Un Candíl para El Cordobés
HOMENAJE AL CORDOBÉS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No me corresponde hacer sangre de un torero que firmó las primeras páginas de lo que hoy llamamos la fiesta moderna y al que alumbraron, hasta llegar a dónde llegó, muchas luminarias. No es culpable. Yo soy hijo de aquella generación y en realidad culpables somos todos lo que hemos consentido llevar la fiesta a perder los valores que la mantuvieron fuerte. El honor, la verdad, el sacrificio, la pasión, la derrota y el triunfo, que fortalecen el espíritu del hombre y que lo llevan a enfrentarse con la tragedia cotidiana pero irrefutable de la muerte.
El Cordobés ha significado mucho para la historia de este país y para el toreo, pero su filosofía de la vida, por extraña que parezca, define con evidente grafismo la tragedia de lo español.
Contaba Benítez a un grupo de tertulianos entre los cuales me encontraba, que un día paró a comer en un restaurante de carretera yendo para Hellín. Que hacía un frío del carajo, y que encontró a un vejete que con una maza de hierro aporreaba las ruedas de los camiones.
.- Abuelo ¿porqué hace usted eso?
.- Porque así sé si a la rueda le falta aire y luego se lo digo al camionero y me larga una propina.
Manuel Benítez echó mano de mil pesetas de la época y se las dio al vejete, que le pareció una cantidad enorme de dinero. Con la confianza ganada El Cordobés le preguntó:
.- ¿Bueno, con lo fuerte que está usted tiene que arreglar bastante con las hembras? ¿No?
A lo que el vejete le contestó:
.- Hijo mío, Dios capa al hombre sin dolor.
Queríais mandar en vuestra fiesta. Ya mandáis. Queríais presidir vuestras corridas para no ser mangoneados. Ya lo hacéis. Queríais tener a un público obediente y sometido, ya lo tenéis. Queríais pesebres para alimentar a los plumillas. Ya comen de vuestra paja.
Ahora oír el futuro: No me tendréis comiendo en vuestros pesebres construidos de mentiras y llenos de avenate. No me tendréis aplaudiendo a los picadores que no pican, y a los banderilleros que ponen banderillas a la remanguillé. Ni aplaudiré al torero cicatero que al hilo del pitón le ahorra las femorales a los cuernos del toro. Ni al figurón que inventó el parón como soberbia expresión de la emoción. Ni tampoco me tendréis al lado del indulto publicitario y de las estocadas fuera de cacho. Seguiré escribiendo y diciendo la fiesta en la que creo y que no es otra que la que representa la verdad de la muerte con pitones limpios. La del toro que es toro y no becerro. La del torero que ofrece el sacrifico de su vida cargando la suerte todas las tardes y en cada toro. No puedo comulgar con vosotros, sencillamente porque no soy como vosotros.
Fue una noche para recordar porque el recuerdo marca la historia de la tauromaquia. Porque se organizó para el recuerdo y para homenajear el sueño de los toreros. Pero para ser una noche soñada, no era menester mancharla con el oprobio de un indulto injusto. A un toro chico abrochadito de cuerna. Encastado pero enano y que igual que manseó en el picotacito del varilarguero, y se dolió en banderillas, también se fue a tablas cuando vio las maderas cerca. Fernando Domecq estaba exultante, pedía a voces el indulto y no me cabe la menor duda que el ganadero quería este toro en el campo para echárselo a las vacas pigmeas que me han dicho se ha traído del último safari. Se ve que Fernando Domecq tiene visión de futuro.
Talavante recibió a Carpintero con chicuelinas y remató con revolera y larga. Quitó muy dispuesto por saltilleras y el torito fue y vino humillando con los belfos en la arena, y el extremeño se quedó quieto e impuso la influencia del parón que no es otra que la de acortar las distancias y meterse en unos terrenos en los que el toro o se entrega o protesta, y este se entregó, sin embargo Talavante nos privó de un toreo de verdad que hubiera definido su valentía, pues sépase que no se es más valiente por estar entre los pitones, sino por dejarse venir los toros. Al final de la faena le sopló unas bernardinas y fue cuando el toro vio tablas. Y estábamos en eso cuando por torpeza se equivocó cambiando una de ellas dándole salida al toro por el pitón contrario y el torero se llevó un susto. Luego una voz en el uno "no lo mates" y luego más y más. Ya se sabe, cuando la masa enloquece y no hay autoridad que la pare, llega la aberración, como efectivamente llegó.
Pancho, uno de los veterinarios que reconoció la corrida, dijo haber estado de acuerdo con el empresario, de no meter el torito en los lotes, pero que él mismo echó a broma lo de meterlo, pues cabía la posibilidad del indulto. Baste desear una cosa para que se cumpla. Tengo entendido que Fernando Domecq va a fichar a Pancho como veedor.
Sepan que a no ser por el indulto la noche se hubiera ido sin gloria pues todos los toreros pincharon. Talavante en el quinto y después de dos tandas arregladitas, se paró, porque también se paró el toro. Lo más fuerte de esto es que cuando Talavante se paró el público bramaba.
