ANTONIO LORCA PARA EL PAIS.
Paco Camino ha sido uno de los grandes toreros de la historia, y no es un elogio exagerado surgido a raíz de su muerte, a los 83 años, en la finca Los Caminos, situada en la provincia de Ávila, donde pasaba sus días junto a su tercera esposa, Isabel Sánchez Flor.
No en vano fue conocido como El Niño Sabio de Camas, localidad sevillana donde nació el 14 de diciembre de 1940 y recibirá sepultura, hijo de un banderillero, Rafael Camino, que lo acompañó en la cuadrilla en sus primeros festejos. Muy pronto destacó por su precocidad taurina y pronto dejó entrever las cualidades que lo reconocerían siendo aún muy joven como primera figura del toreo: su inteligencia, su valor, su poderío y su sorprendente facilidad para la ejecución de las distintas suertes.
De igual modo, su biógrafo, el escritor Carlos Abella, tituló el libro Paco Camino, el Mozart del toreo, para resaltar la precocidad que, a su juicio, es el referente de una creatividad innata. “Ha sido un torero muy completo”, destaca Abella, “clásico a la verónica, innovador en la chicuelina, extraordinario al toreo al natural y un excepcional estoqueador”.
En 1958 debutó con caballos en Zaragoza, y el 17 de marzo del año siguiente, en Valencia, tomó la alternativa de manos de Jaime Ostos.
En sus 20 temporadas como matador de toros toreó más de 1.600 corridas. Según confirmó él mismo en 2020 durante el acto de entrega del Premio Joaquín Vidal que le otorgó el Círculo Taurino Universitario Luis Mazzantini, cortó 48 orejas en la Monumental de Las Ventas, donde hizo el paseíllo 51 tardes, y salió a hombros 12 veces por la Puerta Grande.
El jurado del Premio Joaquín Vidal valoró “la figura descomunal como torero de Paco Camino, leyenda viva de la tauromaquia del siglo XX, quien por méritos propios y por su indiscutido concepto puro y ortodoxo del toreo, está considerado como uno de los mejores toreros de la historia. Extraordinario y variado con el capote, Camino fue intérprete máximo de la esencia del toreo con la muleta, ejecutando la suerte de matar con una pureza, entrega y riesgo, a la altura de los elegidos”.
El día que lo recogió, Paco Camino recordó su vida taurina y aseguró que “He visto más toros porque he tenido más afición”. “He sido muy crítico conmigo, y nunca necesité que me ‘arrearan’ para alcanzar el triunfo”. “He sido un buen torero porque he vivido para el toro”, concluyó.
El 4 de junio de 1970 fue protagonista de uno de los acontecimientos de la tauromaquia moderna. Se encerró en Las Ventas con siete toros en la corrida de la Beneficencia, cortó ocho orejas, y el festejo pasó a la historia como uno de los más completos de un matador de toros en la primera plaza del mundo.
Camino fue considerado siempre un torero de Madrid y no de Sevilla, donde triunfó —hizo el paseíllo 34 tardes y alcanzó un éxito clamoroso el 29 de abril de 1965, junto a su buen amigo Diego Puerta y Curro Romero, ante toros del ganadero Benítez Cubero, que dio la vuelta al ruedo con los matadores— pero no fue acogido con el cariño deseado por una afición que tenía sus ojos puestos en El Faraón de Camas.
La plaza donde más veces hizo el paseíllo fue Barcelona —82 tardes— y allí vivió la gran tragedia de su vida cuando un toro de su también amigo Atanasio Fernández infirió una grave cornada a su hermano Joaquín, que le produjo la muerte el 3 de junio de 1973.
Cuenta Carlos Abella que Paco Camino era un hombre sencillo y humilde, muy orgulloso de su condición de figura del toreo y muy sincero, lo que le acarreó algunos problemas con sus compañeros. Es muy famosa su pelea con Manuel Benítez El Cordobés, el 1 de mayo de 1965, en Aranjuez, cuando Camino se sintió molesto con un quite largo de su compañero en uno de sus toros, y en el encuentro hacia las tablas, Camino le espetó al de Palma del Río algo así como “yo me corto el pelo como los hombres”, lo que desató una trifulca entre ambos en la que acabaron implicadas las respectivas cuadrillas.
Diez años más tarde, el 24 de mayo de 1975, el televisivo José María Íñigo, invitó a Camino y Palomo Linares a su programa ‘Directísimo’, pero ambos rechazaron la oferta de asistir juntos en el plató por la competencia que mantenían en los ruedos. Fue Camino el que se refirió a Palomo como ‘este muchacho, este chico que es un muchacho joven, que dijo de mí unas cuantas tonterías’, lo que hizo que Linares entrara de sopetón en el plató y se entablara entre ambos una discusión no que llegó a mayores ‘en la calle’ por la mesura impuesta por el presentador.
A lo largo de su carrera sufrió alrededor de 30 cornadas, dos de ellas muy graves, una en Bilbao, y otra en Aranjuez, el 30 de mayo de 1980, en la que el pitón le entró por el cuello y llegó cerca del corazón. A pesar de que estuvo entre la vida y la muerte, reapareció al año siguiente “porque no quiero que la historia diga que me retiré por una cornada”.
Se despidió de los ruedos en 1983 y volvió a vestir de luces el 26 de septiembre de 1987 en Nimes para dar la alternativa a su hijo Rafi Camino, al igual que hizo su compañero Miguel Báez El Litri con el suyo.
Paco Camino contrajo matrimonio en tres ocasiones: en 1963, con Norma Gaona, hija del empresario de Plaza México Alfonso Gaona de Lara; después, en 1973, con María de los Ángeles Sanz, y en 1994 con Isabel Sánchez-Flor. Es padre de cuatro hijos, entre ellos el también torero Rafi Camino.
Desde hace años, ha vivido una tranquila jubilación en su finca Los Caminos, con el reconocimiento de una afición que siempre ha considerado a Paco Camino como uno de los grandes toreros de la historia.