17 agosto 2010

EL ENCANTADOR

Estocada que le valió a Ponce la segunda oreja del bue toro del Capea
Ese rabo fue lo más cerca que se pasó Ponce a sus toros



EL ENCANTADOR
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Dicen que tiene clase, que es buena persona, dicen que tiene estilo y elegancia, y que además ha pedido audiencia a la ministra Sinde para ver si se arregla algo de lo de Cataluña. Dicen que es un torerazo y que es el numero uno. Paso por lo de buena persona, paso por lo de la clase, pues viste bien y con elegancia, y hasta incluso entiendo lo de quererse erigir en paladín de la causa catalana, pero por lo que no puedo pasar es por lo de ser un torerazo. Enrique Ponce fue un pedazo de figura del toreo con una hegemonía innegable en una época en la que Rivera Ordóñez según hemos sabido ahora, hacía oposiciones a Paquirri, siendo su mejor época, y Joselito, Pepito Arroyo, se tangaba tarde sí y otra también. Entonces Ponce era indiscutible por muchos motivos, la tan cantada cabeza privilegiada del toreo, la técnica depurada y ortodoxa y su innata sabiduría taurina. Pero ahora no. Ahora sigue teniendo una cabeza privilegiada pero para aceptar los retos que le convienen, emplea su técnica poderosa, cuando los borregos le salen por los chiqueros, y aplica su sabiduría taurina para quitarse pareciendo que se pone. Es Ponce un encantador de mentes. Se ha visto claramente en la tarde de hoy. Le salió el mejor toro del encierro, el cuarto, y se hartó de pegar pases, pero lo que se dice torear solo en una serie de naturales, lo demás pura filosofía poncista que hoy día se argumenta con teoremas culares, con apotemas estomacales, con enunciados de compás y con declinaciones picudas. Todo ello al toro dulce. Luego el broche de las flexiones en sesión de estiramientos para recetar una estocada trasera y caída. Sin embargo con el toro encastado, el toro exigente, Ponce ya no es capaz de hacer el esfuerzo de aplicar su sabia tauromaquia. Toro exigente fue el primero, mansito pero exigente con el que el maestro de maestros, el sabio del toreo, la cabeza más pensante dio un recital de panzazos y de culazos que todo su conjunto significaron una gravedad de pronóstico reservado, terminando como es natural en estos casos, asfixiado. Si asfixiado el torero de alto standing, el torero de depurado estilo y supina elegancia. Con todos mis respetos al Mundo Feliz que tanto lo aplaude y lo vitorea, yo hubiera hecho lo mismo, después de haber quedado como un torerazo en el primero, al que no le pudo... y después nos ponemos a hablar.

Sustituían las bajas de Aparicio y de Cayetano, Manolo Sánchez y Oliva Soto que se presentaba en La Malagueta. Este nada pudo hacer con el parado sexto, y anduvo con voluntad en el tercero, decisión y trazos bellos pero superfluos. Da la impresión que el sevillano quiere más que puede, y es cosa de ir buscando su lugar en esto y la templanza de espíritu bastante para irse consolidando. Si dejó una declaración de intenciones bastante buena en un quite al segundo toro, por delantales, medias y larga. Quizás para la próxima corrida si no se pone el corbatín amarillo, la cosa le funcione mejor.

Se justificó Manolo Sánchez con el parado segundo haciendo lo que pudo, que fue tan solo bueno un natural de cartel. Pero no se le puede perdonar que con el bueno quinto no se acoplara por el izquierdo y anduviera de aquella manera por el derecho. Tanto es que la música del maestro Puyana estuvo por encima de la faena, y para la banda fueron los aplausos.

La corrida con los tres hierros del Capea, San Mateo, San Pelayo y Carmen Lorenzo se despachó con dos toros aplaudidos, cuarto y quinto, uno con leves palmas al arrastre, y otro pitado. El mejor toro de juego el cuarto de Carmen Lorenzo. El mejor presentado el quinto de San Mateo. En total cuatro toros potables y dos parados, segundo y sexto.

¡Aquí paz y allí gloria!

FICHA:
Málaga, 16 de agosto de 2010. Ponce no le puede a un toro exigente.
Se lidiaron cuatro toros de San Mateo, uno de Carmen Lorenzo que hizo cuarto, y otro de San Pelayo que hizo sexto. Los de San Mateo, terciado y exigente el primero. Chico y parado el segundo. Correcto de presentación pero pobre de pitones y manejable de mas a menos, el tercero. El quinto muy bien presentado y bueno. El cuarto avacado y muy bueno para la muleta, y el sexto chico y parado. Enrique Ponce estocada desprendida echándose fuera de la suerte, oreja de pueblo. Estocada trasera y caída, dos orejas, la de la presidenta regalada. Manolo Sánchez, pinchazo y estocada corta buena, saludos tercio. Pinchazo tendido, otro suelto, pinchazo sin soltar, estocada tendida, aviso, descabello, silencio. Oliva Soto que se presentaba en La Malagueta, dos pinchazos yéndose de la suerte y estocada caída, saludos desde el tercio. Pinchazo y media atravesada, silencio.

1 comentario:

Francisco Picornell dijo...

Se le olvidan los avisos a Ponce y a Manolo Sanchez, en sus segundos toros.
Un saludo.