En la tarde de ayer se celebró la corrida de toros de feria en la localidad navarra de Lodosa con puerta grande para el torero de Ronda Javier Orozco.
El resultado del festejo fue:
Manuel Sanz fue uno de los veterinarios más brillantes que intervino en la plaza de toros de Las Ventas, (Madrid) y uno de los estudiosos persistentes del toro bravo aportando a la tauromaquia pruebas documentales de la importancia y dignidad para con el toro bravo. Como anécdota este veterinario fue el único que devolvió en Las Ventas toros de Victorino Martín por falta de sustancia córnea, y Victorino se cogió tal rebote que dejó de lidiar en España durante varias temporadas.
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Ferrera se encerró con seis miuras, estuvo solvente y cerró la feria del reencuentro pamplonica.
Los toros desigualmente presentados, tercero anovillado y sexto avacado y de desigual juego. El primero malo y Ferrera le anduvo con breve trasteo. El segundo se dejó y Antonio también dejó su impronta, le cortó una oreja. El tercero malo, se dobló con el y dio un mitin con la espada. El cuarto se dejó a media altura y Ferrera anduvo con oficio y con cabeza. El quinto sin fuerza se defendió, el torero no tuvo opciones. El sexto al que picó el matador llegó imposible a la muleta, pero lo trasteó lo mejor que supo y le cortó una oreja.
¡Aquí paz y allí gloria!
FOTO DE MUNDOTORO
La seriedad, la técnica, el oficio y la seria verdad de Miguel Ángel Perera ha sido lo que más me ha causado sensación en esta tarde pamplonesa. Las distancias, los toques, la ligazón y sobre todo el compromiso con su oficio le hacen poseer un valor recio, castellano se diría en otro tiempo, que lo ameritan para concursar más a menudo en el circuito ferial taurino. Con el mejor toro, quizás, de la feria, estuvo muy centrado desde que comenzó el trasteo de rodillas modo en el que templó y se gustó en la tanda. En el cuarto tiró de técnica y conocimiento de los terrenos. En ambos cortó una oreja.
Paco Ureña pechó con el lote menos lucido pero igualmente tuvo disposición, a veces arrebatada por el deseo de cortar los trofeos, que si llegaron en el quinto al que le cortó una oreja.
Roca Rey cortó una y una saliendo junto a Perera por la puerta grande después de dos trasteos casi similares en los que intercaló el toreo bueno con el efectista y sobre todo el de las cercanías que tanto arrebata a sus seguidores.
La corrida de Victoriano del Río de muy interesante juego, con un toro excepcional, el primero, con un cuarto manejable, segundo bueno, tercero encastado al que le dieron la vuelta al ruedo, quinto a menos y sexto menos potable.
¡Aquí paz y allí gloria!
FOTO DE EFE
La corrida de toros de Jandilla lidiada en Pamplona ha sido una corrida completa por su presentación, por su juego y por sus embestidas. Ha habido toros bravos como el quinto. Nobles como el primero y el segundo, y malos como el sexto, pero en su conjunto ha sido un encierro de muy alta nota que ha puesto de manifiesto las carencias de la terna. En otro tiempo se hubiera dicho que estos buenos toros habrían descubierto a malos toreros pero como hemos de presuponer que la terna de hoy no eran malos toreros porque el público y la crítica los ha aupado hasta el estrellato, pues yo me taparé la boca y diré que con su pan se lo coman y el que la lleva la entiende.
Diego Urdiales debería haber cuajado a su lote con más fundamento. En el primero porque se dolía de la mano derecha y no quiso meterse con él, pero la bravura del animal le impidió claudicar, la emotividad de Urdiales, si claudicó. El cuarto mas correoso pero manejable tuvo posibilidades buscando una bragueta más decisiva que la que tuvo enfrente.
Talavante, el torero de la mano negra, no se enteró del lote que tuvo. Siempre andando entre las nubes pero embragetarse no se embraguetó con ninguno de sus toros. El segundo noble pero sin fuerza requería distancia y no encimismo. El quinto bravo y noble que fue ovacionado al arrastres requería mucho fundamento y menos posturitas.
Ginés Marín anduvo soso con el tercero, un buen toro y nada pudo hacer con el pésimo sexto.
