DIEGO VENTURA SALE A HOMBROS DE LAS VENTAS.
FOTO DEL DIARIO MARCA.
Era la salida número de 18, y eso da igual, porque unas fueron merecidas y otras no tanto, como esta.
Sabido es que el público venteño de rejones no es el mismo que el de las corridas a pie, y el de estas, dependiendo el cartel, tampoco es el mismo. De manera que cuando decimos que esto es Madrid, pues efectivamente, es Madrid con todos los condicionantes.
Dicho esto, habrá que decir que Diego se llevó el mejor lote. Su primero, que hizo segundo de la tarde pues confirmó la alternativa del sobrino de Rui Fernandes, fue un toro excepcional de la ganadería de Carmen Lorenzo, con tranco, bueno, noble, que fue ovacionado al arrastre. Ventura paró perfecto a la grupa con el caballo Joselito y con Fabuloso alcanzó brillantes momentos en las banderillas, sobre todo en un par en corto dándole todas las ventajas al toro que en tablas le ofreció los pechos del caballo que tranquilo esperaba la orden del jinete para batir. Y luego, (aquí es donde para mí le sobró la puerta grande) con el caballo Bronce hizo el número circense de rejonear sin cabezada, pero insisto, UTILIZANDO UNA MARTINGALA en el cuello para manejar al caballo, y por cierto, una martingala siempre es una martingala y es un alivio en estas artes rejoneadoras porque hay evidencias de que se pueden domar caballos para otras disciplinas sin necesidad de correajes. Pues bien, en los caballos para doma de rejoneo, si lo que se hace en ellos tiene trampa, no vale, y la martingala que emplea Ventura es una trampa, si ha de hacer este numerito que remate la doma del caballo para ejecutar esta suerte limpiamente, y si no que no lo haga. Por mí que de cualquier forma no lo haga porque esos números deben guardarse para los circos, claro que ahora hay otro inconveniente porque en los circos no se pueden usar animales, ergo, ya solo quedan las plazas de toros para hacer con animales números circenses. Ventura, dale una pensada a esto.
Con el cuarto, también de Carmen Lorenzo, manejable, rememoró faenas de garrocha, parando al toro con ella montando a Generoso un precioso caballo alazano de raza hispano árabe. Luego con Nazarí anduvo ortodoxo y hasta le cantó una señorita desde el tendido, (como en Jerez, y parece que es ya cosa usual en sus actuaciones). Por cierto que estas fueron las últimas banderillas que puso montando a Nazarí porque a este caballo, en un sentido final de actuación, lo volvió a sacar al ruedo y quitándole montura y cabezal, significando la libertad que le daba, no volverá a torear más. Lo retira. En este toro le concedieron otra oreja y le pegaron bronca al presidente por no conceder la segunda.
Leonardo Hernández (el sin zahones), con un toro manejable de Carmen Lorenzo puso banderillas buenas con Sol en una discreta actuación en general. Al caballo que sacó para rejones de castigo le vimos sangre en el hocico en la zona de la muserola, y es que algunos caballos que son duros para someterlos de la cara necesitan una media caña que se disimula debajo de la muserola y a este caballo por darle tirones le hizo sangrar.
El quinto toro de Los Espartales fue un manso que a punto estuvo de saltar al callejón, parado y de media arrancada, fue pitado al arrastre. En su trasteo Leonardo dio muchos caballazos y además cuando no le salían las cosas bien, se enfadaba transmitiendo al público su enfado con expresiones y malos humores. Lo avisaron y tuvo que echar pie a tierra para descabellar.
El toricantano Duarte Fernandes (sobrino de Rui Fernandes) también montó de corto y sin zahones y no a la federica como todos los portugueses, y utilizando monturas portuguesas. Esto es porque en Portugal aún no ha tomado la alternativa (según comentó Rafael Peralta en Mundotorotv) y hoy confirmaba en Madrid porque la alternativa fuera de Portugal la tomó en Francia. Dicho esto el toro de su alternativa de la ganadería de los Espartales fue bueno y él estuvo a gran altura confirmándome lo que le vi en Jerez: una monta exquisita, un aplomo extraordinario, y ortodoxia en su hacer y conocimientos del toro para ejecutar las suertes. Con el caballo H Quiebro brilló a gran altura. Falló con los de muerte.
En el sexto toro con el hierro de El Capea que fue manejable, estuvo aseado, su actuación bajó de tono con batidas a destiempo, con fallos en la colocación y más nervioso que en el toro de la confirmación. También se atascó con los rejones de muerte y le sonaron dos avisos, echó pie a tierra y por una lesión en la mano derecha que se hizo durante la lidia le costó descabellar.
¡Aquí paz y allí gloria!