UN CHULO EN LA MALAGUETA

Miguel Abellán en Almeria 2005. Foto de Manolo Ortega

Málaga, 16 de agosto de 2008.

Toros de PEDRO Y VERONICA GUTIERREZ, desigualmente presentados, tercero anovillado, cuarto con cara de pobre por la brocha cornamenta, al quinto le faltaba cara y el sexto pese a sus 620 kilos sin rematar. Todos mansearon en varas, cumplieron en el segundo tercio, menos el sexto que esperó. A la muleta llegaron, segundo y cuarto sin fuerzas pero este noble, el tercero se acabó pronto y el resto manejables. El primero devuelto con acierto por manifiesta invalidez y sustituido por el sobrero de JULIO DE LA PUERTA, correcto de presentación que embistió bien por los dos pitones, aplaudido al arrastre. MIGUEL ABELLAN: trasera baja que provoca derrame, ovación que saluda con protestas. Bajonazo atravesado, aviso y descabello, oreja. EL CAPEA: Dos pinchazos, media trasera atravesada, aviso, descabello, silencio. Media ida, silencio. ANGEL TERUEL, que se presenta en Málaga: pinchazo hondo delantero, y dos descabellos, silencio. Pinchazo, estocada delantera atravesada, aviso y cuatro descabellos, ovación cuando se iba de la plaza.

En el burladero de callejón de la empresa se sirvieron cervezas, que está prohibido por el reglamento andaluz. Es un ejemplo de cómo se respeta la norma de Soriano. Unas veces porque no se respeta y otras porque se pincha, es el caso que no funciona.
Hoy el maestro Puyana ha destrozado el solo de trompeta de Nerva. Habrá que repasarle la partitura al niño de la trompeta.
Ejemplo de disparidad de criterios en los presidentes: a unos toreros no se les ha permitido cambiar el tercio indicándolo con la señal dáctil, se les ha pedido que se desmonterarán. Hoy valía el dedito.
El delegado gubernativo llamó la atención al mozo de espadas de Abellán, Luis Carlos Rincón, por incitar a las masas del tendido a aplaudir a su torero.

UN CHULO EN LA MALAGUETA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

En la fiesta de los toros existe la figura del chulo. El chulo interviene como ayudante en los festejos y a su actividad le daba, en estos tiempos no, un grado de gracia especial. Por ejemplo el chulo de banderillas y el chulo de toriles. Uno da las banderillas y el otro abre la puerta e toriles. Y es la gracia que amos pueden, si la tradición de la plaza lo manda, vestir de luces.

En Málaga se ha vestido de luces, un chulo, que además cobraba por torear o algo semejante. Lo de semejante atribúyase a los dos verbos anteriores. El caso es que Abellán andaba mareando la perdiz en el cuarto, cuando alguno de los grandes entendidos de Málaga, le pedía música a Puyana, que con mucha razón se resistía a atacar el pasodoble. Sin embargo ante la insistencia de los próceres, depuso la actitud el maestro y la emprendió con las notas que de facto fueron brutalmente reprimidas por los contestatarios de la música. Puyana no se ha visto en otra. De imponer su propia dictadura de tocarle a quien le place y cuando le place, a tener que decidir si seguía no tocándole a Abellán. El publico, con berridos, que no, Abellán con gestos prominentes, que si, y un sector del siete que vive en un mundo feliz, que también. A resultas Miguel Abellán se puso chulo y en forma de protesta se arrebató y comenzó a torear. Hasta entonces, repito, estaba mareando la perdiz. Eso de torear Abellán no lo ha hecho nunca, de manera que menos lobos. A pegar pases y mantazos a un toro inválido. Cuando lo mató de un bajonazo y descabello, tras ser avisado, el publico de un Mundo Feliz, le pidió corajudamente una oreja, que el Usía, otro gran aficionado que vive en un Mundo Feliz, le concedió sin haber mayoría. La otra chulería de Abellán fue mandar venir al alguacilillo a sus pies para entregarle la oreja. Menos mal que la cordura del alguacilillo estuvo en quedarse en su lugar, que es en las rayas bajo la presidencia a dónde por fin accedió el señorito a ir a recogerla. Esta es otra prueba evidente de que no hay autoridad en el palco, pues Moya, inmediatamente debió haber hecho subir al palco a torero, y amonestarlo por desacato a la autoridad que en esos momentos representa el alguacilillo. Del resultado de la vuelta al ruedo hemos de decir que el gran publico aficionado de La Malagueta, le tributó vítores y arrojó prendas y cuando hubo llegado a los tendidos cinco y seis, ni miró para los que le negaban el triunfo. Abellán, el chulo de esta tarde en La Malagueta, en realidad su labor no es merecedora de otro calificativo, volvió a sonreír cuando pasó por delante de los del Mundo Feliz. Lo curioso es que cuando se dispuso a visitar el centro del ruedo para recibir aplausos le propinaron una bronca de aúpa que los felicísimos del siete no contrarestaron. De despedida el chulo se llevó otra bronca.
De su labor con el sobrero que hizo primero nada que resaltar salvo que se dejó ir el mejor toro del encierro, sobre todo por el pitón izquierdo.

El Capea debería retirarse a un monasterio, primero para expiar los pecados contra la naturaleza que según parece ha cometido, y después por deshonrar la memoria de su padre en Málaga. Acosó a un toro moribundo que hizo segundo nos inundó de vulgaridad en su labor al quinto.
Angel Teruel tuvo el mejor lote dentro de lo malo, pero ambos toros se apagaron, más pronto el tercero que el sexto que durando más mereció mejor trasteo.

La corrida de la familia Capea o servia nada más que para lidiarla de rejones. Con un poquito más de esfuerzo hubiera servido para correrla mañana, o directamente enviarla a la carne. No es poco el problema que tiene el salvador del encaste Murube, que ha creado un hierro nuevo, San Pelayo, para rejones, y va a tener que enviar este también para esos menesteres.

¡Aquí paz y allí gloria!