Abría el cartel Finito de Córdoba que dejó detalles de gusto con el primero que saltó al callejón, y anduvo aseado con el cuarto. En ambos sin apreturas y tirando líneas. Sin dibujar.
Manzanares tuvo el lote más parado, aún así se esforzó más con voluntad de faenar que de construir. El torero tuvo que llamar la atención al público que a la muerte del sexto ya se salía de la plaza y distraían al toro. La cosa está tan dejada de la mano de Dios que cualquier día va a ocurrir una desgracia.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Marbella, 1 de agosto de 2009. Corrida de Candiles. Tres cuartos de plaza en noche apacible. Seis toros de Zalduendo, chicos, en general mansurrones pero manejables en la muleta. Segundo, de nombre Carpintero y marcado con el numero 14, indultado. Finito de Córdoba, pinchazo hondo y tres descabellos, silencio. Dos pinchazos, uno hondo defectuoso y descabello, silencio. Talavante, dos orejas simbólicas del toro indultado. Pinchazo hondo y tres descabellos, ovación. Manzanares, pinchazo, estocada caída y descabello, silencio. Media estocada y descabello, ovación.
Talavante actuó en segundo lugar por tener que viajar a Azpeitia. La corrida fue amenizada por el grupo de guitarras y voces, Esencia Flamenca, que hizo las veces de banda de música.
A mitad del festejo los tres toreros entregaron el Candil de Oro a Manuel Benítez "El Cordobés".
HOMENAJE AL CORDOBÉS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
No me corresponde hacer sangre de un torero que firmó las primeras páginas de lo que hoy llamamos la fiesta moderna y al que alumbraron, hasta llegar a dónde llegó, muchas luminarias. No es culpable. Yo soy hijo de aquella generación y en realidad culpables somos todos lo que hemos consentido llevar la fiesta a perder los valores que la mantuvieron fuerte. El honor, la verdad, el sacrificio, la pasión, la derrota y el triunfo, que fortalecen el espíritu del hombre y que lo llevan a enfrentarse con la tragedia cotidiana pero irrefutable de la muerte.
El Cordobés ha significado mucho para la historia de este país y para el toreo, pero su filosofía de la vida, por extraña que parezca, define con evidente grafismo la tragedia de lo español.
Contaba Benítez a un grupo de tertulianos entre los cuales me encontraba, que un día paró a comer en un restaurante de carretera yendo para Hellín. Que hacía un frío del carajo, y que encontró a un vejete que con una maza de hierro aporreaba las ruedas de los camiones.
.- Abuelo ¿porqué hace usted eso?
.- Porque así sé si a la rueda le falta aire y luego se lo digo al camionero y me larga una propina.
Manuel Benítez echó mano de mil pesetas de la época y se las dio al vejete, que le pareció una cantidad enorme de dinero. Con la confianza ganada El Cordobés le preguntó:
.- ¿Bueno, con lo fuerte que está usted tiene que arreglar bastante con las hembras? ¿No?
A lo que el vejete le contestó:
.- Hijo mío, Dios capa al hombre sin dolor.
Queríais mandar en vuestra fiesta. Ya mandáis. Queríais presidir vuestras corridas para no ser mangoneados. Ya lo hacéis. Queríais tener a un público obediente y sometido, ya lo tenéis. Queríais pesebres para alimentar a los plumillas. Ya comen de vuestra paja.
Ahora oír el futuro: No me tendréis comiendo en vuestros pesebres construidos de mentiras y llenos de avenate. No me tendréis aplaudiendo a los picadores que no pican, y a los banderilleros que ponen banderillas a la remanguillé. Ni aplaudiré al torero cicatero que al hilo del pitón le ahorra las femorales a los cuernos del toro. Ni al figurón que inventó el parón como soberbia expresión de la emoción. Ni tampoco me tendréis al lado del indulto publicitario y de las estocadas fuera de cacho. Seguiré escribiendo y diciendo la fiesta en la que creo y que no es otra que la que representa la verdad de la muerte con pitones limpios. La del toro que es toro y no becerro. La del torero que ofrece el sacrifico de su vida cargando la suerte todas las tardes y en cada toro. No puedo comulgar con vosotros, sencillamente porque no soy como vosotros.
Fue una noche para recordar porque el recuerdo marca la historia de la tauromaquia. Porque se organizó para el recuerdo y para homenajear el sueño de los toreros. Pero para ser una noche soñada, no era menester mancharla con el oprobio de un indulto injusto. A un toro chico abrochadito de cuerna. Encastado pero enano y que igual que manseó en el picotacito del varilarguero, y se dolió en banderillas, también se fue a tablas cuando vio las maderas cerca. Fernando Domecq estaba exultante, pedía a voces el indulto y no me cabe la menor duda que el ganadero quería este toro en el campo para echárselo a las vacas pigmeas que me han dicho se ha traído del último safari. Se ve que Fernando Domecq tiene visión de futuro.
