PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS. MADRID. SAN ISIDRO 2014. 23 DE MAYO.
PERERA CORTA TRES OREJAS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Toro de piedra de Francisco Rodríguez
Y sin embargo eso no es el toreo. O al menos no es el toreo de mis mayores. Será ese moderno que estos disidentes de Sevilla proclaman y que hoy le ha llevado al extremeño a salir por la puerta más importante del mundo del toreo.
Fue el mejor toro el tercero. Cumplidor en las varas y doliéndose en palos tenía buen tranco y llegó franco a la muleta. Quitó por chicuelinas Perera, que no torean, sino que recortan. Ya sabemos que las chicuelinas después de Morante torean, y no son lances de alivio. Quita luego el Juli, con lo mejor mas puro y artístico de la tarde, verónicas acompasadas, de olé, con media y recorte de aúpa. Hasta Juan Sierra, que luego lidió muy bien el sexto, en este saludo por las banderillas. Todo indicaba grandeza y Perera comenzó con estatuarios una faena que brindó al público. Pero luego se puso a torear en redondo y a descargar la suerte, para alargar, dicen los modernos, el viaje del toro. Destoreaba despacio, y yo me acordaba de Antonio Bienvenida. Templaba bien, y también acompañaba. Acompañar no es torear. Es dejar pasar el toro. Torear es poder, vencer, derivar la trayectoria del toro. Pero eso solo lo saben los grandes maestros vivos del toreo. El Viti, Paco Camino, Ángel Teruel… que procuran no ir a los toros a ver tanta traición a la verdad del toreo. Claro el toreo al natural por ser más verdad, queda mas disimulado y los trucos se tapan de otra forma. Digamos que queda mejor. Le cayó la estocada trasera y el usía le envió un recado, pero la gente del clavel se volvió loca y pidió los dos trofeos que el señor Polo dio con desgana.
No cabe duda que la tarde ya era de Miguel Ángel Perera. En el sexto un toro que se dejó por el sitio que pisó el torero, pero que no se entregó, y terminó parándose, volvió a brindar al público. Cuajó algunos naturales muy de verdad y se pegó su característico arrimón. Y esta es la importancia y el valor del torero. Ganada ya la puerta grande, no escatimó esfuerzos con el que tenía delante. No se alivió. Arreó otra estocada y le dieron otra oreja.
Me quedo pues con el Miguel Ángel mentalizado en torero, pero no puedo quedarme con su destoreo.
Así como entiendo que Perera podría reconvertirse y hacerlo puro, Manzanares es ya un caso perdido. Lo injusto es que a este torero le pitaran la colocación, el pico y el despegue, y al otro se lo consintieran. Bien es verdad que la trayectoria en Las Ventas de uno, no es la del otro. Este alboroto fue en el segundo toro, protestado, ¡toros, toros! Gritaban, pero se dejó. Manzanares se ha instalado en el oficio cómodo, del papel cuché y la fotografía de moda, y ha olvidado echar la “pata palante” y ajustarse más con los toros. Cree que torear en Madrid es igual que hacerlo en Alicante. Dio pinchazo y estocada con vómito en este segundo, y en el quinto, imposible, reparado de la vista y descastado, dio buena estocada.
El Juli se ha llevado el peor lote de su amigo Victoriano del Rio. El primero devuelto por inválido y sustituido por un Zalduendito con cuernos. Descastado. Se rajó. Después de abrir bien la faena, puso voluntad, nada más se podía. Con el cuarto descastado y descompuesto tiró de oficio para estar delante y poco más.
La corrida desigual de Del Rio, no tuvo casta. Solo segundo y tercero toreables, y de doce toros esta feria, se antoja menor balance.
¡Aquí paz y allí gloria!
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