Coleta de Lagartijo. Museo Taurino de Córdoba
A PROPÓSITO DE LA
SUSPENSIÓN DE CÓRDOBA
LA ACTUACIÓN DE UN
PRESIDENTE CONFORME A LEY
Con el desarrollo de la temporada
taurina nuevamente vuelven a producirse hechos polémicos acerca de las
actuaciones presidenciales.
El último episodio ha sido la
suspensión de una corrida de toros de la Feria de Córdoba.
En tal sentido, y habiendo tenido
conocimiento tanto en lo leído por prensa como por lo informado personal y
directamente por algunos actores, esta Asociación apoya la decisión
presidencial. Estamos convencidos que al primero que no le gusta tomar este
tipo de decisiones por las consecuencias de presión mediática que ocasiona es
al propio Presidente del festejo. Recordemos, además, que el Presidente es el
único que no recibe remuneración económica: La prestación de sus servicios se
debe a su devoción por el mundo de los toros y por tanto, es el primero, que
tiene interés en la celebración del festejo.
No obstante lo anterior, no todo
vale en el mundo de los toros: Nos guste o no, la realidad existente es que la
celebración de un festejo taurino está fuertemente intervenido a través de
normas jurídicas, es decir, leyes y reglamentos de obligado cumplimiento para
todos tal como sucede con el resto del ordenamiento jurídico. Y, concretamente,
el encargado y obligado de velar por el cumplimiento de la normativa es el
Presidente del festejo. Hay, además, hechos que motivan la suspensión y que no
admiten prácticamente discrecionalidad en cuanto a la interpretación de la
normativa por parte del presidente. Es el caso presente de Córdoba como fue el
peso de las reses: Es una cuestión objetiva, si no se llega al peso mínimo,
poco se puede interpretar al respecto.
Si las normas son o no justas, y
si deberían modificarse en uno u otro sentido, es una cuestión que corresponde
a la administración plantearse y tomar las decisiones pertinentes mediante los
procedimientos previstos para los cambios de normativas.
Lo que no es de recibo, en
referencia general al mundo del toro y no ya al particular de Córdoba, es
pretender variar la normativa por la vía de los hechos. Es decir, no nos parece
adecuado que se exija a los Presidentes que “miren para otro lado” ante el
cumplimiento flagrante de normativas; bien sea la obligación de garantizar la
integridad de los toros, bien saltándose la obligatoriedad de los sorteos, o
bien cualquier otra pretensión que suponga dejar de aplicar la normativa de
obligado cumplimiento la cual vela, además, por el mantenimiento no sólo de
unos principios básicos que nos ha sido legado en la tauromaquia actual sino
también por los intereses de un sector vital para la fiesta como es el de los
aficionados.
El desarrollo de las labores
presidenciales no es, precisamente, sencillo. Por ello esta Asociación ha
instado en diversos foros y ante multitud de administraciones públicas a que se
adopten medidas para garantizar al aficionado que el palco está presidido por
personas competentes e idóneas tal como exigen los reglamentos taurinos. Por
ello, hemos sido los primeros en exigir medidas de inspección hacia los propios
presidentes (y así fue introducido como objetivo y criterio orientador en el
PENTAURO) con ánimo de expulsar de los
mismos a quienes no garanticen a los aficionados el cumplimiento de la
normativa. No es, precisamente, el caso
del Presidente de Córdoba quien actuó correctamente en cumplimiento del
reglamento taurino andaluz.
Pero sí estamos hastiados de
comprobar como una y otra vez existe una gran dejadez por parte de las
administraciones públicas competentes que, no queriéndose complicar la vida,
optan por mantener en la presidencia a personas por el mero hecho de “ser conocidos
de” o de ser “dóciles a otros intereses”.
Si en verdad queremos velar por
la tauromaquia entendemos que los representantes de las administraciones y sus
políticos, lejos de limitarse a declaraciones grandilocuentes y fotos en
callejones, deberían mostrar su compromiso con la tauromaquia cumpliendo y
haciendo cumplir la normativa en el día a día. Y entre ello, exigiendo
presidencias de calidad ya que, a fin de cuentas, el Presidente del festejo es
nombrado por la propia administración.
Sobre lo demás, sobre si se ha de
permitir toros supuestamente afeitados o no, sobre si deben existir controles
para garantizar la pureza e integridad de los toros, sobre si es justo o no la
existencia de unos pesos mínimos, sobre tantas y tantas cosas que pueden
incomodar a unos y agradar a otros, reiteramos que es cuestión de plantearlo en
los foros de reforma legislativa que corresponda. Mientras tanto, estas son las
leyes y éstas son las que el Presidente debe velar por su cumplimiento, tal
como hizo el Presidente del festejo de Córdoba. Y si se pretende que se
apliquen otras leyes diferentes, cambien primero los reglamentos taurinos para que todos los sectores puedan opinar al
respecto.
Asociación Nacional de Presidentes de Plazas de Toros de España
No hay comentarios:
Publicar un comentario