19 agosto 2009

UNA AGONÍA INNECESARIA

Javier Conde al natural en el sexto.
Conde torea sorprendido por el toro, al natural.

UNA AGONIA INNECESARIA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

El toro que se lidió en quinto lugar por haberse corrido el turno al estar Javier Conde en la enfermería, se moría segundo a segundo, Morante de la Puebla su matador, lo dejó morir en una injusta agonía, que en nada favorece a esta fiesta y que puede ser objeto de contradictorio argumento para los enemigos de la tauromaquia. Impotencia o torería mal entendida, dieron al publico una pésima imagen que algunos sectores confundieron con muerte de toro bravo. He dicho algunos sectores y quizás debiera decir algunos indocumentados. Que cumpliera en los tercios y que fuera manejable en la muleta no le daban crédito al Juan Pedro de bravo. Morante que reaparecía, mermado, de la cogida del Puerto, tuvo algún detalle con el capote, la piernecita retrasada, y dio además don la derecha un par de tandas con tira líneas. De ahí a la agonía del toro, sólo detalles y posturitas, que gustan al respetable, porque el sevillano torea con estética. Y que lo pudo hacer, ya que el toro le embestía al paso y humillado, con esa bondad que caracteriza a los borregos juampedreños. El publico dudosamente mayoritario pidió la oreja, y casi consigue no darla el presidente, a punto estuvo, a no ser por las mulillas que entorpecidas por la cuadrilla de Morante tardaron en enganchar al toro, y de resultas y de un aumento del griterío, Del Olmo no tuvo más remedio que concederla. En verdad si no la hubiera concedido la cosa no hubiera resuelto en escándalo ya que la gente parecía calmarse pronto debido a la larga agonía del toro. El Mundo Feliz y los incondicionales morantistas le consienten todos los caprichos al chaval. Su primer toro, el tercero de la tarde, se paró, y Morante también. Morante no ha venido a Málaga a pisar el acelerador. Ha venido a probarse para decidir si va a Bilbao o no. A estas horas de la madrugada en las que junto estas letras, Morante no ha decidido nada. El toro de Bilbao es el de Bilbao y el de Málaga sigue sin ser toro.

Otro tema de conversación que se dará en todas las tertulias, es si el toro cuarto estaba o no estaba inválido y hubiera sido motivo de pañuelo verde. Efectivamente el toro cuarto, como el primero y el segundo, eran unos toros sin fuerzas y por consiguiente debieron haber sido devueltos al corral, pero en realidad ninguno de estos toros dieron muestras ostensibles de invalidez, y concretamente el cuarto además, una vez que concluye la suerte de varas se pega unas carreritas por el celo de un banderillero y tras eso se acula en tablas. Fuera el amorcillamiento por la invalidez, o fuera por la mansedumbre, lo cierto es que su trasteo por parte de Aparicio fue imposible. Que se baraje la invalidez me parece posible, pero a mi juicio la mansedumbre pesó sobre cualquier defecto físico, pues sabemos de toros que han aguantado embestidas con manos rotas y más invalidez que la de ese cuarto, tan solo por el hecho de tener casta. Este se echó de manso, el presidente con buen criterio accedió a darle la puntilla, el puntillero lo levantó, Aparicio lo pinchó, luego se echó otra vez y ya si se acertó con la puntilla. La actuación del presidente se entiende correcta pues un toro no se puede devolver por manso. Pero el publico del Mundo Feliz, que demuestra tanta educación en tauromaquia, bronqueaba a Del Olmo por no devolver un manso. Todo esto le vino muy bien a Aparicio que tuvo una tarde floja. Floja de fuerza, floja de animo y floja de ganas. A su primero, otro invalido, lo llevó a media altura resultando el trasteo menos que aseado.

Javier Conde tuvo una tarde más que entonada. En realidad hasta nos deleitó con series buenas de muletazos y sin vender eufemismos a la galería. La tanda al segundo de la tarde por naturales resultó enganchada y alguna por la derecha aunque ligada, despegada. Cuando a la tercera le obligó al toro, se rajó y se fue a tablas. En un arreón Javier se trastabilló con la espada y resultó herido por encima del tobillo de la pierna izquierda, continuó en el ruedo hasta matar al toro y luego pasó a la enfermería de dónde no salió hasta el ultimo, que habiendo corrido turno con Morante, mató en sexto lugar. No acusó consecuencias de la herida en el trasteo, cuando iba a brindar al público el toro se le arrancó y allí mismo con la Montera y la espada en la derecha, y la muleta en la izquierda, le enjaretó una tanda de naturales buenos e improvisados. Luego de un ligado despegue con la derecha, el tono de la faena bajó. Sin embargo los mejores muletazos llegaron al natural en un par de series suaves, ligadas y sin arrebatos. Y dio hasta ese muletazo cuyo sello ha firmado el condismo, que es citando como para un natural y cuando el toro está en el engaño cambiarlo para el de pecho.

Los toros de Juan Pedro Domecq que sustituían a los anunciados de El Tajo, propiedad de Joselito, correctos en su presentación aunque vareados. A cada uno le cabían setenta kilos más para haberlos puesto en tipo. Justos de fuerza y descastados. El quinto manejable y el sexto bueno.

¡Aquí paz y allí gloria!

FICHA:
Quinta de abono. Málaga, 18 de agosto de 2009. Seis toros de Juan Pedro Domecq, vareados pero en puntas. (kilos, 538, 562, 513, 549, 512, 500) Descastados. Manejable el quinto y bueno el sexto. Julio Aparicio, estocada baja entrando a herir fuera de cacho, derrame, palmitas. Pinchazo, se echa, silencio. Javier Conde, estocada al encuentro, trasera y baja, ovación. Aviso, estocada caidita, oreja. Morante de la Puebla, media trasera, silencio. Media caída, dos avisos, agonía del toro, oreja.
Se debió amonestar a Morante por dejar morir al toro con agonía, o el presidente haberle enviado el tercer aviso, sin necesidad de esperar a cumplir el tiempo. Y también por hacerle esperar al alguacilillo para entregarle la oreja porque estaba atendiendo a la prensa.

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