Cuando hablamos de Las Ventas, hablamos de la primera plaza de mundo. Hablamos del toro serio y del respeto a la tauromaquia. En esencia es eso, y en el fondo la verdad. La verdad del toreo que no es más que la verdad del publico que entiende este espectáculo como un rito y que como tal se deja embaucar por las emociones de todo lo que ocurre en el ruedo. Los ritos son sagrados. La verdad es inequívoca, salvo que sea la verdad nuestra. Entonces cada uno tenemos nuestra verdad, y así es como el mundo avanza.
Premisa hecha, todos debemos convenir, que al final, el axioma taurino que más define el toreo y que determina todo este mundo por el cual, de cumplirse, nada es cierto, ni siquiera esa "verdad" entrecomillada que se blande como argumento sustentatorio de la ortodoxia del toreo, se desvanece.
AXIOMA: El hombre propone, Dios dispone, y el toro lo descompone.
En la feria de San Isidro he visto una corrida de Montalvo encastada y variada de juego. Con toros que no eran fáciles, pero esa es una verdad del toreo, para que haya emoción el toro tiene que plantear interés en su lidia. Y he visto los novillos de los Maños que no me han gustado de presentación, con caras cortas y que se tapaban por los kilos, pero como no se puede tener todo, lo que si tuvieron fue casta. Se movieron, algunos blandearon, pero con embestidas francas, picantonas y con muchos pies en todos los tercios.
Daniel Luque tiene algo admirable en un torero, es el oficio y eso conlleva conocer al toro y los terrenos por donde se mueve. Gusta verlo por la seguridad que trasmite en el ruedo.
López Simón, el torero protegido de los madrileños, es muy perfilero y con un trasteo que basado en el valor, a veces lo acompaña con gotitas de elegancia, pasa por relumbrón de la joven torería, y no. No nos equivoquemos con él, todavía tiene muchas marañas en su caletre.
Álvaro Lorenzo tiene la capacidad del gusto pero en sus faenas le falta convencimiento interior, pero está bien conceptuado entre la afición y se le esperará.
De los tres novilleros que se las vieron con la de Los Maños me interesó García Pulido que tiene un concepto estético de la tauromaquia que gusta.
Carlos Domínguez necesita conciliar su altura con el manejo de los trastos y ese que pasa por allí.
Arturo Gilio torero valiente que quiere imitar a Roca Rey. Por exceso de confianza se fue por la puerta de la enfermería.
Llamo la atención por la casta de los montalvos, encaste Domecq, y Los Maños, casta de Santa Coloma. A ver que nos depara el resto de los encastes que estarán en la feria y por supuesto el grado de la casta de toda la sangres de procedencia Domecq.
Aquí paz y allí gloria.
En este cartel del recuerdo aparece Daniel Luque muy bien acartelado con Aparicio y El Cid. A sus toros le cortó cuatro orejas y un rabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario