Toro número 42 de 625 kilos de Miura, un toro bravo que mereció otra faena.
De una presentación irreprochable (en Miura) el toro fue bravo en el caballo (como toda la corrida) y a banderillas acudió con muchos pies y celo. Cuando llegó al último tercio se movió por los dos pitones dejándose ampliamente con casta.
Este toro le sacó la madre al venezolano Jesús Enrique Colombo por su forma de embestir y porque no supo darle la lidia necesaria estando el toro por encima del torero. Lo banderilleó como a los de su lote, con solvencia el primer par, clavando bien tomándolo de muy largo en el segundo y el tercero al violín, bien. Lo mató muy bien y le cortó una oreja.
Otra le cortó al que hizo segundo que debió ser tercero al correr turnos por la cogida de Rubén Pinar, por un trasteo dándole fiesta al toro, tomando precauciones y con alardes de valor. El toro justo de fuerzas, no se dejó en líneas generales pero por el pitón derecho algo hasta que aprendió y se orientó. Aquí los palitroques del matador fueron, el primero pasado, el segundo pasado y bajo y el tercero al violín, correcto.
El cuarto que hubiera correspondido a Pinar también fue un buen toro. Para mí bravo en los dos primeros tercios y con bondad, dejándose ampliamente en la muleta pero Colombo no lo entendió y se limitó a hacer tonterías sin más. En las banderillas el venezolano pegó un petardo de aúpa. Primero y segundo fallados con estrépito, el tercero al violín, infalible.
Nada más salir el primer toro Rubén Pinar se echó de hinojos en el tercio junto al burladero de matadores y allí lo prendió el Miura que lo volteó y de la caída quedó inmóvil. Se lo llevaron a la enfermería de la que no salió llevándoselo a un hospital para hacerle las pruebas pertinentes.
Mató el primer toro el francés Juan Leal. Un toro que se paró, que no pasaba y que no embestía. Como consecuencia Leal embistió con parones y alardes de valor.
Mató el tercero que debió ser el segundo al correrse el turno. Un toro vareado al que recibió desde los medios de rodillas frente a la puerta de toriles sin causa ninguna. Bravo en varas, echando la cara arriba en palos y calamocheando en la muleta aunque con nobleza en las embestidas. el francés le aguantó las tarascadas con valentía y pudo sacarle algunos buenos muletazos manchándose la seda. Me cabe la duda de si hubiera podido hacerle faena tomándolo en la media distancia. Dio una vuelta al ruedo.
Con el quinto, otro toro vareado, que desarrolló orientándose y parándose propuso Juan Leal una faena deslavazada tomando muchas precauciones aunque con valor y disposición ante los gañafones del Miura.
Una cosa ha quedado clara después de ver esta corrida de Miura, y es que en esta casa aún los ganaderos siguen midiendo la bravura de las vacas en el caballo, de ahí que hayan salido los seis bravos en la suerte de varas. Luego en la muleta diferentes, unos se han dejado y otros no, lo que viene siendo normal, pero tanta regularidad en esta suerte hacía mucho tiempo que no se veía en una plaza de toros.
¡Aquí paz y allí gloria!
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