18 agosto 2009

BOTINERO Y PESETERO

Castella en el penduleo

BOTINERO Y PESETERO, DOS BUENOS TOROS DE CAPEA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Los taurinos se equivocan. Toro grande no es sinónimo de que no ande. Botinero pesó 630 kilos y no siendo un toro "atacao", sino cuajado, se puso a embestir con temple y por bajo. Y Pesetero fue un toro encastado en bravo exigente con el torero. Y no estaba gordo, estaba en el tipo de lo de Murube, igual que el primero. El resto con matices no fueron toros para exposición, ni para triunfo. En realidad una corrida justa de fuerzas en la que por inválido se echó un toro al corral, el tercero. La corrida de presentación resultó pareja aun cuando saliera este Botinero, que por decir verdad también era un murubeño. Aplaudido el primero, tercero bis y ovacionado el quinto, al arrastre.

Castella comenzó la faena al primero en el tercio y no con el pase cambiado habitual en el centro del ruedo. Extraño proceder pues este si era toro para eso y no el cuarto que se fue a tablas nada más terminar las varas y luego, como se vio, muy tardo para ese cite. Pero no estuvo orientado el francés que se dedicó a dar pases insulsos, algunos ligados, pero con mucho pico. Los dos de su lote terminaron parándose y rajándose. Y cuando ocurrió con el primero a Castella le da por echarse la muleta a la espalda y pendulearla, a modo de encantamiento para el toro que la seguía con fijeza en sus movimientos, y tras largo tiempo con el numerito que el publico del Mundo Feliz aplaudía, le dio un muletazo. Digo yo que para saber si el toro tenía fijeza no era preciso ese encantamiento, y además era ya muy tarde en la faena para usar ese truco. En lo que le duró el cuarto se hartó de citar al hilo del pitón y torear en línea recta. Y aún así tuvo tiempo de mandar a callar a uno del tendido de sol que le gritaba: “Alle monsieur”, claro la guasa no se puede reprimir y luego alguno más le volvió a espetar con la misma frase. Se ve que el francés no tiene mucho sentido del humor que digamos. Es más parece tener más gatos en la barriga que valor, cosa que no creo que le beneficie mucho.

Los pares de banderillas de Trujillo y de Curro Javier, terciados con Luis Blázquez, por los que saludaron, fueron de nota alta y en realidad vinieron a completar el vacío de la primera faena de Manzanares. Resulta que las dos verónicas con las que saludó a Pendenciero, fueron con el pasito atrás, es decir destoreando, y resulta que como el niño de Manzanares ha vuelto a la milonga y no está a gusto para justificar impotencias, la culpa al toro, eso es, a quitarle la muleta de la cara y a frenar el recorrido del animal. Que no está en lo que tiene que estar Manzanares se vio en el quinto toro, Pesetero, que se le fue como el tío pelos perdió el tren. Fue el mejor toro del encierro, embistiendo con recorrido y exigiendo torero y toreo en cada embestida y el niño de Manzanares, se dedicó a hacer un toreo superfluo y poco profundo, producto del alivio y la ratonería. Pero echar la “pata palante” nunca. ¡Lástima por los que creemos en él! Pero no está, no.

Cayetano se encontró con un tercer toro de 630 kilos antes de lo previsto porque la presidenta, Ana María Romero, devolvió el inválido que había sorteado en tercer lugar, y este que debía correrse en sexto lo echó por el devuelto. Pues ese toro, en contra de la opinión de los taurinitos y plumillas que defienden que para que el toro se mueva tiene que estar en su peso, se movió con esa “pechá” de kilos. Pero sépase que para que un toro se mueva no importan los kilos, importa la casta, y aunque este no estaba sobrado de ella tuvo la suficiente como para regalarle embestidas a Cayetano y hartarse con él. Pero lo hizo a su manera y de la siguiente guisa: con la derecha liga y en un trance el toro lo desarma, y Puyana, sabio músico pero irreverente y lunero, no paró Nerva. A otros toreros que no son de su agrado si les corta el pasodoble, pero a Cayetano, como le gusta y además había recibido el Capote ganado el pasado año, pues árnica. Después se puso a torear otra vez con el pico, y luego con la izquierda. Muletazos que le salieron mejores pero mano por la que no se confió. ¡Vamos, que no lo vio claro! Y nunca jamás ya volvió por naturales. La faena se diluyo en entonada pero nada arrebatadora siendo un toro de arrebato. Solo el final tuvo enjundia con unos bellos muletazos por bajo y un pase de pecho muy estético. Con el sobrero que corrió en sexto lugar no tuvo opciones.

¡Aquí paz y allí gloria!

FICHA:
Cuarta corrida de abono. Málaga, 17 de agosto de 2009. Toros de Carmen Lorenzo y San Pelayo (2º y 6º sobrero), correctamente presentados, justos de fuerzas que cumplieron con los montados, y que en la muleta tuvieron un juego desigual. Bravo el quinto. Sebastián Castella, pinchazo sin soltar, media estocada tendida, aviso, todas las entradas perfilándose fuera de los pitones, ovación que saluda. Media trasera y tendida, descabello. Palmas. José María Manzanares, estocada, ovación que saluda. Contraria, aviso, descabello, oreja. Cayetano, pinchazo, aviso, dos pinchazos, trasera atravesada, ovación que saluda desde los medios. Estocada, silencio. La presidencia estuvo correcta en los avisos y en la devolución del toro. Sin embargo debió amonestarse al monosabio que estaba con el picador que guardaba puerta en la suerte de varas del tercero, por ir a auxiliar al caballo que picaba, a la carrera por el ruedo en vez de hacerlo por el callejón. Hacerlo por el ruedo implicaba que el toro en un momento dado volviera grupas y lo embistiera. Se recuerda que los monosabios solo auxilian, no tienen nada que ver en la lidia.

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