Almería, 28 de agosto de 2008.
Toros de FUENTE YMBRO, desiguales de presentación, anovillado el primero, terciado el segundo, resto correctos. Que resultaron mansurrones para los caballos y que en banderillas cumplieron el segundo y el sexto. Primero, segundo y quinto pitados al arrastre, cuarto y sexto aplaudidos. En el último tercio el primero descastado, el segundo se vino a menos por haber perdido una pezuña. El cuarto de menos a más, el quinto se para y el sexto, encastado. Y un sobrero por haberse partido una mano el tercero de la titular, de ESTEBAN ISIDRO, zambombo, descastado. FINITO DE CORDOBA: Silencio y oreja. EL CID: ovación y silencio. EL FANDI: Silencio y dos orejas.
LA ELECTRICIDAD DA CORRIENTE
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.
Y salió aquel sexto toro de Fuente Ymbro, que hizo pelea desigual en el caballo, por la verdad, ni se picó, pero que en banderillas cumplió con suficiencia de cuatro pares del Fandi, dos vulgares, de principiante a cabeza pasada, uno por delante del pecho que es la derivación de lo que un día fue el violín, y otro, el bueno, por los adentros, más ajustado, y cuando lo llamaron para muerte se puso a embestir. En cada carrera saltaban chispas, en cada embestida fiereza, y claro, cuando uno se acerca a tan tamaña fuente de energía, ¡zas! Le da la corriente. Al Fandi le dio corriente con este toro y para no verse desairado y con los pelos alterados no tuvo otra forma de negociarlo que tomando sus precauciones, que en esto de la electricidad es no arrimarse mucho, usar pinzas protegidas y guantes aislantes, pues la finalidad es arreglárselas de tal manera para que la luz pase pero iluminando. O vulgo taurino negociar la corriente sin dar un pase bueno. Con el zambombo de sobrero solo acordó estar aseado.
El Cid no impone, ni arrebata cuando torea por provincias, sea por el toro o por flaquedad del alma, El Cid no suena como suena en plazas de responsabilidad. Si hay que echarle la culpan a algo para eso están los toros que como no hablan se dejan. Hoy seguramente la culpa ha sido de los toros... y de un picador. Se verá que por la desgracia de haber perdido una pezuña el toro segundo no terminó de romper, aunque hubo voluntad de embestir. La misma de agradar del Cid, pero que dadas las circunstancias en uno y otro bando, no hubo punto de entendimiento. Lo del quinto fue otra cosa porque en realidad se rajó, más ayudado por la acorazada de picar que por la connatural de u sangre. Muerto en varas, se acabó la faena. El toro se raja y se acabó lo que se daba.
Abría el cartel Finito que con el descastado primero solo pudo estar voluntarioso, y al cuarto, a base de sobarlo le instrumentó varias series con seriedad e imponiendo su estilo que no es otro que el del destoreo, el alivio y todo lo hecho al hilo del pitón.
¡Aquí paz y allí gloria!
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