10 julio 2023

PAMPLONA. SAN FERMÍN 2023. LA CORRIDA DE CEBADA GAGO UNA MANSADA INTEGRAL.

 

                            FONSECA POR LA PUERTA GRANDE. EFE.

Perder el norte en una ganadería significa ir al pario en el mercado taurino y además un desprestigio dentro del orbe de la tauromaquia. Cebada Gago ha sido un referente en la cabaña ganadera, en tiempos de don José con la ayuda de Álvaro Domecq padre, que criaba toros encastados y a los que las figuras les hacían ascos. El asco a una ganadería por el mercantilismo taurino ya es un síntoma de ir por el buen camino. Pero en estos días, eso me parece, los cebadas han perdido el rumbo y las figuras les siguen haciendo ascos pero el declive de la casta es manifiesto, por consiguiente, ya nadie los quiere, lo que significa en el argot del gremio: "ruina".

Esa fue la impresión que me dio ayer la corrida de Cebada Gago en Pamplona, la de ruina. Y dentro de esa ruina un mejicano salvó la tarde con un planteamiento muy parecido en ambas faenas, valor y más valor y sobre el la voluntad de hacer las cosas bien. Isaac Fonseca que se presentaba en Pamplona cortó oreja y oreja y hasta el momento se alza con el mallot amarillo del turf pamplonés.

El tercero de correcta presentación planteó dificultades en los dos primeros tercios y llegó a la muleta arisco embistiendo a media altura. Bien asentado por el pitón izquierdo el torero, sacó faena a base de voluntad que colofonó con una estocada bien ejecutada. Con el sexto el toro mejor presentado del encierro pero manso que iba y venía sin clase y a menos estuvo el mejicano muy dispuesto, con decisión y entrega. Que el toro fuera aplaudido al arrastre da una dimensión bastante analfabeta de la afición del personal y del propio torero que le aplaudió ostensiblemente.

También era nuevo en Pamplona mi paisano Adrián de Torres que con un primer toro anovillado, con la cara lavada, que no tenía finales en  las embestidas y siempre con la cara alta parándose al final, estuvo muy dispuesto en quites y con la muleta templando, firme pero se puso pesado sin medir los tiempos y le sonó un aviso. No mató al toro, lo descabelló.

El cuarto de buena presentación, colorao, ojo de perdiz que en banderillas esperó un mundo y que en la muleta fue manejable dejándose sin malicia pero calamocheando y rebrincando que acabó parándose, estuvo el de Linares muy centrado, templando y ligando, pero otra vez la medida del tiempo en ausencia y vuelto a ser avisado.

Román pechó con el lote más malo. El segundo de correcta presentación, burraco, manseando en los dos primeros tercios que no rompió y se rajó, el valenciano le pudo y le bajó la mano pero sin apreturas.

En el quinto un toro alto y feo de hechuras, como un cebú que se quedó sin picar y que en la muleta fue manso solo embistiendo a oleadas, Román estuvo bien tapándole la cara en los pases planteando la faena en el centro del ruedo donde consiguió varias tandas buenas con cierto interés por el pitón izquierdo.

¡Aquí paz y allí gloria!

 

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