Y efectivamente, a una corrida que se le podía haber cortado diez orejas, los toros se las llevaron puestas y es aquí donde, en broma claro, se suele decir que debieron ser los toros los que le hubieran cortado las orejas a los toreros, que vaya, también se las llevaron puestas. ¡Es un mundo difícil e injusto para el toro bravo!
¡Aquí paz y allí gloria!
Colombo fue el único matador que cortó una oreja en la corrida de Cebada Gago, y la cortó por listo, como aquel detective americano con un ojo a la virulé que después de estudiar a los sospechosos siempre acertaba con el asesino. Eso mismo hizo este joven torero que llegó a la plaza, estudió la situación y dijo, yo en el sol estoy más a gusto y más arropadito. Y las peñas lo acogieron y lo recibieron con lanzamiento de objetos, una botella, unas gafas, un sombrero, en fin, pero no para incomodarlo, sino para agasajarlo y Colombo fue y planteo faenas a sus enemigos y zasca en el sexto hubo suerte porque después de hacer una faena frugal y nada ajustada pero con acierto, le dieron una oreja. En el tercero no fue posible porque el toro no colaboró.
Los toros de Cebada Gago, desigualmente presentados pero con cara, no dieron el juego esperado los lidiados en segundo, tercero y cuarto lugares, y más manejables, primero, quinto y sexto.
Juan Leal valentón, arrojado y con oficio, cumplió sin apreturas en su lote.
Román pasó inadvertido en el segundo. Nadie le hizo caso en su trasteo. En el quinto más entonado con tandas dulces y templadas.
¡Aquí paz y allí gloria!
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La Palmosilla ha echado en Pamplona seis toros de categoría. Buen presentados y armados y de un extraordinario juego. El mejor lote el de Escribano. El de Rafaelillo que recibió una gran paliza del cuarto tuvo su contrapunto en el segundo del lote dejándose pero de menor calidad. Y el lote de Leo Valadez dentro de lo bueno, el menos bueno.
Rafaelillo cortó dos orejas al primero y una al que lo revolcó, en unas actuaciones influenciadas por la sicología de torear siempre corridas duras, pero resolvió con presteza las embestidas que merecieron un toreo más reposado y de más poder ante unos toros que tenían casta.
Manuel Escribano cortó dos orejas al segundo y por pinchar al quinto no obtuvo trofeo. Me hubiera gustado mejor toreo de parte de Escribano ante tanta calidad como tenían sus toros. Dentro de que estuvo bien, estos toros exigían estar mejor.
Leo Valadez estuvo toda la tarde muy bullangero y poco reposado, cortó las dos orejas del tercero y porno acertar con la espada perdió las del sexto un toro que mereció más reposo en el trasteo y mejor entendimiento.
El palco excesivamente generoso en orejas debió haber premiado a varios toros con vueltas al ruedo pues estuvieron por encima de los toreros.
¡Aquí paz y allí gloría!
La corrida de Escolar ha tenido en denominador común de haber sido de seis toros como seis demonios de pitones y de juego, pero afortunadamente el buen oficio de la terna ha impedido que estos los metieran en el hule. Algunos se han dejado con el capote, alguno se ha despistado y se ha dejado pegar algún natural, y el sexto hasta incluso se ha equivocado y se ha dejado pegar más pases de la cuenta. Pero que eran demonios, eso ha sido el padre nuestro de la corrida de hoy.
Joselito Adame que se presentaba en esta plaza con valor y resolución ha salido indemne de las tarascadas de las garras de sus demonios y ha aprendido como son los "escolares" españoles.
FOTO DEL TWITER DE RUBÉN PINAR.
Rubén Pinar ha brillado expresamente con su lote pues consiguió lo imposible con el segundo, que fue darle unas tandas de naturales resolviendo con oficio y valentía cualquier otra interrogante en su lote. Especialmente me ha gustado este torero en la tarde hoy por su concepto de la disposición y de ver rápidamente los huecos aprovechables que dejaba cada toro de su lote.
Javier Cortés que también se presentaba en Pamplona tiró de oficio para enfrentarse al tercero y en el sexto fue el único de la terna que pudo torear algo, pero sin lucimiento claro.
¡Aquí paz y allí gloria!
Corrida encastada. Desigual de presentación y brava en conjunto. La regularidad de este ganadero en las ferias más importantes es significativa y eso es un valor en alza para la tauromaquia del momento.
