TERCIO DE QUITES
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
El Puri, aquel chaval cordobés que logró salir por la puerta grande de las Ventas tres temporadas seguidas, dice que en esta reunión de amigos se encuentra a gusto, que nadie le pregunta cuantos olivos tiene, cuanto ganó en el tiempo que se vistió de luces y nada que deba importarle a la gente más allá de lo que significó su tiempo de torero.
En esta reunión de amigos que denominan Tercio de Quites y que ya tiene una solera de casi más de 20 años en la Córdoba taurina el tiempo pasa rápido cuando la conversación y lo que se dice interesa y lo que interesaba el lunes fue la revolución que significó dentro de las estructuras taurinas la recuperación de la dignidad de la plaza de toros de Málaga vista a través de su principal impulsor y el legado que quedó y que ya demasiado tarde recogió el continuador, no de una labor sino de una idea.
La revolución por la dignificación de la plaza no fue un hecho tan aislado como pudieran ser los acontecimientos en una plaza del sur, sino que su transcendencia fue incluso más allá de Andalucía llegándose a organizar seminarios de presidentes por toda España. Voces llenas de autoridad y criterio se elevaron en contra de la pillería de los taurinitos para defender a la afición y al toro, este como origen de la fiesta y aquella como mantenedora del mito. Los equipos en Almería de Pepe García, en Córdoba de Manolo, en Salamanca de Alberto Gallego, en Jaén de Sabina, (sí el hermano del trovador) y en tantas otras plazas, como se verá de segunda categoría, donde siempre el oprobio había campeado y que a partir de la revolución malagueña fueron elevadas, cuanto más a la consideración de toreros y al miedo de los taurinos.
Los asistentes, variados en su generación y bastantes en el número de cupo para el local, tienen por costumbre reunirse para hablar de toros todos los lunes sin falla, y aquel fue el día de explicar por José Luis Fernández Torres el lugar donde se encontró esta maravilla de plaza; en el suelo, y el lugar a donde se intentó llevar; a la dignidad de lo taurino.
Del toro Chanquete al toro de Málaga que por aquel entonces no era más que el toro que en todas las plazas debería lidiarse, con su perfecto trapío, ni más grande, ni más chico. De aquellos medios de comunicación que apoyamos la cruzada y que ahora están adocenados y algunos vendidos, y como aquella gesta canalizó e influyó en plumas como la de Vidal que escribió que ya no era necesario ir a Bilbao para ver buenos toros, que en Málaga los había y Vicente Zabala padre que dijo de José Luis Fernández, el presidente de la perilla, que era el mejor presidente de España. Cosa que debió ser verdad porque no queriéndolo en Málaga lo han llamado recientemente para presidir en Madrid cosa que de momento ha rechazado.
Sin embargo aquel empeño de dignificar la plaza le costó al presidente un gravísimo accidente de circulación y una enfermedad que aún arrastra. Se dignificó la plaza pero se creo un problema a los políticos que procuraron por todos los medios arrojar del palco a Fernández hasta que lo consiguieron ayudados por la prensa sobrecogida de los renglones torcidos y oscurantista que escribieron Pacurrón en el Diario Sur y Salvador Pascual en la Revista Aplausos.
Aquella recuperación que no había sido nada más que una cuestión de autoridad, no les gustó a los políticos porque a los políticos y ahora se ve con el nuevo reglamento andaluz, no les gusta nada de lo que suene a presidentes policías. Quizás por eso el bache en el que entró la plaza después de este presidente, fue debido al advenimiento en el palco de Málaga de ineptos e incompetentes presidentes nombrados a dedo por políticos más próximos a la corrupción ética que a la honradez humana y que temiendo a la autoridad, por falta de esta, hundieron la plaza que a la vuelta de años se encontró con otro presidente a tener en cuenta.
Fue Santiago Dueñas actual presidente, de entre una terna, de la Malagueta prudente y comedido en sus exposiciones a los asistentes reunión del Tercio de Quites, seguramente debido al cargo que ocupa, no ya solo en la presidencia sino por ser miembro activo del Consejo de Asuntos Taurinos de la Junta de Andalucía y por tanto asesor de José Antonio Soriano, ese político andaluz que con ahínco quiere sacar el reglamento andaluz y que en realidad busca votos en el mundo de la tauromaquia de la región. Dueñas tras el bache se encontró una plaza destrozada en cuanto a la afición, que había perdido el rumbo del trapío del toro y a la que los toreros vienen a comer Chanquetes y tomar el sol del Mediterráneo, quizás por eso la pasada feria estuvo a punto de suspender una corrida de toros y quizás por eso el aficionado cabal haya depositado en él las esperanzas de una nueva resurrección. Para él la recuperación de criterios limpios a seguir en la regeneración malagueña supone un real enfrentamiento con la incompetente empresa que es mantenida por unos decadentes políticos socialistas con el consentimiento de los populares y una constante tensión con los profesionales que como el Juli le han llegado a decir que él va a Málaga cobrando una cantidad por torear una birria de corrida y que si ha de torear otra cosa su caché sube.
Para los buenos aficionados de la tertulia que está al ladito de La Torre de la Malmuerta en Córdoba, saber de las bambalinas del pasado y del presente significó no un descubrimiento, ellos saben de lo que va esto, sino una confirmación de las corruptelas de la tauromaquia que en mi opinión no se subsanaran sin la autoridad que debería regir la fiesta.
La noche que transcurría fuera, fría y ventosa, lo era dentro, caliente y emocionante hablando de esto y de más cosas: el indulto, las presidencias de seglares y de policías, de a donde vamos porque ya sabemos de donde venimos, de la suerte de varas, de las puyas y de los caballos, y claro en realidad hay cosas que no cambian por eso viene a pelo la cita de Enrique Vila allá por el año 48 del pasado siglo cuando escribía sobre una corrida celebrada en Córdoba el 26 de mayo: "que Pepe Luis Vázquez se las hubo de primera con el otro toro bravo de la corrida (de Bohórquez) al que el excesivo humanitarismo de una parte del publico restó el puyazo que necesitaba (el toro) para quedar al temple justo del toreo que todo el mundo espera del maestro de San Bernardo". Y continuaba: ¿cuándo vamos a enterarnos de que a los toros bravos y de poder hay que picarlos tanto como pidan su poderío y bravura...?
