23 agosto 2012

UN TORO BRAVO DE PARLADÉ

Ponce brinda el toro de vuelta al ruedo
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Almería, 23 de agosto: PONCE SE REENCUENTRA CON LA AFICIÓN ALMERIENSE TRIUNFANDO.
La terna recibe la ovacion del respetable

Por fin en el ecuador de la feria hemos visto una corrida correcta de presentación. Ni por arriba, ni por abajo, la uniformidad en los toros ha sido destacable y ha resultado un viento de consuelo ante las impropias presencias de los de El Pilar y Garcigrande. Y dentro del conjunto de los seis toros de Parladé cuyo titular es Juan Pedro Domecq, hijo del que fuera el ganadero de los toros artistas, sobresalió un toro que fue merecedor de los honores de la vuelta al ruedo que nadie discutirá por la bravura que en todos los tercios demostró, por supuesto con el entendimiento de que la suerte de varas en la actualidad es un trámite, pero que su durabilidad, su entrega y su recorrido en la muleta de principio a final significó un bastión de la defensa de la casta en esta ganadería muy importante. El resto de los toros en este tono. Primero descastado que no se movió. Segundo bueno que se paró. Tercero noble que se desfonda. Quinto no se empleó. Y sexto que se dejó a menos.
Volvía Enrique Ponce a Almería después que en 22 años de alternativa no había faltado más que la temporada del 2011, y la suerte le acompañó pudo cuajar el toro del encierro de la mejor forma posible que es poner en valor la facilidad Ponce, la técnica Ponce, el adorno Ponce, incluida la suerte de la poncina, y el conocimiento de la cátedra Ponce. Un feliz reencuentro que el presidente confirmó concediéndole la segunda oreja de este toro, aún después de cobrar un pinchazo y una estocada caída, quizás porque en su fuero de aficionado pensaba sin dudar darle la vuelta al ruedo al toro, y no era cosa de desmerecer al toro solo con un trofeo.
En el primer toro del encierro hizo el esfuerzo de aplicar oficio para arrancar dos tandas serias de muletazos.
Morante en el segundo
Morante puso el punto en media faena al segundo toro cortando una oreja. Ese punto de diferencia que entre la clase y la vulgaridad se vive todas las tardes en los ruedos y que el sevillano adorna como nadie, pues sépase que en las verónicas y las chicuelinas a este toro brilló por su elegancia y en la faena (media solo por su calidad, no por su intensidad) puso ese contrapunto que a los matadores actuales les falta: la torería. Pues como se vio en el quinto toro aún con el capote y con la muleta empleada con defecto técnico pero nunca estético, y eso es marcar la diferencia. En este toro en realidad no se confió y lo que se le perdona a este no se le perdona a los otros. Eso también es marcar diferencias.
Voluntarioso toda la tarde estuvo Castella intentando justificarse y echando mano al encimismo pesado al que acostumbra, se le concedió a modo de regalo la oreja del sexto.
¡Aquí paz y allí gloria!

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