Daniel Luque tuvo una actuación en conjunto muy buena, resolviendo y dejando claro que le funciona la cabeza y el corazón en este oficio. La madurez de este torero sevillano es muy importante pues para el aficionado ortodoxo significa un valor de conservación de los principios elementales del toreo. Cortó una oreja al cuarto y debió cortar también la del primero.
José Garrido cortó otra oreja al quinto en dos faenas distintas, más festiva la del segundo y más entonada en la del triunfo en la que los naturales brillaron bien aunque también su toreo ligado pero muy despegado.
Álvaro Lorenzo que se presentaba en esta plaza cortó la oreja del tercero en una faena de corte clásico aunque le pesara el entorno. Con el sexto, el toro menos potable del encierro lo mató muy mal y no pudo cortar otro trofeo.
¡Aquí paz y allí gloria!
Cartel estrella para le centenario de la plaza y un gallito que no se deja ganar por nadie. Al torero Peruano Roca Rey que descubrió en Marbella mi amigo Juan Cintrano, no hay quien le tosa y hoy tenía compañeros de cartel para toserle. Cortó tres orejas y realizó dos faenas con la impronta del temple y del efectismo. Es decir, toreó primero para la sombra y luego para el sol.
Morante de la Puebla que vistió de payaso estuvo aseado en el primero de lidia ordinaria y detallista en el cuarto. Su lote debió ser aprovechado mejor pero él anduvo por el alivio y el detalle disimulado. Cortó una oreja a su segundo.
El Juli estuvo en maestro, primero educando a los toros a embestir y luego toreando, y dejándonos ese sabor del toreo maduro y de siempre. Cortó una oreja a cada uno del lote.
Abrió plaza Pablo Hermoso de Mendoza con un extraordinario toro de Carmen Lorenzo al que realizó una importante faena llena de temple y dominio de los terrenos y las cabalgaduras. Cortó dos orejas.
La corrida de Núñez del Cuvillo desigual de presentación pero manejable con un toro especialmente bueno, pero justo de fuerzas, como lo fue el sexto.
¡Aquí paz y allí gloria!
Salir por la puerta grande de la plaza de Pamplona solo por el motivo de ser paisano del personal no me parece la mejor forma de presentarse en su casa. El niño de Pablo realizó dos faenas muy interesantes a los toros del Capea pero falló con los rejones de muerte y por eso Guillermo Hermoso de Mendoza no debió obtener esos fáciles trofeos porque su compañero de cartel, el sin zahones, Leonardo Hernández realizó dos faenas muy completas, incluso más meritorias que las de Guillermo y por fallar también con los aceros de muerte no fue premiado.
No es que el muchacho pamplonés no se lo merezca, pero entiendo que todas las facilidades que le están dando en su hasta ahora corta carrera le podrían pasar factura cuando vaya avanzando en edad y quizás en sabiduría torera.
Acartelado también estaba en esta corrida de rejones sanferminera Roberto Armendáriz que fuera de sentirse acomplejado entre estas dos figuras, el ya veterano rejoneador brilló a gran altura, que también falló con los de muerte y que como también es paisano se llevó una orejita del quinto de la tarde.
De no haber sido por los fallos en el tercio de muerte, la corrida hubiera sido apoteósica por la calidad de los tres rejoneadores y el excelente juego de los toros de la familia de El Capea.
¡Aquí paz y allí gloria!
Rotundo el coraje y la entrega del novillero mejicano que supo meterse al público pamplonés en el bolsillo. Todo con entrega y disposición condiciones de la valentía que atesora este novillero muy comprometido con su afición y su profesión ante las voces animalistas que también amenazan en su país.
Jorge Martínez se fue de vacío por pinchar a su lote. En el primero viendo que no sacaba partido se puso a tontear en terrenos de cercanías y le echo mano el de Pincha. Al cuarto lo metió con astucia en el canasto y lo hizo mejor de lo que era.
Álvaro Alarcón pecho con un tercer novillo complicado y estuvo más en el aire que pisando arena. Al sexto le cortó una oreja fácil sin mérito, más que todo a la voluntad puesta toda la tarde.
Los novillos de la ganadería de Pincha, correctos en su presentación, el primero noble embistió de más a menos. El segundo muy bueno que derribó en varas fue premiado con la vuelta al ruedo. El tercero complicado y peligroso. El cuarto de menos a más. El quinto fue aplaudido en el arrastre. El sexto se dejó.
Aquí paz y allí gloria.