27 febrero 2006
21 febrero 2006
JULIO ROBLES, GLORIA EN SEVILLA
JULIO ROBLES, GLORIA EN SEVILLA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
El 13 de abril fue un gran día para mí, por fin supe lo que era entrar en Sevilla, ¡tantos años y fue cuando fue, ni antes ni después! No es que el cartel fuera de mi total agrado, por los toros, bueno, los de Manolo González son siempre de garantía, pero sé que Victoriano peleó lo mejor, además todos sabemos lo que a los salmantinos nos cuesta que nos pongan en Sevilla y luego además entrar en su afición, por eso jamás olvidaré aquel abril del 89. Cuando miré al cielo azul de Sevilla comprendí que el mejor vestido sería el azul y aunque las copas de los arboles cimbreaban ligeramente no me preocupó el viento.
Salió el primero, guapo, de 463 kilos y con el numero 65, un negro mulato que me dijeron se llamó Manchado. Lo tocaron Pedrín y Chocolate y me lo pusieron para dos Medias Verónicas con remate de Revolera. Legionario me esperaba llevándolo con recortes. Pegó fuerte en el peto empujando aunque luego se durmió. Pensé un quite por Chicuelinas pero en la primera se me metió el toro y me llevó por delante desarmándome, tuve que correr despavorido, Mendes en un detalle me dio mi capote y la Montera. En la segunda vara se dejó pero con menos acometividad. El Legionario lo sabía y lo cuidó.
Fernando Martín dejó el primer par de banderillas al paso pero muy habilidoso. Pedrín se colgó en el segundo aunque se le fue a la arena un palitroque y otra vez con facilidad cerró Domínguez.
Debo confesar que al principio no sabia muy bien como plantear la faena y por instinto me salí cerca de la primera raya, le pegué dos muletazos de tanteo por alto y otros dos más al hilo del pitón para colocar el toro entre las dos rayas. Después entrando en faena al segundo muletazo por el pitón derecho el toro se cae, en los dos siguientes igual. Yo quería bajarle la mano pero tenia miedo de la flojedad del toro. Le di tres más y al vaciarlo por alto se me metió debajo.
La siguiente serie la empecé con precauciones, un poco despegado pero le ligué cuatro por la derecha y lo rematé por alto, ya el toro me gustó más, no obstante no me atrevía a sacarlo a los medios y comencé los naturales entre las dos rayas. Tenía que ser aquí, el primero largo hasta el final luego dos desmayados para vaciar con uno de alivio por alto y ligar el de pecho. Casi no puedo describir lo que sentí cuando el maestro Tristán echó a tocar la banda de Tejera. ¡Mi primera música en Sevilla y sonaba Manolete!
La sexta serie con la muleta en la derecha la arranqué desde las tablas, quise abrirla con un trincherazo que los sevillanos me jalearon, luego di dos buenos y al tercero el animal se me quedó debajo, entonces improvisé. Otra vez la izquierda, yo ya estaba embalado, pero no debía abusar, lo bueno si breve dos veces bueno, le di cuatro, en el primero se me ciñó el toro yo me compuse como si nada, en los tres siguientes me gusté. Me fui por la espada, reposó el toro, le arreglé dos muletazos por bajo con la rodilla genuflexa y cuando quise darle el tercero se me quedó en el embroque y tuve que resolver con un trincherazo y un abaniqueo. Cosas de la geometría, acabé otra vez entre las dos rayas, me perfilé en la suerte natural sin darme ventajas y dejé una desprendida perdiendo la muleta. Paseé con gran orgullo mi primera oreja en La Maestranza. ¡Por fin!
No me gustó la salida del cuarto, 43, cornidelantero, de 500 en la tablilla y de nombre tan felino como Leopardo, después de visitar el burladero de Pedrín se fue a cocear el de Chocolate al que volvió para huir después. Lo intenté recoger desde el tercio con un lance con el fin de cerrarlo pero se fue y volvió, entonces le eché por dos veces los vuelos del capote a los hocicos esperando entrega y cuando llegué a las dos rayas le largué dos Veronicas a pies juntos, la segunda me enganchó, pero en el tercio le ligué dos buenas abrochadas con la media que el publico aplaudió mucho.
Se quería quitar el palo pero Aurelio lo sujeta con oficio. Todos nos mirábamos, a nadie le gustaba el toro, el segundo puyazo lo tomó porque sí. A chocolate se le caen los palos a la paletilla, Pedrín lo hace más bonito y en el tercer par toma precauciones Chocolate. Tengo mis dudas pero la sangre me hierve y debo colofonar la tarde. Cerrados en tablas lo recibo con un muletazo por alto, luego otro de tanteo y dos más por arriba que me salieron deslavazados. Me desanimo porque el toro pegaba oleadas. Pero tenia que ser. Le di tres derechazos con empaque y ligándolos, la gente estaba conmigo, pero no tenia aún las ideas claras, retiré del albero banderillas que me estorbaban y el viento me importunó la muleta.
Como el toro embestía descompuesto decidí fijarlo con la voz, pero me protestaba el animal. Me eché la muleta a la izquierda y con decisión y confianza le ligué cuatro naturales y el de pecho rotundos y otra vez la música, con esta misma mano, buscando bien la distancia me salió enganchado el primer natural, pausé, el segundo limpio y los otros luchando con la bronquedad del toro, pero este publico que sabe de lo que va esto me aplaude. No me encuentro a gusto y vuelvo a la derecha, lo cierro más en tablas a ver si cambia, abro con una trinchera y ligo los redondos a pesar del calamocheo del bicho. Entonces vi que ya no era posible nada más, quise terminar con ayudados pero solo me permitió uno, lo cuadré y de un sopapo lo tumbé. Los sevillanos me dieron otra oreja. Yo no cabía dentro del vestido. Mi sueño cumplido, Sevilla ya era mía.
Tomás Campuzano con el descastado segundo estuvo voluntarioso y con el quinto después de una lección de picar a cargo de Paco Martín, estuvo bien a secas.
Víctor Mendes que estaba con Gonzalito con el tercero muy justito de presencia lo banderilleó con suficiencia pero a la muleta llegó parado. Al sexto que devolvieron por falta de fuerzas se tiraron dos espontáneos que se hartaron siendo aplaudidos por el publico. Con el sobrero de Peralta puso un par al quiebro muy bueno y luego en la muleta nada de nada.
