14 julio 2023

PAMPLONA. SAN FERMÍN 2023. VICTORIANO DEL RÍO EN RACHA, UN TORO DE VUELTA AL RUEDO EN LA FERIA DEL TORO.

 

      Foto de EFE. El toro de Victoriano del Río número 113 de vuelta al ruedo en el encierro de la mañana.

Se corrió en segundo lugar. Le tocó en suerte a Roca Rey y fue un toro que pesó 580 kilos era grande y proporcionalmente no tenía la cara que le correspondían a esas hechuras. En las varas, dos, fue bravo, en las banderillas, no. Se tragó el primer par pero esperó en el segundo y se quedó corto en el tercero. Luego en la muleta fue bueno por los dos pitones, acudía largo y entregado al engaño, y al cite pronto. No merecía la vuelta al ruedo porque para ese premio debe ser un toro completo en todos los tercios y con una presentación irreprochable. Al ganadero le valió y a mí también, pues por si alguien no se ha dado cuenta, a mí lo que me importa de la fiesta son los toros. Toreros hay y habrá muchos, pero toros, toros, no hay tantos y por eso defiendo su integridad.

Con este toro, el ciclón de las tempestades, Roca Rey, estuvo bien con el capote, fácil, y luego aseado en la muleta dando tirones en las tandas. Al final del trasteo estuvo más centrado sobre todo por el pitón derecho. Hizo la tontería de moda de tirar la ayuda y ponerse a dar mantazos y fue avisado. 

Al quinto lo mandaron al corral por lesionarse durante la lidia y el sobrero que fue de Toros de Cortés, fue un toro chico pero que a la muleta llegó con pies siendo noble y bueno tras mansear en varas y cumplir en los palitroques. Rey lo recibió de rodillas en los medios frente a toriles saliendo desairado porque tuvo que echarse a la arena. Un churro de acción. Igualmente, de rodillas, comenzó la faena de muleta, y tras esta pose, mucho ligazón y poca enjundia con su arrimón final cortando las dos orejas fiesteras. 

Abría el cartel Emilio de Justo que se dejó ir un toro encastado. El primero. Un toro bravo en los tres tercios. Peleón con pujanza en el caballo, a banderillas acudió con franqueza y en la muleta, siempre con la boca cerrada después del castigo más fuerte de la feria en varas, fue bueno por los dos pitones y con aptitud encastada. Para mí este fue el toro merecedor de la vuelta al ruedo. Emilio que estuvo aseado con él no pisó los terrenos propios para hacerlo embestir por derecho. Fue avisado y permitió una agonía innecesaria al toro.

Hablar de agonía innecesaria en un toro bravo es respetar al toro e increpar al torero que lo permite (por eso a mí me parece bien que cierto sector de la plaza de Pamplona, silbe).
Hay que desterrar la leyenda (porque no es cierta) de que los toros bravos venden cara la muerte. Los toros bravos se ven durante la lidia, cuando están vivos y desarrollan todo su potencial agresor. Los toros cuando tienen una espada que les hiere para matarlos son como todos los demás seres vivos, que heridos, unos tardan más en morir que otros pero ese tiempo que tardan en morir no es significativo de bravura sino de resistencia física, por eso es necesario que si el espadazo no ha sido efectivo y fulminante, seguidamente, en la medida de lo posible, se descabelle para despenar al toro, es decir para evitarle la agonía.

El cuarto fue un toro apagado y soso con el que Emilio de Justo estuvo voluntarioso dando unipases y llegando a estar pesado.

Se presentaba en Pamplona Tomás Rufo y cortó una oreja al de su presentación que después de haber peleado bien en varas y cumplir en banderillas comenzando la faena con pies y repitiendo por el pitón derecho y más atemperado por el izquierdo, con nobleza y bondad, se vino a menos y se fue a tablas. A este toro lo toreó rufo de capote con suavidad y temple. Luego en la faena que comenzó de rodillas toreó, y toreó bien, hasta bajó la mano. Después, por la condición del toro, solo voluntarioso. Hizo también la tontería de tirar la ayuda y la agonía del toro también fue innecesaria solo por el hecho de esperar a la muerte para no perder los trofeos.

El sexto fue un toro terciado, muy bravo en varas y desconcertante en banderillas que a la muleta llegó roto por la dura pelea en varas. Se paró. Rufo puso voluntad y dio algún natural que otro terminando encima del toro.

La corrida interesante para el ganadero pero que de presentación fue irregular e impropia para Pamplona.

¡Aquí paz y allí gloria! 

2 comentarios:

juan jose franquelo dijo...

Desde luego señor Picornell, usted ha evolucionado a más sensatez en las opiniones, a no ser cruel como otras veces y hasta a soportar al Peruanito. De verdad que me gustan más sus crónicas actuales. Contando que yo me reconozco como bastante exigente y ahora soy menos duro. Quizás los años nos quiten fuerzas críticas. Ah, cuidado cuando pasee la iguana colgada a su cuello, que puede salir corriendo y llevarse un mal rato...

Anónimo dijo...

Sr Franquelo, se ve que con sus muchos años, Alzehimer está haciendo estragos en su cerebelo. El autor de las crónicas es don Agustin Hervas. Ahora que lo pienso, a lo peor ha sido usted víctima de los estragos que con los ancianos hace la AYuso. Se dice por la Villa y Corte: "Tienes mas peligro que la Ayuso en una residencia de ancianos" Los años le quita fuerza para lo crítica, como muy bien dice usted, y tambíen le están desamueblando los aposentos de la cabeza.....
Picornell