Los "cuvillos" de ayer en Pamplona. Foto de, torosenelmundo.com
Lo dijimos ayer. Llegaron las figuras y llegaron las orejas y el toro chico. Esto por nuevo que parezca es prehistórico, por lo menos de los tiempos de Manolete según los historiadores.
La corrida de Núñez del Cuvillo no tuvo cuajo para Pamplona, como el primero, el segundo vareado, que no era jabonero sucio sino colorado tierra, tercero, quinto y sexto, anovillados, y el cuarto grandón, este si era jabonero. Un muestrario de impropiedades para la feria del toro pero como eran para las figuritas colaron todos los fielatos de la autoridad.
Tres orejas cortó el astro Roca Rey, el rey del Rock and Roll por una afición volcada desde el paseíllo, por una Pamplona que efectivamente no quiere ser vasca, sino peruana. Todos coreando y cantando Perú, Perú, Perú.
Con el tercer novillo lo mejor que hizo Rey fue torear en redondo, ligando y templando los muletazos Se dio un arrimón final con algunas mariquetas recibiendo un aviso antes de entrar a matar y dos orejas del tirón. El torito fue bueno por el derecho pero por el izquierdo no llegó a romper quedándose debajo del engaño. A la super entendida afición pamplonesa le debió parecer que EL NOVILLO, no teniendo ni un pase por el izquierdo y que cuya mayor virtud fue tener delante al astro Rey, era merecedor de una ovación en el arrastre, y se la dieron.
El sexto, otro novillo engordado, o un torito sin rematar, como ustedes prefieran, protestaba en las distancias cortas pero iba bien de largo, pero como el astro Rey ya tenía asegurada la puerta grande, tiró de recursos vendiéndose al sol cortándole una oreja.
Morante de la Puebla se las vio con un primero que fue noble, bueno y soso y al que le hizo una faenita aseada con algún detalle pero recetando media estocada buena. El trasteo supo a poco pero el sevillano tampoco quiso regalar más.
Con el cuarto que era un esaborío por el pitón izquierdo y que se dejó más por el derecho, Morante hizo una apertura artística, nos regaló un ramillete de derechazos, pero en general la faena discontinua no tuvo redondez y si muchos detalles. Estuvo mal con la espada y fue avisado.
Alejandro Talavante con un calamocheador segundo toro que se movía con aspereza estuvo muy templado, ligando las tandas pero muy precavido, es decir, despegado como para no mancharse el vestido que estrenaba de tinto cachemir. Solo una tanda de naturales al principio de la faena merecieron la pena.
En el quinto dio vuelta al ruedo muy enfadado porque la presidencia no le otorgó una popular oreja solicitada. Fue el mejor toro del encierro, con clase, repetidor que fue a menos porque el extremeño no supo darle la lidia apropiada. Comenzó de rodillas. Luego trasteó también para no mancharse de sangre toruna. Le dio fiesta y aire en las tandas pero no se arrebató con él ni un momento. Total que el mismo toro se aburrió de tener tan circunstancial torero enfrente. Mató bien.
¡Aquí paz y allí gloria!
1 comentario:
Va usted a perder hasta la barba. De verdad que es admiración lo que siento. Más mierda es imposible... Sin olvidar que es San Fermín ???
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