Por eso hay que saber lidiar los toros y también torearlos, porque luego salen como han salido los de Algarra y se encuentra uno a cuadros, es decir, sorprendido.
Los toros desigualmente presentados pero interesantes en su juego a los que había que hacerles bien las cosas porque a las más mínima te empitonaban. Gonzalo Caballero se fue a la enfermería después de un volteretón de pronóstico reservado y Román con una cornada en la pantorrilla. Ambos después de matar sus toros y ambos estuvieron valientes y entregados e incluso Román al primero, que fue el más manejable, le cortó una oreja. De todas formas ese tesón y esos alardes de valentía no tapaban las carencias técnicas que hacían que los toreros estuvieran a veces perdidos delante de la cara de los astados y a merced en ocasiones de los pitones.
David de Miranda estuvo por allí queriendo hacerlo mejor que todos pero no encontró la forma, el sitio y las habilidades necesarias.
¡Aquí paz y allí gloria!
FOTO TOMADA DEL FACEBOOK DE LA GANADERÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario