MADRID. FERIA DE SAN ISIDRO 2015. TOROS DE NUÑEZ DEL CUVILLO PARA DIEGO URDIALES, SEBASTIAN CASTELLA Y ALEJANDRO TALAVANTE.
CASTELLA CORTA SU OREJA MAS IMPORTANTE EN LAS VENTAS.
FAENA DE URDIALES COMO EN LOS AÑOS CINCUENTA.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Detalle del monumento a Fleming en Las Ventas. Por Paco Rodriguez.
Había brindado Urdiales la faena del cuarto toro a Curro Romero, y tiene su explicación, doble. Primero por ser quien es Curro Romero. Segundo porque fue el primer matador de toros que le echó un piropo al riojano, de ser un torero puro. Eso se agradece. Lo que pasa es que visto lo visto en esa faena, yo añadiría algo más. Durante todo el trasteo de Urdiales estuve recordando que cada cite, pase, expresión, e incluso disposición era el toreo de los años cincuenta. Ese que no estaba adulterado por la modernidad que luego significó el toreo de El Cordobés. El toreo esencia. El de la verticalidad, el del medio pecho en el cite. El de embarcar por derecho en los vuelos de la franela y cargar la suerte. Perder los pasitos necesarios y quedarse colocado otra vez. A ese toreo me recordaba el de hoy en Las Ventas, facturado por Diego Urdiales. Quizás por eso también le guste a Curro Romero, porque el supo e hizo aquel toreo, como el de Antonio Ordóñez. Manolo González. El mismo Pepe Luis Vázquez. Y cómo no, los Bienvenida. El propio Jaime Ostos tenía una manera muy eficaz de andarle a los toros, y aquel Viti, y Camino. En fin. Lo que aquí hizo Urdiales con un toro manejable que no regalaba nada fue eso, trazos de recuerdos, apuntes de toreo eterno, porque no hubo rotundidad, pero si desenvoltura. No fue faena redonda pero si hilvanada con puntadas largas para no apretar ni tensar el género.
En la primera faena le anduvo al toro inválido que protestó la gente y nada más.
Es indudable que el concepto torero de Castella ha cambiado. Desde principios de temporada el francés ha cambiado el chip, y dentro de su tauromaquia a llenado lagunas, que por otra parte eran necesarias llenar, como el ritmo, la concentración sobre el momento del embroque y la limpieza del compás. Ligó al quinto, sobrero de El Torero, con una cadencia inusual en Castella. Quizás porque el recorrido del toro y la humillación en la embestida le daban al torero el tempo. Lo cierto es que puesto a firmar firmó la faena con más verdad que antes hubiera hecho Castella en esta plaza. Cortó una oreja. Hubo defecto de colocación en la espada. Con el inválido segundo de la ganadería titular estuvo voluntarioso.
Armó bien la faena al tercero, Talavante. Mejor en los primeros compases. Luego centrado en detalles de gusto. Con buena colocación y corrección en los cites. Estuvo Talavante en su momento de inspiración, esta vez razonada, pero pinchó. Y luego la bipolaridad de este matador. Le salió un sexto que no le gustó. Claro después del quinto muy bueno de El Torero. Y no se dio coba con el. Digamos que se desactivó. Y las neuronas talavantinas se desconectaron. Pinchó, no mató, sino que descabelló. Y tranquilo para su casa. El público le pitó.
La corrida de Núñez del Cuvillo fuera de tipo. Sin fuerzas, y con un toro potable que fue el cuarto. El sobrero que hizo quinto de El Torero, mal hecho y culipollo, fue bueno, de lujo. En nobleza y entrega. Con un viaje largo y noble. Fue ovacionado al arrastre.
¡Aquí paz y allí gloria!
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