó a la infanta Elena, hermana del rey Borbón.
Otra oreja cortó Fernando Adrián al segundo del encierro, un juanpedrito terciado al que recibió con verónicas y su media y al que Borja Jiménez le hizo un quite por chicuelinas, muy bueno. El toro que fue de largo al caballo se dejó y cumplió en palos. Acudió a la muleta por el pitón derecho, de largo, siendo bueno y con fijeza, por el izquierdo bueno también con recorrido. Fue un toro excelente que se toreaba solo. El madrileño, acompañó, ligó, pero lo vi precipitado y sin reposar sus muletazos. El toro que se toreaba solo debió tener mejor faena. Más profunda, más seria.
También le vimos buen toreo de capote en el quinto y una faena de muleta que abrió de rodillas. Cuando se incorporó quedaba descolocado, se puso encimista, pegó muletazos sin que la faena rompiera. Le arreó un metisaca ignominioso a un toro que siendo bravo en el caballo se vino a menos y buscó tablas al final de la faena.
No comprendí la actitud de Borja Jiménez. Toreó a la verónica aceptablemente y puso voluntad en la faena sin que el toro ayudara. entonces Borja tiró de unipase sin aprovechar las inercias del toro en las embestidas. No se iba a comer a nadie. Le protestaron las cercanías. Este tercer toro que fue bravo en el caballo y tuvo pies en banderillas se gastó tanto que en la muleta se vino abajo aún teniendo calidad. Un Borja canino podría haberlo aprovechado mejor. Mal con la espada. Igual que en el sexto donde dio un mitin con el acero. A este toro, grande, en bravo, lo picó Sandoval y fue aplaudido. Cumplió en banderillas y se apagó en la faena. Casi un calco del tercero. No pasó de voluntarioso. Un trasteo que no rompió, y un Borja raro y desdibujado.
La corrida de Juan Pedro, cinqueña, basta y desigual no fue brava. Un toro bravo es en todos los tercios. Le valió a Morante, pero a los otros dos toreros, más acostumbrados a la casta , no.
¡Aquí paz y allí gloria!
Solo Robleño, muy arropado toda la tarde por la afición madrileña dio una vuelta al ruedo. Es lo que tiene hacer las cosas medio bien en una tarde variada con momentos insípidos, otros interesantes y algunos peligros.
Que se anuncien los toros de Adolfo Martín en esta plaza es patente de corso para la ganadería y no debiera ser así. A veces el sectarismo de los madrileños, se deja caer por esta plaza y convierten una corrida muy deficiente de presentación, en un remanso de paz cuando debieron ser protestados casi todos los toros. Luego el juego. Todo se le perdona a los adolfos. La mala presentación, el descaste, el peligro, y cuando un toro mete la cara y se deja en varios muletazos se callan las faltas de los toreros.
Con su pan se lo coman que dice en un comentario de la corrida de ayer mi querido amigo Juan José Franquelo.
Y luego sale un sobrero (el titular de Aldolfo se descacharró en la lidia) de Martín Lorca, bisonte, impropio, seguramente muy barato, Simón Casas es un tratante magnífico, que dio un juego pésimo y que deshizo el ritmo de la corrida.
Mis respetos para Fernando Robleño. Se va como llegó, en silencio y con un oficio necesariamente aprendido en la guerra de las corridas duras y del entrenamiento Samurai de todos los días. Oficio que deberá tener su proyección en las escuelas taurinas. Véase la foto de más arriba y quede todo dicho de su torería y valor.
Antonio Ferrera sigue siendo un fantasma de este oficio. Parece que lo hace bien y no es para tanto. Sus manifiestas carencias de técnica las tapa con toreo superficial y alardes de valor , aunque a veces acierta. En mi opinión, una vez que se fue Luis Francisco Esplá, el más mentiroso de los mentirosos, queda en su representación Antonio Ferrera. Al tiempo.
No ha sido la feria de Manuel Escribano, y esta no ha sido la corrida. Le tocó el lote mas dispar. Un tercero muy peligroso y un encastado sexto, el único toro que salvó la corrida. El sevillano no me convenció. Ni en uno, ni en otro toro. No se si será por lo que he oído de que va a matar seis toros de Victorino próximamente, pero no lo veo al cien por cien. Es cierto que su oficio tapa muchas cosas, hasta la desilusión. Pero no es ilusión de torero irse a la puerta de toriles, sino necesidad y eso precipita todo, hasta la razón. Bueno, es un torero con muchas tablas y en cualquier momento resucitará.
