SUSPENSIÓN EN LAS VENTAS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Todos en la enfermería. David Mora, Antonio Nazaré y Jiménez Fortes. Consecuencia, suspensión del festejo por fuerza mayor. David Mora a causa de una cornada al recibir al primer toro, de rodillas desde los medios. Antonio Nazaré volteado al hacer un quite al segundo toro. Lesión de ligamentos. Jiménez Fortes toreando de capote, puntazo y cornada en la pierna derecha. En solo dos toros tres desastres. El primero titular del Ventorrillo. El segundo, remiendo de Los Chospes.
La grandeza del toreo es esto, que tres toreros caigan heridos en el ejercicio de su profesión. Es la inmanente verdad de esta fiesta, en la que el juego con la muerte se sortea cada tarde. La fiesta es grande a causa de estas tragedias, y por supuesto a causa de sus glorias. Ayer por más cerca, el novillero Espada rozó el cielo al cortar una oreja. Y en martes y trece, Fandiño salió por la puerta grande. Llegando al cielo. Antes Del Álamo toco también pelo y se le espera con ansia.
Por supuesto que nada es comprable con este espectáculo en el que la emoción la pone el toro y los toreros machos. Por supuesto que no vamos a dejar que nos arrebaten nuestros sentimientos albergados por la esencia de la corrida. Por supuesto que debemos seguir defendiendo la muerte del toro en el ruedo para que su vida no constituya una humillación, sino una gloría. Y por supuesto que los toreros deben seguir llamándose matadores de toros. Así es, y así queremos seguir defendiéndolo algunos convencidos de la verdadera importancia de este juego de amor y muerte.
Desgraciado el percance de David Mora nada mas empezar la corrida, cuando se fue a los medios (que no a portagayola) a recibir al toro de rodillas. Se hizo cargo de él el sevillano Antonio Nazaré que imprimió buenos trazos al natural y en el toreo en redondeo, poniendo voluntad y ganas ante un toro que regañaba en las embestidas y sin recorrido.
Desgraciada la lesión en los ligamentos de este torero al hacer un quite al toro de Jiménez Fortes. Buen trazo en las chicuelinas, pero con el revolcón se acabó todo.
Desgraciados percances los del malagueño Fortes. Primero en un revolcón recibiendo a su toro. Segundo y definitivo trastabillándose y cayendo en la cara donde rebañando le pega una cornada en la pierna derecha. Continúa la lidia cojeando, y al entrar a matar matando, es cogido también.
Las resultas ya las saben.
¡El toreo es grandeza! ¡Viva el toreo!
¡Aquí paz y allí gloria!
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