El Juli se emplea con el sexto
EL JULI, GARANTIA PARA GANADEROS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Julián López El Juli pasea un insultante poderío en Almería. Está incontestable y hace sombra al resto de la terna. Al tercer toro de Joselito lo toreo a placer, quizás no con el ajuste que hubiera merecido el toro, pero en cualquier caso su trasteo fue un gusto para los ojos, y un honor verlo torear de la forma que concibe las faenas. Puede decirse, creo que lo he escrito en otra ocasión, que su toreo de razón, cartesiano, toma el relevo de lo que deja Ponce, es decir, de ser ahora la cabeza más privilegiada de esto. Con el sexto estuvo magistral. Una lección de conocimiento del toro, de los terrenos y de la técnica necesaria para el sometimiento de la mala casta. Aquel sexto, basto, alto de agujas, manseó en varas y en banderillas trajo a los banderilleros aperreados, cuando el presidente cambió el tercio, debió hacerlo antes con menos palitroques por el bien del toro y el alivio de la peonada, pidió calma Julián y se puso con él en el ocho, sacándoselo de la querencia donde los subalternos habían entregado la cuchara y se lo llevó a los medios, allí lo sobó, lo desengañó y le tragó los arreones, que fue dulcificando, hasta dejarlo bebiendo de la mano, casi como un corderito. Ese tremendo poderío le da patente al madrileño para ponerse la corona del toreo y sobre todo se constituye en la garantía de cualquier ganadero para que en sus manos no parezcan malos los toros. Mató a sus dos toros de sendas estocadas y recibió las dos orejas del tercero y una del sexto.
Abría el cartel el veterano Ruiz Manuel que abrió inteligentemente la faena al primero de la tarde para emplearse en tres series de derechazos, buenas y por el pitón izquierdo, dos naturales con mucha enjundia. Pinchó cuatro veces, dio media atravesada y tendida y descabelló. Con el cuarto anduvo aseado, algo le vimos al natural y estuvo correcto por el trasteo con la derecha. Cobró un pinchazo hondo y le concedieron una oreja fácil y paisana.
Morante de la Puebla dejó sentado que con el capote es el torero que torea con más enjundia, sobre todo en un quite a la verónica, de locura, en el segundo de la tarde luego equivocó las distancias a la hora de pasarlo de muleta y se le vio muy espeso en el discurrir de la faena. Un pinchazo hondo y un descabello dieron para una ovación. Al enano toro quinto no le hizo nada, el toro descastado no tenia un muletazo, pero Morante no quiso empeñarse tampoco en ver si lo tenía. Cinco pinchazos y tres descabellos para unos pitos de cariño.
Los toros de El Tajo y de La Reina, propiedad de Joselito y quien fuera su apoderado Martín Arranz, aplaudido al arrastre el jabonero primero que se partió el pitón izquierdo que fue bueno yendo de más a menos. El segundo, también jabonero, correcto en su presentación, bueno aunque por el izquierdo se quedaba corto. El tercero aplaudido al arrastre correcto en la presencia, bueno, más encastado. Cuarto, feo, noble que dura poco. El quinto pitado al arrastre, chico, impresentable por novillo, descastado. Y el sexto grande, zambombo manso encastado.
¡Aquí paz y allí gloria!
EL JULI, GARANTIA PARA GANADEROS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Julián López El Juli pasea un insultante poderío en Almería. Está incontestable y hace sombra al resto de la terna. Al tercer toro de Joselito lo toreo a placer, quizás no con el ajuste que hubiera merecido el toro, pero en cualquier caso su trasteo fue un gusto para los ojos, y un honor verlo torear de la forma que concibe las faenas. Puede decirse, creo que lo he escrito en otra ocasión, que su toreo de razón, cartesiano, toma el relevo de lo que deja Ponce, es decir, de ser ahora la cabeza más privilegiada de esto. Con el sexto estuvo magistral. Una lección de conocimiento del toro, de los terrenos y de la técnica necesaria para el sometimiento de la mala casta. Aquel sexto, basto, alto de agujas, manseó en varas y en banderillas trajo a los banderilleros aperreados, cuando el presidente cambió el tercio, debió hacerlo antes con menos palitroques por el bien del toro y el alivio de la peonada, pidió calma Julián y se puso con él en el ocho, sacándoselo de la querencia donde los subalternos habían entregado la cuchara y se lo llevó a los medios, allí lo sobó, lo desengañó y le tragó los arreones, que fue dulcificando, hasta dejarlo bebiendo de la mano, casi como un corderito. Ese tremendo poderío le da patente al madrileño para ponerse la corona del toreo y sobre todo se constituye en la garantía de cualquier ganadero para que en sus manos no parezcan malos los toros. Mató a sus dos toros de sendas estocadas y recibió las dos orejas del tercero y una del sexto.
Abría el cartel el veterano Ruiz Manuel que abrió inteligentemente la faena al primero de la tarde para emplearse en tres series de derechazos, buenas y por el pitón izquierdo, dos naturales con mucha enjundia. Pinchó cuatro veces, dio media atravesada y tendida y descabelló. Con el cuarto anduvo aseado, algo le vimos al natural y estuvo correcto por el trasteo con la derecha. Cobró un pinchazo hondo y le concedieron una oreja fácil y paisana.
Morante de la Puebla dejó sentado que con el capote es el torero que torea con más enjundia, sobre todo en un quite a la verónica, de locura, en el segundo de la tarde luego equivocó las distancias a la hora de pasarlo de muleta y se le vio muy espeso en el discurrir de la faena. Un pinchazo hondo y un descabello dieron para una ovación. Al enano toro quinto no le hizo nada, el toro descastado no tenia un muletazo, pero Morante no quiso empeñarse tampoco en ver si lo tenía. Cinco pinchazos y tres descabellos para unos pitos de cariño.
Los toros de El Tajo y de La Reina, propiedad de Joselito y quien fuera su apoderado Martín Arranz, aplaudido al arrastre el jabonero primero que se partió el pitón izquierdo que fue bueno yendo de más a menos. El segundo, también jabonero, correcto en su presentación, bueno aunque por el izquierdo se quedaba corto. El tercero aplaudido al arrastre correcto en la presencia, bueno, más encastado. Cuarto, feo, noble que dura poco. El quinto pitado al arrastre, chico, impresentable por novillo, descastado. Y el sexto grande, zambombo manso encastado.
¡Aquí paz y allí gloria!
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