Toro de piedra de Paco Rodríguez
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Viene siendo habitual que el público de las Ventas cambie cuando hay eventos diferentes anunciados. El publico de novilladas. El de rejones. El de corridas de toros serias, y el de las figuritas de pitiminí. A estos últimos festejos viene la gente guapa, la del clavel, la repeinada, y la pija. También el Rey jubilado y su hija Elena. Pero ellos no son sospechosos porque ellos llevan viniendo a la feria varios festejos, por puros aficionados. Los sospechosos son aquellos que le cantan las maldades a Manzanares. Su mala colocación. Su separación. El pico. La ligazón descargando la suerte. El destoreo en general. Menos mal que a su primero lo pinchó, si no con la oreja del quinto hubiera salido por la puerta grande, sin mérito. La oreja se la protestó parte del público. Los otros. La gente guapa que es la nueva claqué del manzanarismo, lo alienta a perseverar en el destoreo. Jamás llegará a entenderse el mal tan grande que esta oreja cortada hoy en Madrid le hace al toreo. Pues lejos de evolucionar hacia el toreo ortodoxo, va hacia la involución. El esperpento. El alivio, y el todo vale. En un espectáculo de vida y muerte, no todo debería valer. Pero en definitiva este es el reflejo de la sociedad que nos toca vivir.
Y por cierto. ¿El mismo valor tiene la oreja cortada ayer por Castella?
He ahí el dilema ético. Si en Madrid se pueden cortar orejas sin apenas esfuerzo. En provincias esto es tócame Roque.
Padilla no se acopló con el primer toro y en el cuarto le faltó algo también para conectar, y fueron las fuerzas del animal. Con los palos tuvieron conexión con el “respetable” los de dentro a fuera.
Perera no tuvo toros esta tarde. Una tanda de naturales facturados en el tercero, y mucha voluntad en el sexto. Nada más hubo.
La corrida de El Pilar, desigualmente presentada. Acusando falta de fuerzas en general. Primero manejable. Segundo bis, sobrero de Charro de Llen, muy bien presentado encastado. Tercero, descompuesto en la muleta. Cuarto sin fuerza defendiéndose. Quinto bueno, ovacionado al arrastre. Sexto embistiendo a arreones.
Saludaron Curro Javier y Blázquez por hacer su oficio en las banderillas del quinto.
¡Aquí paz y allí gloria!
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