LAS MEDALLAS EN ALTO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Ha terminado la feria de Sevilla. Ha terminado la primera feria importante del circuito taurino español y lo ha hecho con el planteamiento de muchas interrogantes. Algunas de ellas ya están efectuadas a modo de quejas y peticiones a la superioridad por la Unión de Abonados de Sevilla. El toro como eje principal, pero también el modelo de gestión y el control del espectáculo. Lo que subyace es el fraude, no por el que no sabremos que se ha cometido. Nadie informa de nada. Sino por el que sí ha sentido la afición en carne propia tarde tras tarde. Es cierto que la empresa ha contratado ganaderías de garantías a priori, pero sobre ellas un manto de dudas enormes. Mucho baile de corrales, mucho toro chico, y demasiados descastados. Ahora dirán los ganaderos que no les dejaron llevar lo seleccionado por ellos. Y lo seleccionado por ellos si hacemos caso de esa autoridad hermética, no era para Sevilla.
Entiendo que estos considerandos entran dentro del espectro de la fiesta moderna que nos inunda y que el camino a recorrer no es ni por pienso el que hemos recorrido. No diré, ni mejor ni peor. No caeré en esa trampa, pero sí que será un camino distinto al que algunos no nos acostumbraremos. Es lo mismo, seguiremos recordando en nuestro trabajo el sentido original del toreo, la verdad inmanente de la fiesta: La muerte.
Sevilla es mucha Sevilla hasta que deja de serlo, y por ahí van los tiros, en la posibilidad de convertirse, si no lo es ya, en una plaza que aunque distinta, sea igual que cualquier otra de provincias. Pero no seré yo quien analice más pormenores. Solo contribuyo con lo expuesto al beneficio del aficionado. Ahora bien, gustos a parte, ciertos carteles han tenido gran importancia en el entorno taurino. La feria en su conjunto no habrá ido bien, pero de ella hemos sacado toreros importantes: Morante, Juli, Manzanares. Hemos encontrado toreros dignos, Padilla, Castella, Talavante. Y algunos se han puesto en el sitio que les correspondía estar, quizás por cuestión del carburante: Ponce y El Cid.
Ahora bien. Las medallas están en alto pues lo que Morante ha venido a demostrar en Sevilla es la verdadera dimensión del arte. Estamos ante un genio, al que quizás no volvamos a ver, o quizás sí, hacer lo que ha hecho en Sevilla. Para ser un genio lo primero es ser superdotado y de esos la naturaleza da muy pocos, Salamanca, presta algunos más. Morante no es solo un buen torero, es una dimensión distinta del toreo. La limitación humana se proyecta en Morante como salvación de la Omega, y vemos en su toreo algo más allá que en otros no vemos. Por técnica. Por oficio. Por elegancia. Por duende. Y esto ante la vulgaridad establecida. La vulgaridad de lo cotidiano, la vulgaridad del oficio sinuoso. En estos meses atrás se ha hablado, quizás demasiado, del arte del toreo a causa de unas medallas, que por supuesto se agradecen. Pero era necesario demostrar la verdadera dimensión del arte del toreo. Morante lo ha hecho en Sevilla.
Desde aquellos comentarios vengo sosteniendo que pintar la Capilla Sixtina de cal, o pintarla de criaturas celestiales, tiene el mismo peligro. Ambos pintores podrían caerse de los andamios. Sin embargo, la pintura de solo uno de los dos pintores, fue calificada por el mundo, de obra de arte.
Morante y otros toreros ¿? fueron a pintar la Capilla Sixtina, pero solo su obra fue calificada de artística… y de más, pero sobre todo de arte. Otros toreros pasaron por allí y no han sonado después.
Cuando se hace un comentario, no contra un compañero y si contra un concepto erróneo del arte, luego hay que demostrar y sostener lo dicho, y si ningún otro dice algo mejor, lo que prevalece es lo que se hace con más verdad y con más espiritualidad. Un condicionante es necesario: la obra debe hacerse en una plaza importante y no en los pueblos como lo hacen algunos toreros.
Esa es la diferencia que han marcado Paco Camino y José Tomás con sus decisiones, y Morante ha firmado en Sevilla.
De forma diferente pero importante El Juli ha hablado. Lo del Juli además adquiere dimensión de magisterio, pues impone un terreno y una norma que conforma un eje (cabeza, corazón y entre pierna) que bastan para fundar tauromaquias y explicarlas en las escuelas. Y que adquiere dimensión igual o parecida de lo realizado por Morante, pues ambas tauromaquias salen de dentro, del coraje de la vida, del coraje de querer que la vida triunfe sobre la muerte.
Lo de Ponce, es de reflexión profunda. En verdad hay que considerarlo de derrota porque además no tiene posibilidad de desquitarse en Madrid. Su propia voluntad ha sido. Igual que la de ir enterrando la espada. Si empezaba a ser discutido por algunos empresarios, he aquí el momento de consultar con la almohada. Ya sé que Ponce no tiene que demostrar nada en el toreo, que lo tiene dicho todo, por eso he usado el verbo desquitar. Pero si lo tiene dicho todo, adiós, pues es el mejor tributo a la afición, irse ahora y no dejarlo para luego, racaneando algunos euros en ferias de menor fuste. Gloria pues a Ponce, y viva El Juli, sustituto de la mejor cabeza del toreo.
1 comentario:
Agustin veo en tu comentario resumen, certeza razonada. Veo incluso mucho sosiego por tu parte, pues la feria de Sevilla, aunque la he seguido este año, por cuestiones de trabajo no podia, pero atraves de toda la informacion que ha llegado a mi, (gracias Internet) a traves de tu blog, del de Malaka y otros, me he podido hacer una pequeña idea y para mi el resultado es sencillamente "cochambroso".
Morante, Juli y poco más.
Los ganaderos todos "al paredon" y Juan pedro y todos los de su encaste deberia ser "deportados" de por vida.
Lo de Ponce, por fin se le ha visto el "truco" y de ahi quizas que se quiera aliviar del mal trago que siempre le suposo venir a Madrid.
No espero en Madrid mejor resultado que el de Sevilla. Al tiempo.
Salud
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