Para no haber toros en el campo esta temporada, como afirma Manuel Caballero, esta temporada, y estamos AL PRINCIPIO, estoy viendo en proporción más toros bravos que en otras temporadas donde las camadas eran amplísimas devenidas de las grandes torifactorías. Eso quiere decir que la pandemia puso las cosas en su sitio. Los ganaderos redujeron camadas, mucho toro lidiado a puerta cerrada y muchas reses al matadero, pero se quedaron con lo mejor, que este 2023 se lidian con cinco años, edad con la que en mi opinión se deberían lidiar todos los toros. Recuerden el refrán: El toro de cinco y el torero de veinticinco. Luego, la superproducción toril no suele tener calidad y se lidian toros mediocres.
Ayer salió en Las Ventas un toro bravo. El número 33. Bravo en varas. La segunda más empleado, y bravo en banderillas aunque con el punto dificultoso de esperar a ver que hacían delante de él aquellos hombres con palitroques en alto. Por eso antes de embestir el toro esperaba a que lo llamaran con la voz. Luego en la muleta embistió con continuidad aunque terminó yendo a menos por el lógico estrés de la faena..
A este toro le tocó en suerte Miguel Ángel Perera que es torero recio, adusto, serio, poderoso, calculador, imperial (como un César romano) y sometedor. Y se empleó con el toro. Le ligó los muletazos, le bajó la mano y el toro se entregó a sus requerimientos. Más un detalle que el público en general no sabe y que la afición olvida, (la afición mal educada en el sentido de aprendizaje, no de vergüenza, quizás por no haber tenido maestros que expliquen bien el concepto del toreo), los muletazos ligados en tandas, en series, lo fueron descargando la suerte. Dicen los del toreo moderno que eso es para ligar los muletazos, y yo digo, porque lo he visto, que eso es para aliviarse y no asfixiarse con las embestidas encastadas de los toros. ¿Por qué no cargan la suerte? porque no saben y no saben porque los adalides de la pedagogía torera del siglo XXI no vieron a los grandes maestros hacerlo, y aún habiéndolos visto, lo enseñaron del revés para que los toreritos de nuevo cuño no fueran cogidos. El toreo ortodoxo se basa en cargar la suerte, en andarles a los toros "palante", no retrasar la pierna de salida jugándola hacia atrás como si fuera un compás para trazar círculos que es el origen geométrico del toreo moderno. Por ejemplo: habrán visto alguna vez a un torero torear de capote saliéndose hacia los medios en verónicas reunidas y esenciales, pues eso es ganar terreno y para ganar terreno hay que andarle a los toros y para andarle a los toros hay que echar siempre una pierna hacia adelante. O habrán visto salir un torero al tercio toreando por alto a un toro, andándole, pues también hay que echar una pierna adelante. Esa es la base del toreo ortodoxo. Esa es la base de lo que llamamos cargar la suerte. Luego además tocar las teclas que tenga el toro que toque en suerte. Por eso este oficio es para hombres inteligentes que luego lo convierten en arte, por eso a este oficio no nos podemos dedicar todos.
Luego llegó Dios y castigó a Perera pinchando al toro. Porque a veces Dios imparte justicia.
Con el segundo de la tarde de la ganadería de José Vázquez que fue bueno pero soso, estuvo firme y consentidor. En sus dos faenas fue avisado.
Ángel Téllez no vio clara la forma de proceder con su primer toro. El animal fue bueno por ambos pitones pero sosón, quizás por la justeza de fuerzas, y el torero no puso la chispa que le faltaba al toro porque no veía claro si debía o no forzarlo para embestir. Así que se le fue la faena. Con el quinto, un toro mortecino que se paró lo intentó pero nada pudo hacer.
Confirmó la alternativa el mejicano Isaac Fonseca. Y no pasó nada. En su primero, otro remiendo de José Vázquez, manejable pero sin gas, no lo entendió, no supo tocarle las teclas necesarias. En el sexto estuvo voluntarioso y valentón ante un toro bueno pero justo de fuerzas.
La corrida de El Parralejo fue remendada con dos toros de José Vázquez, ambas ganaderías de sangre Domecq. Los de Vázquez lidiados en primer y segundo lugar. Bien presentados que entregaron su poder en varas y que en banderillas dieron problemas y que en la muleta nada dijeron. El primero pitado al arrastre.
Los de El Parralejo casi todos aplaudidos de presentación. El tercero manseó en los dos primeros tercios. El cuarto cumplió ampliamente en bravo. El quinto se dejó el poder en los dos derribos que propinó al picador y el sexto cumplió en varas pero en banderillas arreó.
¡Aquí paz y allí gloria!
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