¡Aquí paz y allí gloria!
Era evidente que la gente (aficionados y tontódromo) esperaban al sevillano. Borja está bozalón. En sus diez años de alternativa todo fluye y ve toro en todas partes y si no lo tiene, él se lo inventa y merece la pena que lo haga pues su torería y oficio nos satisfacen. En Borja vimos ayer lo más reunido de la feria, lo más enjuto y entregado, y si me apuran lo más serio por redondo. El chaval estuvo a la altura, salvo los errores con la espada, que como se sabe, Madrid los hace pagar, a veces. Pudo abrir la puerta grande. Cortó una oreja. Suficiente castigo.
La corrida de Jandilla me gustó, no de presentación, desigual, pero si de casta, con embestidas largas y emocionantes, toros humillando y dejándose con interés en las faenas. Jandilla recuperó el prestigio de lo de Domecq, encastado y nada chochón. Si esa es la línea a seguir, no habrá que perderse las próximas corridas anunciadas.
¡Aquí paz y allí gloria!
Una vuelta al ruedo se me antoja un balance muy pobre para una corrida en la que toda la atención radicó en el toro.
En realidad lo que aconteció en el ruedo de las Ventas se puede resumir en una pregunta que alguien del tendido le hizo a Joselito Adame mientras trasteaba interminablemente al quinto toro: ¿TE QUEDA MUCHO?
Casi todos los toros de Lagunajanda tuvieron interés en su lidia, otra cosa es que los de luces, todos, supieran enjaretarlas.
Cuando aquel aficionado le preguntaba al mejicano es porque Joselito se puso pezorro. Había empezado entonado el trasteo, haciendo cositas que parecían algo y no eran nada y por eso la gente, ni caso. Acompañaba (verbo de moda en el toreo perfilero) y la cosa no rompía. El toro quinto, mal picado por difícil en el embroque al peto, que cumplió en palitroques, fue manejable, noble y bueno. ¿Qué mas se puede pedir a un toro embistiendo? Pero es que en el tercero de la tarde, que se venía embistiendo, luego muy seguido y dejándose bien por ambos pitones, Adame, dio un recital de perfilería y un sainete con la espada.
El chaval confirmante, Alejandro Peñaranda, no me dijo nada en el toro de la confirmación , vulgar. Temí estar ante otro paria de este oficio porque el torito, terciado, se dejó bien y con bondad, aunque yendo a menos. Menos mal que luego lo arregló en el sexto toro, otro terciado que solo tenía cara. El torito que se dejó bien en los dos primeros tercios llegó a la muleta con viaje y humillación, y el chaval, la verdad, lo hacía bien. Se colocaba, lo llevaba. Le daba la distancia. Lo entendía con corrección, yendo la faena de menos a más. Dio una estocada trasera y caída antes de la vuelta al ruedo.
Me decepcionó profundamente Manuel Escribano. No quiero caer en el tópico de que los toreros acostumbrados a gayumbadas, luego con los toritos tiernos no dan la talla, pero es lo que yo vi en Escribano.
El torito segundo descabalgó al picador por un derrote y luego se dejó pegar. En banderillas tuvo muchos pies y Escribano que las puso, las puso pasadas para que el tren de la embestida con motor no lo arrollara. A la muleta llegó el burel con fiereza al principio y luego se fue atemperando, humillando, hasta que se aburrió y se quiso ir. A mi me pareció un toro interesante que se aburrió porque no vio enemigo por delante. Nada dijo Escribano en el trasteo. Muchos muletazos pero siempre entando por debajo del interés del toro. Mal con la espada. Es verdad que el toro se movía en el momento del embroque.
El cuarto toro estuvo bien presentado. Manso, huyendo del caballo tuvo muchos pies en banderillas que resolvió el sevillano poniendo un primer par, pasado, (el motor es el motor), un segundo quebrando y al violín, y tercero sentado en el estribo y al quiebro. Por lo aparatoso de estas suertes parecieron pares mejores, pero ¡qué va!
Llegó con fiereza a la muleta, calamocheando, pasaba y no remataba. Las embestidas fueron a menos, yéndose sin irse de la suerte. Escribano se había ido a chiqueros en esa moda de colocarse de rodillas en los medios, que no en las rayas. Un signo de valentía pero menor. Ahí el riesgo es menor y el peligro se ve venir con lo que da más tiempo a reaccionar. Comenzó la faena con pases cambiados y estuvo delante pero no llegó a la concurrencia. No dijo nada. Aquello no rompió. Trasera.
¡Aquí paz y allí gloria!