Talavante recibió a Carpintero con chicuelinas y remató con revolera y larga. Quitó muy dispuesto por saltilleras y el torito fue y vino humillando con los belfos en la arena, y el extremeño se quedó quieto e impuso la influencia del parón que no es otra que la de acortar las distancias y meterse en unos terrenos en los que el toro o se entrega o protesta, y este se entregó, sin embargo Talavante nos privó de un toreo de verdad que hubiera definido su valentía, pues sépase que no se es más valiente por estar entre los pitones, sino por dejarse venir los toros. Al final de la faena le sopló unas bernardinas y fue cuando el toro vio tablas. Y estábamos en eso cuando por torpeza se equivocó cambiando una de ellas dándole salida al toro por el pitón contrario y el torero se llevó un susto. Luego una voz en el uno "no lo mates" y luego más y más. Ya se sabe, cuando la masa enloquece y no hay autoridad que la pare, llega la aberración, como efectivamente llegó.
Pancho, uno de los veterinarios que reconoció la corrida, dijo haber estado de acuerdo con el empresario, de no meter el torito en los lotes, pero que él mismo echó a broma lo de meterlo, pues cabía la posibilidad del indulto. Baste desear una cosa para que se cumpla. Tengo entendido que Fernando Domecq va a fichar a Pancho como veedor.
Sepan que a no ser por el indulto la noche se hubiera ido sin gloria pues todos los toreros pincharon. Talavante en el quinto y después de dos tandas arregladitas, se paró, porque también se paró el toro. Lo más fuerte de esto es que cuando Talavante se paró el público bramaba.
Abría el cartel Finito de Córdoba que dejó detalles de gusto con el primero que saltó al callejón, y anduvo aseado con el cuarto. En ambos sin apreturas y tirando líneas. Sin dibujar.
Manzanares tuvo el lote más parado, aún así se esforzó más con voluntad de faenar que de construir. El torero tuvo que llamar la atención al público que a la muerte del sexto ya se salía de la plaza y distraían al toro. La cosa está tan dejada de la mano de Dios que cualquier día va a ocurrir una desgracia.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Marbella, 1 de agosto de 2009. Corrida de Candiles. Tres cuartos de plaza en noche apacible. Seis toros de Zalduendo, chicos, en general mansurrones pero manejables en la muleta. Segundo, de nombre Carpintero y marcado con el numero 14, indultado. Finito de Córdoba, pinchazo hondo y tres descabellos, silencio. Dos pinchazos, uno hondo defectuoso y descabello, silencio. Talavante, dos orejas simbólicas del toro indultado. Pinchazo hondo y tres descabellos, ovación. Manzanares, pinchazo, estocada caída y descabello, silencio. Media estocada y descabello, ovación.
Talavante actuó en segundo lugar por tener que viajar a Azpeitia. La corrida fue amenizada por el grupo de guitarras y voces, Esencia Flamenca, que hizo las veces de banda de música.
A mitad del festejo los tres toreros entregaron el Candil de Oro a Manuel Benítez "El Cordobés".
4 comentarios:
Amigo Agustín,suscribo de la A a la Z el 4º y 5º párrafos de su crónica por lo que tienen de amor a la Fiesta,de visión de futuro y de valentía presente.
Sin embargo los mercaderes se lo pasarán por el forro,echando carnaza al ignorante espectador con competencias imposibles y diatribas entre toreretes que no han visto un TORO en su vida,pero nunca hablando,polemizando o informando sobre el TORO que ese sí que debería ser el Rey de la Fiesta,porque eso no interesa.
¡Qué lástima de Fiesta con los días contados!.
Cada vez me convenzo más de que esta Fiesta hay que prohibirla...
Y yo también creo que lo mejor es que la prohiban.
Que la fiesta se desangre, no es cuestión de que un día indulten a un toro "más pequeño" de lo que en nuestra "ley" creamos que debe ser el toro bravo; El toro bravo es el que embiste, no se cae, humilla... y todo eso con sus 4 años cumplidos.. Eso es un toro bravo. Qué queremos un toro para regodearnos en sus grandes pitones y en su cuerpo interminable aunque el toro no embista?. Si no está gordo como un tanque, qué más da?.. Es más.. eso es lo que probablemente lo hace más ágil... Los de Dolores Aguirre.. también. Toda la raza. Unos más bonitos, y otros menos bonitos.. pero señores.. lo que hay que hacer y lo que tenemos que defender, es un toro que embista, que permita hacer una buena faena al torero y que ponga al público de pie. Al taurino y al que no tiene ni idea.. porque cuando se hace una faena de esas que estás cada medio minuto con medio trasero levantado del tendido porque se te escapan los oles.. para eso, no hay que entender, porque simplemente se te pone la piel de gallina; aunque no tengas ni idea. Y eso hace falta en esta fiesta, para que no muera. Toros que embistan y toreros que nos hagan vibrar, a todos, (a los profundamente taurinos, y a los que no lo son tanto.. .que esa es la inmensa mayoría que llena nuestras plazas …porque si tenemos que vivir de los “profundamente” taurinos…., y dejarnos de tanto discutir entre el toro chico y el toro grande, en el patio de nuestra casa, dejando de mirar lo importante y peleando, mientras este precioso mundo del toro se va al traste.
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