Sevilla fue mía pero Dios no quiso que lo fuera más, al año siguiente ya estaba en la silla de ruedas pero la gloria de ese día estará siempre en mi memoria y en la de los aficionados. Esa es la gloría del toreo lo demás es tierra y oración.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
El 13 de abril fue un gran día para mí, por fin supe lo que era entrar en Sevilla, ¡tantos años y fue cuando fue, ni antes ni después! No es que el cartel fuera de mi total agrado, por los toros, bueno, los de Manolo González son siempre de garantía, pero sé que Victoriano peleó lo mejor, además todos sabemos lo que a los salmantinos nos cuesta que nos pongan en Sevilla y luego además entrar en su afición, por eso jamás olvidaré aquel abril del 89. Cuando miré al cielo azul de Sevilla comprendí que el mejor vestido sería el azul y aunque las copas de los arboles cimbreaban ligeramente no me preocupó el viento.
Salió el primero, guapo, de 463 kilos y con el numero 65, un negro mulato que me dijeron se llamó Manchado. Lo tocaron Pedrín y Chocolate y me lo pusieron para dos Medias Verónicas con remate de Revolera. Legionario me esperaba llevándolo con recortes. Pegó fuerte en el peto empujando aunque luego se durmió. Pensé un quite por Chicuelinas pero en la primera se me metió el toro y me llevó por delante desarmándome, tuve que correr despavorido, Mendes en un detalle me dio mi capote y la Montera. En la segunda vara se dejó pero con menos acometividad. El Legionario lo sabía y lo cuidó.
Fernando Martín dejó el primer par de banderillas al paso pero muy habilidoso. Pedrín se colgó en el segundo aunque se le fue a la arena un palitroque y otra vez con facilidad cerró Domínguez.
Debo confesar que al principio no sabia muy bien como plantear la faena y por instinto me salí cerca de la primera raya, le pegué dos muletazos de tanteo por alto y otros dos más al hilo del pitón para colocar el toro entre las dos rayas. Después entrando en faena al segundo muletazo por el pitón derecho el toro se cae, en los dos siguientes igual. Yo quería bajarle la mano pero tenia miedo de la flojedad del toro. Le di tres más y al vaciarlo por alto se me metió debajo.
La siguiente serie la empecé con precauciones, un poco despegado pero le ligué cuatro por la derecha y lo rematé por alto, ya el toro me gustó más, no obstante no me atrevía a sacarlo a los medios y comencé los naturales entre las dos rayas. Tenía que ser aquí, el primero largo hasta el final luego dos desmayados para vaciar con uno de alivio por alto y ligar el de pecho. Casi no puedo describir lo que sentí cuando el maestro Tristán echó a tocar la banda de Tejera. ¡Mi primera música en Sevilla y sonaba Manolete!
La sexta serie con la muleta en la derecha la arranqué desde las tablas, quise abrirla con un trincherazo que los sevillanos me jalearon, luego di dos buenos y al tercero el animal se me quedó debajo, entonces improvisé. Otra vez la izquierda, yo ya estaba embalado, pero no debía abusar, lo bueno si breve dos veces bueno, le di cuatro, en el primero se me ciñó el toro yo me compuse como si nada, en los tres siguientes me gusté. Me fui por la espada, reposó el toro, le arreglé dos muletazos por bajo con la rodilla genuflexa y cuando quise darle el tercero se me quedó en el embroque y tuve que resolver con un trincherazo y un abaniqueo. Cosas de la geometría, acabé otra vez entre las dos rayas, me perfilé en la suerte natural sin darme ventajas y dejé una desprendida perdiendo la muleta. Paseé con gran orgullo mi primera oreja en La Maestranza. ¡Por fin!
No me gustó la salida del cuarto, 43, cornidelantero, de 500 en la tablilla y de nombre tan felino como Leopardo, después de visitar el burladero de Pedrín se fue a cocear el de Chocolate al que volvió para huir después. Lo intenté recoger desde el tercio con un lance con el fin de cerrarlo pero se fue y volvió, entonces le eché por dos veces los vuelos del capote a los hocicos esperando entrega y cuando llegué a las dos rayas le largué dos Veronicas a pies juntos, la segunda me enganchó, pero en el tercio le ligué dos buenas abrochadas con la media que el publico aplaudió mucho.
Se quería quitar el palo pero Aurelio lo sujeta con oficio. Todos nos mirábamos, a nadie le gustaba el toro, el segundo puyazo lo tomó porque sí. A chocolate se le caen los palos a la paletilla, Pedrín lo hace más bonito y en el tercer par toma precauciones Chocolate. Tengo mis dudas pero la sangre me hierve y debo colofonar la tarde. Cerrados en tablas lo recibo con un muletazo por alto, luego otro de tanteo y dos más por arriba que me salieron deslavazados. Me desanimo porque el toro pegaba oleadas. Pero tenia que ser. Le di tres derechazos con empaque y ligándolos, la gente estaba conmigo, pero no tenia aún las ideas claras, retiré del albero banderillas que me estorbaban y el viento me importunó la muleta.
Como el toro embestía descompuesto decidí fijarlo con la voz, pero me protestaba el animal. Me eché la muleta a la izquierda y con decisión y confianza le ligué cuatro naturales y el de pecho rotundos y otra vez la música, con esta misma mano, buscando bien la distancia me salió enganchado el primer natural, pausé, el segundo limpio y los otros luchando con la bronquedad del toro, pero este publico que sabe de lo que va esto me aplaude. No me encuentro a gusto y vuelvo a la derecha, lo cierro más en tablas a ver si cambia, abro con una trinchera y ligo los redondos a pesar del calamocheo del bicho. Entonces vi que ya no era posible nada más, quise terminar con ayudados pero solo me permitió uno, lo cuadré y de un sopapo lo tumbé. Los sevillanos me dieron otra oreja. Yo no cabía dentro del vestido. Mi sueño cumplido, Sevilla ya era mía.
Tomás Campuzano con el descastado segundo estuvo voluntarioso y con el quinto después de una lección de picar a cargo de Paco Martín, estuvo bien a secas.
Víctor Mendes que estaba con Gonzalito con el tercero muy justito de presencia lo banderilleó con suficiencia pero a la muleta llegó parado. Al sexto que devolvieron por falta de fuerzas se tiraron dos espontáneos que se hartaron siendo aplaudidos por el publico. Con el sobrero de Peralta puso un par al quiebro muy bueno y luego en la muleta nada de nada.
