UN CHUPITO DE COCA COLA

UN  CHUPITO DE COCA COLA

Por Agustín Hervás

Onda Cero Radio

Toro de piedra de Paco Rodríguez

Plaza de toros de Las Ventas. Sexta de San Isidro. Toros de La Palmosilla y tres sobreros, 1º de Torrealta que hizo tercero. Cuarto bis de Sánchez Dalp, y 5º bis de La Rosaleda. Juan José Padilla, silencio en ambos; Manuel Escribano, que confirma alternativa, silencio en ambos; Joselito Adame, vuelta tras petición y silencio tras dos avisos

Todo parecía que era un capricho, que era el agostar del dinero ganado a espuertas, o el infantil berrinche del niño en la feria. Pero lo cierto es que los toros de La Palmosilla no han sido para la feria más importante del mundo. Para Tarifa, si. Para León, también. Pero para Madrid ni mijita. Eso de criar toros para lo pueblos, lo tienen muy bien asumido ciertos ganaderos que saben sus limites perfectamente. Igual que hay toreros que no pisan esta plaza y se quedan a torear en Fuengirola. Alguien debe haber perdido el norte en la ganadería, o quizás aunque grandes, cornalones y de apariencia polluos, no tenían la guapeza que debe exigírsele al trapío de Las Ventas. Claro también está el asunto de la economía. Vender para Madrid es garantía de cobrar, aunque sea al peso. Otra cosa es que Choperita haya comprado de saldo. Amén pues de estas circunstancias, no tuvieron casta y fueron inválidos hasta la desesperación de haberse devuelto tres, cuando debieron ser cuatro o cinco. Y todo un suplicio. Una tarde de oprobio cultural que no enarbola banderas para conquistar Europa, ni a Putin, que anda pidiendo emociones. Confirmó erróneamente Escribano con esta ganadería, y se hundió. Nadie se acordará. Se la confirmó Padilla que supo que los favores a los amigos, hay que pagarlos. Y testificó el mejicano Adame que se puso valiente y decidido con un sobrero de Torrealta, y pare usted de contar. El presidente Justo Polo, correcto. No dio una oreja pedida a Adame, que hubiera sido pueblerina, y dejó el respeto para la afición. El otro publico, que se beba una Coca Cola. Y a los toros de La Palmosilla que les den un chupito de ese jarabe, que en casa saben.

¡Aquí paz y allí gloría!