MALAGA 07. MURTEIRA, descastados, cuarto y quinto manejables. MARI PAZ VEGA, vuelta y al tercio. VILCHES, al tercio y oreja. GALAN, al tercio y aplausos.
¡DALE SITIOOO!
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Andaba Mari Paz a lo suyo y desde la grada le gritaban ¡dale sitiooo! y Mari Paz se lo daba. Pero no se lo daba porque hubiera oído la voz. Se lo daba motu propio. A estas alturas de la carrera de la torera malagueña, la afición no sabe muy bien si el sitio cogido es debido a una larga trayectoria de experiencia con toros de aquí te espero, o consecuentemente por el oficio adquirido en las Américas, por donde tanto se prodiga la de Málaga. Según parece adquirir oficio en América es natural en toreros caninos en España y luego pasa lo que pasa que el sitio se confunde con la distancia y la distancia con el alivio. Pero debe ser normal cuando la forja de esta torera ha sido con los toros que ha sido.
Para el feminismo malagueño la cosa de la técnica y el oficio poco importaba porque a voz en coro la llamaban ¡torera, torera! Y para el vocinglero del sitio tampoco que la aplaudía a reventar. El sitio que daba Paz al cuarto era el de la precaución al natural y el del paso atrás con el capote. Fuera aparte estos "nimios detalles" en la tauromaquia, la cosa fue de voluntad. Pinchazo, media caída y aviso. Es verdad que en el primero nada pudo hacer con un toro invalidado en varas más que aguantar tarascadas y tomar, claro está, sus precauciones, ante la embestida defensiva del burel. Estocada baja.
Cuando Luis Vilches se dio cuenta de qué manera embestía el segundo, ya estabamos en los postres. Porfió y porfió hasta que le arrancó una serie. Luego se puso a hacer el esfuerzo apretando el culito. Para nada porque todos los muletazos le salían enganchados y finalmente le dio por pegarle voces al toro que fue cuando embistió. Entonces pensó que eso era lo que había que hacer. Tratar al toro como sordo y la verdad es que llevaba razón el sevillano, porque el toro antes de puro sordo no lo oía y a voces pues como sí. Sin embargo de la técnica vocinglera no consintió bajar la mano ni en un muletazo. Trasera, caída, tendida. El quinto toro que junto con el cuarto supusieron el soporte manejable del encierro, salió pidiendo oficio, cuanto menos dedicación y Vilches tiró de tomar distancia, no de darle distancia. De tomarse ventajas, no de darle ventajas. Ambos defectos según parece por la última hornada de toreros vistos de aquellas tierras, se aprenden por Sevilla. Véase también como ejemplo a Cortés. Lo que ocurrió por el pitón derecho era eso y por el izquierdo le dio pocos aunque el toro tenia más posibles. Cuando volvió al diestro pitón el que embestía era el torero. Estocada trasera, atravesada y caída. Aviso. Descabello. A no ser por la voltereta recibida al entrar a matar la oreja hubiera estado pendulante. Aún así no se la mereció.
David Galán es Galán para lo bueno y para lo malo. Ayer toco malo. Cuando hubo, otros días, bueno, también fue Galán, de manera que lo que le hizo al tercero lo hizo despegado por los dos pitones. Pegando trallazos del cual uno tira al piso a uno de 567 kilos. Se descalza como para agarrarse más. No había barro. Descolocado. A base de pico... pinchazo yéndose. Estocada sin pasar. Con el sexto porfión. Nada. Pinchazo hondo y descabello.
Los toros de Murteira Grave bien presentados. Primero armonioso. Segundo avacado y quinto más bastito. Descastados en todos los tercios. El segundo manso y el cuarto se dejó en varas. En banderillas sólo el tercero se dejó. En la muleta: Primero defendiéndose y rebrincado. Segundo, parado. Tercero de media arrancada. Cuarto, manejable. Quinto de deja de más a menos. Sexto parado que se defiende.
El presidente Enrique Moya, sobrado.
¡Aquí paz y allí gloria!
REMATE, por Pastor.
La Malagueta registro algo más de dos tercios de entrada. Los toros bien presentados, rematados y astifinos, dignos de plaza de primera. Pero otra cosa fue su juego: descastados, mansos, parados, auténticos marmolillos. Como decía un buen aficionado: ¡Murteira no está "grave", está "muerto"!
Soporífera corrida en la que la somnolencia llegó hasta el empresario Fernando Puche que se encontraba en el callejón acompañado por José Mª Martín Delgado, ex Rector de la Universidad de Málaga. Por cierto en la fotografía observarán que tras ellos en la barrera se encuentra José Carlos Escribano el yerno del antiguo empresario Martín Lorca que ocupaba barrera del tendido 1. Dada la condición de sus oponentes la terna puso voluntad. Más arrimones que otra cosa. Lo único destacable fue la labor de Vilches en su segundo con algunos pases buenos con la derecha, volcándose sobre el morrillo a la hora de matar, siendo volteado aparatosamente, salvándose de la cornada milagrosamente. El bondadoso presidente de la corrida Enrique Moya le premió con una oreja ante una petición que no fue mayoritaria.
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