El toro bravo es el toro bravo y por encima de eso no hay nada en esta fiesta sin parangón. Cuando sale a la plaza ese toro hay que entregarse con él hasta morir si fuera preciso, pues es el sigo de la fiesta lo de la muerte.
A Castella le salió el cuarto toro de Jandilla, número 87. 515 kilos en la báscula de correcta presentación y cuellicorto. Bravo y encastado en todos los tercios pero en la muleta fue un toro de escándalo, de bueno. Le pegaron una ovación al arrastre y el torero francés les cortó las dos orejas por una faena correcta en líneas generales aunque con pasajes más buenos en toreo al natural y sobre todo en el toreo superfluo pero estético; pases por bajo, del desprecio, trincherillas y recortes. Pero faltó enjundia y elegancia. Ya sé que Castella no es un torero elegante, es valiente y obrador y que su estética es ruda pero eficaz, y por eso me faltó algo, algo tan importante que hiciera honor al gran toro que echó Jandilla. Luego fue avisado antes de entrar a matar y la estocada fue trasera y el presidente no debió concederle la segunda oreja porque en el todo del trasteo pudo más la bravura del toro que la obra del torero.
En el primero Castella anduvo voluntarioso con la gente en contra porque no paraba de protestar al toro y lo degolló.
A Manzanares se le fue otro gran toro, el segundo, encastado, feo de hechuras, vasto, que tuvo pies en la muleta, y que con su justeza de fuerzas se movió. Clara división de opiniones para el torero. En el quinto también bueno pero tardo que acudía a la voz estuvo voluntarioso, aliviado, dejándose tocar la muleta, sin temple.
Pablo Aguado tuvo dos toros nobles el primero muy protestado por su falta de fuerzas y el sexto por no tener chispa. El torero no pasó de aseado.
La corrida de Jandilla y un remiendo, el sexto de Vega Hermosa, muy bien presentado que derribó en el caballo y que a banderillas acudió a la voz. Los de Jandilla desiguales de presentación y justos de fuerzas, nobletones y que a la muleta llegaron el primero bueno pero no decía nada en Madrid. El segundo encastado. El tercero casi un inválido muy protestado por el público y la gente pidiendo que echaran del palco al presidente. El cuarto toro de vacas. El quinto tardo.
¡Aquí paz y allí gloria!
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