Sevilla fue mía pero Dios no quiso que lo fuera más, al año siguiente ya estaba en la silla de ruedas pero la gloria de ese día estará siempre en mi memoria y en la de los aficionados. Esa es la gloría del toreo lo demás es tierra y oración.
20 febrero 2006
14 febrero 2006
ELOGIO DE LA CHICUELINA
ELOGIO DE LA CHICUELINA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
Fernando Botán uno de los más prestigiosos fotógrafos taurinos nos ha dejado un legado de impresionantes fotografías que de forma notarial han registrado la tauromaquia de unos años de esplendor en este arte. Comienzo con el auxilio de tan digno profesional una serie de artículos que pretenden rescatar del olvido tauromaquias que o bien se han olvidado o desvirtuado como es el caso de la Chicuelina.
Durante toda la pasada temporada he venido reclamando en lo que denominamos incorrectamente el tercio de quites, la Verónica como expresión pura del toreo de capa, y denostando el zarrapastroso toreo de alivio que con el capote han ejecutado esta nueva hornada de toreritos de pitiminí.
Con la convicción errónea de estos aprendices de toreros, o sus secuaces, de que el uso de la capa a la manera de Revoleras, de Chicuelinas, de Largas Cambiadas, Galleos, Navarras, Tafalleras y etcéteras, son del mejor agrado del público que si lo que ejecutaran fuera una Verónica bien dada, hemos privado al publico en general del más firme toreo puro de capa y a la vez hemos frustrado al aficionado que ya sabe las diferencias entre un lance de alivio y un lance de toreo bueno, además de obligar al olvido de ciertas suertes, acostumbramos al neófito a lances impuros que obedecen probablemente a la mala educación recibida, al poco fuelle de las nuevas generaciones o a la dificultad intrínseca que tienen las cosas que se hacen bien sobre las que se hacen mal.
Sin embargo si repasamos la historia de la tauromaquia, cuya prueba evidente son estas fotografías de Botán, nos damos cuenta de porqué la confianza que tenemos en los toreros de las nuevas generaciones es mínima y que en realidad estamos rodeados de mucha vulgaridad.
En el toreo los lances y los pases no surgen en la mente de los toreros por generación espontánea, sino que son el resultado, la mayor parte de ellos, de trances difíciles de los que en alguna ocasión hubo de salir el torero por las imprevistas acometidas del toro. Por ejemplo la Chicuelina que hubo de ser puesta en práctica debido a que por la premura reposición del toro en el lance ya no cabía ponerse bonito, abrir el compás y cargar la suerte, si no que a manera de alivio el torero hubo de liarse el capote a la cintura para dejar pasar al toro con más aire. Luego de ser considerado un lance arriesgado y emocionante fue purificándose para hacer de ella además de espectacular un recurso propio para ir recortando las largas embestidas de los toros y acoplar así las velocidades del animal al entendimiento del torero.
Soy de la opinión que nada en el toreo es por casualidad, sino que cada toro necesita de la aplicación de unos lances y pases determinados para el buen fin de su lidia.
Sea quizás por la inoperancia del matador, o del poco oficio las Chicuelinas que hoy en día se dan son absurdas, antiestéticas y degradantes en la escala de los lances. De los toreros en activo me sigo quedando con las personalísimas de Manzanares padre y como botón de las buenas que se han dado la que ven de Paco Camino, y las dos de Diego Puerta.
Si estos niños de ahora quisieran no hacerle caso a los cantamañanas de profesores que tienen y se dedicaran a buscar en los anales de la historia bien hecha y bien contada, junto a consejos de buenos toreros, de cómo era el toreo de siempre quizás recuperáramos en cada Chicuelina la emoción debida al porqué de su ejecución y a la estética de su trazo.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
Fernando Botán uno de los más prestigiosos fotógrafos taurinos nos ha dejado un legado de impresionantes fotografías que de forma notarial han registrado la tauromaquia de unos años de esplendor en este arte. Comienzo con el auxilio de tan digno profesional una serie de artículos que pretenden rescatar del olvido tauromaquias que o bien se han olvidado o desvirtuado como es el caso de la Chicuelina.
Durante toda la pasada temporada he venido reclamando en lo que denominamos incorrectamente el tercio de quites, la Verónica como expresión pura del toreo de capa, y denostando el zarrapastroso toreo de alivio que con el capote han ejecutado esta nueva hornada de toreritos de pitiminí.
Con la convicción errónea de estos aprendices de toreros, o sus secuaces, de que el uso de la capa a la manera de Revoleras, de Chicuelinas, de Largas Cambiadas, Galleos, Navarras, Tafalleras y etcéteras, son del mejor agrado del público que si lo que ejecutaran fuera una Verónica bien dada, hemos privado al publico en general del más firme toreo puro de capa y a la vez hemos frustrado al aficionado que ya sabe las diferencias entre un lance de alivio y un lance de toreo bueno, además de obligar al olvido de ciertas suertes, acostumbramos al neófito a lances impuros que obedecen probablemente a la mala educación recibida, al poco fuelle de las nuevas generaciones o a la dificultad intrínseca que tienen las cosas que se hacen bien sobre las que se hacen mal.
Sin embargo si repasamos la historia de la tauromaquia, cuya prueba evidente son estas fotografías de Botán, nos damos cuenta de porqué la confianza que tenemos en los toreros de las nuevas generaciones es mínima y que en realidad estamos rodeados de mucha vulgaridad.
En el toreo los lances y los pases no surgen en la mente de los toreros por generación espontánea, sino que son el resultado, la mayor parte de ellos, de trances difíciles de los que en alguna ocasión hubo de salir el torero por las imprevistas acometidas del toro. Por ejemplo la Chicuelina que hubo de ser puesta en práctica debido a que por la premura reposición del toro en el lance ya no cabía ponerse bonito, abrir el compás y cargar la suerte, si no que a manera de alivio el torero hubo de liarse el capote a la cintura para dejar pasar al toro con más aire. Luego de ser considerado un lance arriesgado y emocionante fue purificándose para hacer de ella además de espectacular un recurso propio para ir recortando las largas embestidas de los toros y acoplar así las velocidades del animal al entendimiento del torero.
Soy de la opinión que nada en el toreo es por casualidad, sino que cada toro necesita de la aplicación de unos lances y pases determinados para el buen fin de su lidia.
