16 octubre 2009

CONFERENCIA: LA FIESTA MODERNA; EL PÚBLICO.

La verdad de este negocio, es que lo mantiene el público y el público es según la moda. En la fiesta moderna la moda es ir a ver a José Tomás. En la otra fiesta era ir a ver al "melenas" y anteriormente a Manolete. ¿Pero cuantos no hay billetes puso El Viti?
José Luis de Pablo Romero decía que no culpaba a los toreros. "Porque ellos hacen lo que el público pide o lo que el publico les tolera. Los aficionados de ahora no tienen escuela, porque los buenos se van retirando y al no tener a nadie al lado que les diga lo que está bien y lo que está mal, resulta que no quedan más que espectadores..."
El Viti con su esposa en el homenaje que le tributó Salamanca en el cincuentenario de su alternativa.

Y he aquí que la fiesta moderna se enraíza en aquellos años setenta y llega hasta aquí, hasta el público de EL MUNDO FELIZ.
Pero verán, los que estamos aquí, peinando canas, hemos conocido la España rural. Un público que más o que menos bregaba en el campo y tenia conocimiento de bestias. Guardaba normas de cortesía y valores y le daba el terreno a cada quien en su vida y en la plaza. Se apreciaba o no al torero por el valor o el miedo y se ponía a cada uno en el lugar que le correspondía. Pero nuestra sociedad ha cambiado considerablemente. Es cosa del progreso y de la educación. Venimos de una España rural y llegamos a la del G20. Pasamos por el 600, las huelgas de los setenta, la crisis industrial de los ochenta y los cuerpos de casa de emigrantes en los noventa.
Somos ricos y cultos aunque ese estatus no nos exima de ser crueles. Pero sí ha modificado nuestra sensibilidad y nuestro carácter. Hemos pasado del caballo destripado al sentimiento de la mano rota de un toro. Hemos pasado de la protesta a la anestesia, que en palabras de José Luis Fernández Torres, es ser una sociedad anestesiada. Hemos pasado de ser perseguidos por los grises a detener la materia gris. De ir a los toros de libre oyente al que nos calla la protesta con cajas destempladas.
Sí, existen las peñas, los clubes y las asociaciones taurinas que albergan demasiados personajes peloteros y demasiados pocos Roscos. Hoy ( por la fecha de la conferencia en 2008) en la finca del El Juli se reúnen las asociaciones de parlamentarios europeos, Jean Grenet, Miguel Cid, Pío Escudero, torearan vaquillas, engullirán buen jamón y luego darán una nota de prensa diciendo que la fiesta es magnifica y que su defensa pasa por la mano en el lomo a las figuras que la mantienen y al ganadero ¡que le den! que ya tiene bastante con chupar subvenciones. En Salamanca existe una federación de peñas taurinas, se calculan más de cincuenta, que todos los años se reúnen para comer y de paso hablar de lo mal que ha ido la feria y fallar un premio que casi siempre es a lo menos importante de ella.

Da igual, si estamos de acuerdo en que el empresario monta lo que el público pide, la batalla está perdida. Salvo que nos resistamos. Que nos agrupemos y no nos diseminemos en la plaza. Seremos más fuertes así y nos dejaremos oír.

Querida y sufrida afición hemos dado un rápido repaso a las cuatro patas que sustentan la fiesta. Obviamente hay muchas variaciones sobre los temas propuestos que espero salgan a debate en el coloquio, pero quiero que entiendan que sobre estos pilares la fiesta ha llegado hasta aquí, ciertamente no sin dificultades. Están los animalistas, los provocadores, los abolicionistas, los resabiados y los separatistas. En Cataluña vuelven a la carga MUY SERIAMENTE con una mesa parlamentaria que el 29 de octubre pasado admitió a trámite la iniciativa de abolición. En el nuevo reglamento vasco (¡Andalucía imparable!), los menores de 16 años deben ir acompañados. Y en Aragón se meten con los enanos. Sin embargo la fiesta no es sectaria. En su esencia es pura.
Pero no hay pureza sin mancha, que es en realidad lo que le da valor. Cuando aparecen los enemigos de la fiesta es cuando se necesita controlarla. De ahí que hubiera que legislarla. Aparecen los órganos de control.


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