Sea quizás por la inoperancia del matador, o del poco oficio las Chicuelinas que hoy en día se dan son absurdas, antiestéticas y degradantes en la escala de los lances. De los toreros en activo me sigo quedando con las personalísimas de Manzanares padre y como botón de las buenas que se han dado la que ven de Paco Camino, y las dos de Diego Puerta.
Si estos niños de ahora quisieran no hacerle caso a los cantamañanas de profesores que tienen y se dedicaran a buscar en los anales de la historia bien hecha y bien contada, junto a consejos de buenos toreros, de cómo era el toreo de siempre quizás recuperáramos en cada Chicuelina la emoción debida al porqué de su ejecución y a la estética de su trazo.
06 febrero 2006
UNA NOBLE FIESTA
UNA NOBLE FIESTA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
Acaba de decir Soriano, ese político de Andalucía que por publicidad para el partido se ha hecho una ley, que saldrá para el mes de marzo con visos de aplicación para la feria de Abril. Los políticos andan distraídos con el estatuto catalán y sus consecuencias para el andaluz y el vasco por no meter a los de todas las comunidades. Claro, en realidad la clase política que no tiene otra cosa que hacer, pues ya hemos conseguido ser un país rico, con chachas en la mayoría de los hogares, se dedica a menear lo de los estatutos como el que menea la sartén de las papas fritas. ¡A ver si es verdad que se entretienen en esas menudencias y nos dejan los toros en paz!
Si en otros tiempos nadie le hacia caso a los reglamentos taurinos, fíjense en estos tiempos el caso que se les ha hecho a los que están vigentes, y así nos va, que andamos modificando estatutos y reglamentos.
No tengo en mí la manía de proclamar que tiempos pasados fueron mejores porque en la fiesta taurina jamás se ha vivido mejor que ahora, incluso en lo artístico hemos llegado a cotas importantes a parte valoraciones de toreros. Se cambió el reglamento franquista y se aprobó una ley democrática y un reglamento presidencialista y juanpedrista. Nada se cumplió a rajatabla pues el espíritu de la ley merodea siempre a la ley, lo que el vulgo llama el que hace la ley hace la trampa. Y en vez de reconocer errores justificamos la aparición de las nuevas leyes diciendo que la sociedad andaluza ha cambiado y que merece una nueva ley taurina. ¡Toma ya!
Una de las consecuencias por las que nuestra sociedad va perdiendo valores e implica a nuestros hijos en el campo de la delincuencia más que común, hasta el punto de estimar como gamberrada la quema de mendigos en vez de considerarlo asesinato, es sin duda la falta de autoridad. Una vez más la sociedad, en la que lógicamente hay que meter a la familia y a la familia política que legisla, ha confundido la autoridad con el autoritarismo y ha desvirtuado las enseñanzas del niño que ha convertido para su conciencia en livianas ciertas acciones, habiendo conseguido mal formar sus conciencias y lo que aún es peor no castigando con rigor y sin embargo sin la crueldad que los delincuentes aplicaron a sus reos.
La falta de autoridad se ha establecido en todos los ordenes porque también entre los que sirven de imagen a los educandos se ha establecido una falta de responsabilidad. ¡Tanto nos hemos ocupado de nosotros mismos que hemos abandonado a nuestros hijos!
La autoridad es necesaria para velar por el buen funcionamiento de la ley y de los reglamentos y nada tiene que ver con la forma de ejercerla que sí que puede dar lugar a la exageración llegando al autoritarismo.
Desde que apareció la noticia de la nueva ley taurina andaluza he intentado explicar las contradicciones en las que se incurriría y aún ahora debo poner en la conciencia del lector la observancia de que en ningún momento en los preámbulos que se han publicado de esta y de la actual nacional, nunca se ha reconocido el fracaso de las anteriores para justificar las nuevas. Y no es que no lo haya habido si bien tampoco ha sido estrepitoso. Ha sido más el ruido de los profesionales poco cualificados que la verdadera inoperancia de la ley. Curiosamente la principal justificación para una nueva siempre debería ser la necesidad de adoptar nuevas medidas, no para el contento de las partes implicadas en el espectáculo como ocurre con este proyecto, sino para asegurar el prestigio y la autenticidad de la fiesta.
En ninguno de los anteproyectos y ni siquiera en la actual ley, he leído un preámbulo en el que se favorezca la actuación de la autoridad en defensa de los intereses de los aficionados, y sin embargo todos entendemos que la autoridad no debe inhibirse de los abusos que atentan contra la técnica y el arte, que quebrantan al toro hasta dejarlo invalido en ocasiones y privan a esta fiesta de las cualidades de su carácter.
Podría pensarse que imprimiendo autoridad al espectáculo taurino lo hacemos más exigente, o diciéndolo bien, siendo más rigurosos podríamos aumentar su riesgo que por otra parte, no olvidemos, sin él no se concibe este espectáculo. Con más autoridad lo que pretendemos es procurar que esta fiesta no pierda las cualidades que más la ennoblecen y su nobleza radica en su espíritu, porque el espíritu de la fiesta brava es grande, por eso la defiendo no presuponiendo a los profesionales en contra de ella, sino presumiendo de que el toro bravo es el eje del espectáculo y por ende el más vulnerable y si reconocemos esto, estamos reconociendo la necesidad de la existencia de la autoridad en la fiesta y si esto es así, decidme, ¿porqué queréis que los presidentes sean seglares y no inspectores de policía? ¿Acaso pensáis que los policías son más autoritarios y los seglares más autoridad?
Seguramente la respuesta a esta pregunta la tienen en Andalucía donde los gobiernos socialistas se han encargado de desprestigiar y hasta de aniquilar al viejo cuerpo de inspectores de carrera. ¡Mester ver amigo Sancho!
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca
Acaba de decir Soriano, ese político de Andalucía que por publicidad para el partido se ha hecho una ley, que saldrá para el mes de marzo con visos de aplicación para la feria de Abril. Los políticos andan distraídos con el estatuto catalán y sus consecuencias para el andaluz y el vasco por no meter a los de todas las comunidades. Claro, en realidad la clase política que no tiene otra cosa que hacer, pues ya hemos conseguido ser un país rico, con chachas en la mayoría de los hogares, se dedica a menear lo de los estatutos como el que menea la sartén de las papas fritas. ¡A ver si es verdad que se entretienen en esas menudencias y nos dejan los toros en paz!
Si en otros tiempos nadie le hacia caso a los reglamentos taurinos, fíjense en estos tiempos el caso que se les ha hecho a los que están vigentes, y así nos va, que andamos modificando estatutos y reglamentos.
No tengo en mí la manía de proclamar que tiempos pasados fueron mejores porque en la fiesta taurina jamás se ha vivido mejor que ahora, incluso en lo artístico hemos llegado a cotas importantes a parte valoraciones de toreros. Se cambió el reglamento franquista y se aprobó una ley democrática y un reglamento presidencialista y juanpedrista. Nada se cumplió a rajatabla pues el espíritu de la ley merodea siempre a la ley, lo que el vulgo llama el que hace la ley hace la trampa. Y en vez de reconocer errores justificamos la aparición de las nuevas leyes diciendo que la sociedad andaluza ha cambiado y que merece una nueva ley taurina. ¡Toma ya!
Una de las consecuencias por las que nuestra sociedad va perdiendo valores e implica a nuestros hijos en el campo de la delincuencia más que común, hasta el punto de estimar como gamberrada la quema de mendigos en vez de considerarlo asesinato, es sin duda la falta de autoridad. Una vez más la sociedad, en la que lógicamente hay que meter a la familia y a la familia política que legisla, ha confundido la autoridad con el autoritarismo y ha desvirtuado las enseñanzas del niño que ha convertido para su conciencia en livianas ciertas acciones, habiendo conseguido mal formar sus conciencias y lo que aún es peor no castigando con rigor y sin embargo sin la crueldad que los delincuentes aplicaron a sus reos.
La falta de autoridad se ha establecido en todos los ordenes porque también entre los que sirven de imagen a los educandos se ha establecido una falta de responsabilidad. ¡Tanto nos hemos ocupado de nosotros mismos que hemos abandonado a nuestros hijos!
La autoridad es necesaria para velar por el buen funcionamiento de la ley y de los reglamentos y nada tiene que ver con la forma de ejercerla que sí que puede dar lugar a la exageración llegando al autoritarismo.
Desde que apareció la noticia de la nueva ley taurina andaluza he intentado explicar las contradicciones en las que se incurriría y aún ahora debo poner en la conciencia del lector la observancia de que en ningún momento en los preámbulos que se han publicado de esta y de la actual nacional, nunca se ha reconocido el fracaso de las anteriores para justificar las nuevas. Y no es que no lo haya habido si bien tampoco ha sido estrepitoso. Ha sido más el ruido de los profesionales poco cualificados que la verdadera inoperancia de la ley. Curiosamente la principal justificación para una nueva siempre debería ser la necesidad de adoptar nuevas medidas, no para el contento de las partes implicadas en el espectáculo como ocurre con este proyecto, sino para asegurar el prestigio y la autenticidad de la fiesta.
En ninguno de los anteproyectos y ni siquiera en la actual ley, he leído un preámbulo en el que se favorezca la actuación de la autoridad en defensa de los intereses de los aficionados, y sin embargo todos entendemos que la autoridad no debe inhibirse de los abusos que atentan contra la técnica y el arte, que quebrantan al toro hasta dejarlo invalido en ocasiones y privan a esta fiesta de las cualidades de su carácter.
Podría pensarse que imprimiendo autoridad al espectáculo taurino lo hacemos más exigente, o diciéndolo bien, siendo más rigurosos podríamos aumentar su riesgo que por otra parte, no olvidemos, sin él no se concibe este espectáculo. Con más autoridad lo que pretendemos es procurar que esta fiesta no pierda las cualidades que más la ennoblecen y su nobleza radica en su espíritu, porque el espíritu de la fiesta brava es grande, por eso la defiendo no presuponiendo a los profesionales en contra de ella, sino presumiendo de que el toro bravo es el eje del espectáculo y por ende el más vulnerable y si reconocemos esto, estamos reconociendo la necesidad de la existencia de la autoridad en la fiesta y si esto es así, decidme, ¿porqué queréis que los presidentes sean seglares y no inspectores de policía? ¿Acaso pensáis que los policías son más autoritarios y los seglares más autoridad?
Seguramente la respuesta a esta pregunta la tienen en Andalucía donde los gobiernos socialistas se han encargado de desprestigiar y hasta de aniquilar al viejo cuerpo de inspectores de carrera. ¡Mester ver amigo Sancho!
02 febrero 2006
DIARIO DE LA RESISTENCIA
DIARIO DE LA RESISTENCIA: Una ley para darse publicidad
Por Agustín Hervás
Hace frío en Málaga, el cielo de la Malagueta está encapotado y desde el puerto la bruma que entra en las calles las cubre de una humedad que cala los huesos. El cobijo de la resistencia es seguro y el frío se mata a tragos de vino tinto y fritura de huevas que dicen que de lo que se come se cría y a fe que viene bien esta pitanza para la lucha emprendida.
La resistencia entiende que a los políticos no les interesa la fiesta, el argumento es aportado por un Maqui que dolido se queja de que sus señorías no aparecieron en la cena a la que fueron invitados por la Unión Taurina de Abonados, y en su quemazón arremete contra la próxima ley taurina de Andalucía diciendo que está diseñada para que los políticos se den publicidad, eso es, darse publicidad es lo que les interesa para coger votos, y es que al presidente de la Diputación de apellido Pendón solo le interesa el flamenco y las señoras rubias. El toro solo para sacar provecho. Ese porque es de izquierdas y al que es de derechas pues igual, como ocurre con Diego Maldonado al que el Maqui le atribuye el indigno estigma del pelotas. En una ocasión la Unión acudió, por favor, a pedirle un local para reunirse los socios debido a que en el que están ahora, ubicado en la plaza de toros, es un lugar inhóspito e insalubre y el tal concejal se lo negó porque citando palabras textuales "en la Unión había mucha gente de izquierdas".
Cuando los políticos merodean alrededor del toro y se introducen en la fiesta, mangoneándola, como claramente ocurre con la concesión de las plazas de titularidad publica a personas de dudosa documentación taurina o a marqueses de altos vuelos; ejemplos inmediatos y cercanos de Madrid y Málaga; su único objetivo en el acercamiento, poniendo sus mejores sonrisas, es con el solo objeto de obtener de nuestro sector los votos que puedan depararles y siempre con el agravante de que opinan que todo el mundo es bueno y que el toro cuanto más dulce mejor.
Es curioso pero no por ello menos digno que en el año 59 del pasado siglo, para entrar en vigor en el 60, la autoridad, entonces de tendencia dictatorial, reconociera anomalías en la aplicación del reglamento; que la suerte de varas se ejecutaba de forma pésima y que al toro se le hacían perrerías. Por ello para dignificar la fiesta brava el preámbulo de la ley lo entonaban con un mea culpa propio de políticos, (insisto dictatoriales en aquellas calendas), más honrados, más consecuentes y más comprometidos con un espectáculo, de tradición histórica española, dando paso a la nueva normativa que dio lugar a la que tuvimos hasta 1992. Por el contrario estos políticos democráticos en los que confiamos nuestros votos nunca han sacado una normativa con esa entonación y sí argumentando, como lo hace la de Andalucía, alegando que la sociedad ha cambiado, y es verdad porque la encuesta Galup del 2002 confirmó que los toros ya no interesaban a la juventud, sólo al 31% sí, al 69 no.
Con tristeza en la universidad malagueña se ha podido saber que allí tampoco, es más se mira a los aficionados por encima del hombro como si fuéramos escombros. ¡Qué ha sido de aquellos revolucionarios universitarios del 68! ¡Qué de sus hijos!
Ciertamente que los públicos y los gustos han cambiado, faltaría más, eso es normal, pero la esencia de la fiesta no debe cambiar y esa labor la debemos preservar los aficionados, la de la esencia e integridad del espectáculo más vivo del mundo.
Es quizás debido a esos cambios y gustos sociales por lo que los toros se han convertido en un espectáculo de elite comparado por su idiosincrasia con el de la ópera. Pero como bien decía uno de la trinchera de su hermano, que se había retirado porque este espectáculo no era ya el que él había mamado, conocido y entendido. Igual que estas Navidades con lo de la Pop Ópera. Que siendo en realidad no lo es. O como el flamenco puro y el otro.
Lo que sí debe erradicarse de la fiesta acorde con los tiempos, como por ejemplo ocurrió con el advenimiento del peto, es la violencia innecesaria. Un resistente de los más beligerantes pone el ejemplo del torpe torero que descabella 100 veces, " a ese el presidente, sin mirar el reloj ni medir el tiempo, debe echarle el toro al corral, para librar al animal del suplicio, y luego sancionarlo"
Fomentar la emoción en las corridas sería ideal para darle autenticidad al espectáculo y que la gente viera que es de verdad, "como cuando aquella vez en Fuengirola que por la peste equina solo picó una yegua con las dudas de los picadores para montarse en ella y que luego resultaron suertes emocionantísimas porque la yegua era extraordinariamente buena, liviana pero muy buena", comenta otro atrincherado.
Si los profesionales se empeñaran en buscar la pureza de las suertes y alimentar la importancia de sentirse torero, por ejemplo picando, esta suerte tan venida a menos, sería fundamental para recuperar adeptos a las corridas.
Los resistentes atrincherados vuelven a cargar contra los medios de comunicación porque influyendo en los cambios de la sociedad luego no tratan con corrección y verdad a la fiesta. Solo cuentan la parafernalia y las bambalinas las ocultan. Por desgracia los medios de comunicación del régimen socialista de Andalucía están a favor del indulto generalizado, la indultitis, y en contra de que se piquen los toros porque eso es una barbarie. Tanto pimentón dulce solo da color a la fiesta pero no le pone el sabor.
El espía que habita entre nosotros y que sirve a la resistencia ha comunicado a la trinchera que se le ha abierto un expediente a la empresa de La Malagueta y a los toreros que no quisieron torear en la pasada feria malagueña, aunque el que seguramente prosperará, a tenor de la responsabilidad incurrida, será el que va en contra del Marqués de Fuengirola al que se le pueden solicitar hasta sesenta mil euros de sanción. La Consejería de Gobernación en las propuestas de los expedientes razona las faltas cometidas.
La resistencia espera que los políticos de turno, que tienen que agradecer prebendas al empresario, no influyan para que la sanción se les disminuya o quite.
Recordemos que el asunto, que desprestigió a nuestra plaza, viene porque el equipo gubernativo que presidía de turno, Santiago Dueñas, afortunadamente policía, rechazó la corrida de Daniel Ruiz que tenía que lidiarse el día 16 de agosto por Rivera, Juli y Morante. Que sí aprobaron toros de Gavira y que el Juli los rechazó porque sus huestes no habían podido afeitarlos, ¡naturaca! Y que Juli también rechazó una corrida de Parladé que estaba íntegra. Como la televisión autonómica televisaba el festejo la empresa ante la inminente suspensión propuso a la autoridad que se lidiaran los toros del día siguiente que eran de Parladé reservados a Ponce y a El Cid. La autoridad aceptó y el Juli también. Se dio la corrida. Pero el problema se creó al día siguiente porque los toreros se negaron a torear una que ellos no habían contratado. La ganadería si era la misma, los toros reseñados no. De manera que la empresa sin solicitar los permisos oportunos cambió todo el cartel y se llenó los bolsillos porque casi nadie devolvió las entradas para ver a toreros de menos tronío que los anunciados: Dávila Miura, Salvador Cortés, que luego resultó el triunfador de la feria, y David Galán.
Toda la resistencia sin opinión en contra ha manifestado que esta empresa no tiene poder taurino, que los toreros hacen lo que quieren con los empresarios que van por ahí dándoselas de ser los inventores de esto. Amén.
Por Agustín Hervás
Hace frío en Málaga, el cielo de la Malagueta está encapotado y desde el puerto la bruma que entra en las calles las cubre de una humedad que cala los huesos. El cobijo de la resistencia es seguro y el frío se mata a tragos de vino tinto y fritura de huevas que dicen que de lo que se come se cría y a fe que viene bien esta pitanza para la lucha emprendida.
La resistencia entiende que a los políticos no les interesa la fiesta, el argumento es aportado por un Maqui que dolido se queja de que sus señorías no aparecieron en la cena a la que fueron invitados por la Unión Taurina de Abonados, y en su quemazón arremete contra la próxima ley taurina de Andalucía diciendo que está diseñada para que los políticos se den publicidad, eso es, darse publicidad es lo que les interesa para coger votos, y es que al presidente de la Diputación de apellido Pendón solo le interesa el flamenco y las señoras rubias. El toro solo para sacar provecho. Ese porque es de izquierdas y al que es de derechas pues igual, como ocurre con Diego Maldonado al que el Maqui le atribuye el indigno estigma del pelotas. En una ocasión la Unión acudió, por favor, a pedirle un local para reunirse los socios debido a que en el que están ahora, ubicado en la plaza de toros, es un lugar inhóspito e insalubre y el tal concejal se lo negó porque citando palabras textuales "en la Unión había mucha gente de izquierdas".
Cuando los políticos merodean alrededor del toro y se introducen en la fiesta, mangoneándola, como claramente ocurre con la concesión de las plazas de titularidad publica a personas de dudosa documentación taurina o a marqueses de altos vuelos; ejemplos inmediatos y cercanos de Madrid y Málaga; su único objetivo en el acercamiento, poniendo sus mejores sonrisas, es con el solo objeto de obtener de nuestro sector los votos que puedan depararles y siempre con el agravante de que opinan que todo el mundo es bueno y que el toro cuanto más dulce mejor.
Es curioso pero no por ello menos digno que en el año 59 del pasado siglo, para entrar en vigor en el 60, la autoridad, entonces de tendencia dictatorial, reconociera anomalías en la aplicación del reglamento; que la suerte de varas se ejecutaba de forma pésima y que al toro se le hacían perrerías. Por ello para dignificar la fiesta brava el preámbulo de la ley lo entonaban con un mea culpa propio de políticos, (insisto dictatoriales en aquellas calendas), más honrados, más consecuentes y más comprometidos con un espectáculo, de tradición histórica española, dando paso a la nueva normativa que dio lugar a la que tuvimos hasta 1992. Por el contrario estos políticos democráticos en los que confiamos nuestros votos nunca han sacado una normativa con esa entonación y sí argumentando, como lo hace la de Andalucía, alegando que la sociedad ha cambiado, y es verdad porque la encuesta Galup del 2002 confirmó que los toros ya no interesaban a la juventud, sólo al 31% sí, al 69 no.
Con tristeza en la universidad malagueña se ha podido saber que allí tampoco, es más se mira a los aficionados por encima del hombro como si fuéramos escombros. ¡Qué ha sido de aquellos revolucionarios universitarios del 68! ¡Qué de sus hijos!
Ciertamente que los públicos y los gustos han cambiado, faltaría más, eso es normal, pero la esencia de la fiesta no debe cambiar y esa labor la debemos preservar los aficionados, la de la esencia e integridad del espectáculo más vivo del mundo.
Es quizás debido a esos cambios y gustos sociales por lo que los toros se han convertido en un espectáculo de elite comparado por su idiosincrasia con el de la ópera. Pero como bien decía uno de la trinchera de su hermano, que se había retirado porque este espectáculo no era ya el que él había mamado, conocido y entendido. Igual que estas Navidades con lo de la Pop Ópera. Que siendo en realidad no lo es. O como el flamenco puro y el otro.
Lo que sí debe erradicarse de la fiesta acorde con los tiempos, como por ejemplo ocurrió con el advenimiento del peto, es la violencia innecesaria. Un resistente de los más beligerantes pone el ejemplo del torpe torero que descabella 100 veces, " a ese el presidente, sin mirar el reloj ni medir el tiempo, debe echarle el toro al corral, para librar al animal del suplicio, y luego sancionarlo"
Fomentar la emoción en las corridas sería ideal para darle autenticidad al espectáculo y que la gente viera que es de verdad, "como cuando aquella vez en Fuengirola que por la peste equina solo picó una yegua con las dudas de los picadores para montarse en ella y que luego resultaron suertes emocionantísimas porque la yegua era extraordinariamente buena, liviana pero muy buena", comenta otro atrincherado.
Si los profesionales se empeñaran en buscar la pureza de las suertes y alimentar la importancia de sentirse torero, por ejemplo picando, esta suerte tan venida a menos, sería fundamental para recuperar adeptos a las corridas.
Los resistentes atrincherados vuelven a cargar contra los medios de comunicación porque influyendo en los cambios de la sociedad luego no tratan con corrección y verdad a la fiesta. Solo cuentan la parafernalia y las bambalinas las ocultan. Por desgracia los medios de comunicación del régimen socialista de Andalucía están a favor del indulto generalizado, la indultitis, y en contra de que se piquen los toros porque eso es una barbarie. Tanto pimentón dulce solo da color a la fiesta pero no le pone el sabor.
El espía que habita entre nosotros y que sirve a la resistencia ha comunicado a la trinchera que se le ha abierto un expediente a la empresa de La Malagueta y a los toreros que no quisieron torear en la pasada feria malagueña, aunque el que seguramente prosperará, a tenor de la responsabilidad incurrida, será el que va en contra del Marqués de Fuengirola al que se le pueden solicitar hasta sesenta mil euros de sanción. La Consejería de Gobernación en las propuestas de los expedientes razona las faltas cometidas.
La resistencia espera que los políticos de turno, que tienen que agradecer prebendas al empresario, no influyan para que la sanción se les disminuya o quite.
Recordemos que el asunto, que desprestigió a nuestra plaza, viene porque el equipo gubernativo que presidía de turno, Santiago Dueñas, afortunadamente policía, rechazó la corrida de Daniel Ruiz que tenía que lidiarse el día 16 de agosto por Rivera, Juli y Morante. Que sí aprobaron toros de Gavira y que el Juli los rechazó porque sus huestes no habían podido afeitarlos, ¡naturaca! Y que Juli también rechazó una corrida de Parladé que estaba íntegra. Como la televisión autonómica televisaba el festejo la empresa ante la inminente suspensión propuso a la autoridad que se lidiaran los toros del día siguiente que eran de Parladé reservados a Ponce y a El Cid. La autoridad aceptó y el Juli también. Se dio la corrida. Pero el problema se creó al día siguiente porque los toreros se negaron a torear una que ellos no habían contratado. La ganadería si era la misma, los toros reseñados no. De manera que la empresa sin solicitar los permisos oportunos cambió todo el cartel y se llenó los bolsillos porque casi nadie devolvió las entradas para ver a toreros de menos tronío que los anunciados: Dávila Miura, Salvador Cortés, que luego resultó el triunfador de la feria, y David Galán.
Toda la resistencia sin opinión en contra ha manifestado que esta empresa no tiene poder taurino, que los toreros hacen lo que quieren con los empresarios que van por ahí dándoselas de ser los inventores de esto. Amén.
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