PUERTA GRANDE PARA CASTELLA Y VUELTA IMPROPIA A UN ALCURRUCEN.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio.
Puerta Grande de Las Ventas. Por Paco Rodríguez.
Se pierden los papeles con demasiada frecuencia en estos últimos tiempos, de ahí los asuntos de corrupción que soportamos los españolitos. Pero si se pierden en Las Ventas, la cosa pasa a mayores porque entonces es el mundo al revés y lo que pase en provincias ya será valido todo. Que el francés Castella salga por la puerta grande de esta plaza de toros es admisible aunque discutible porque la estocada al tercer toro fue trasera baja y atravesada. Y el presidente debe tener eso en cuenta a la hora de sacar el segundo pañuelo. Pero que el presidente también saque el pañuelo azul para ordenar la vuelta al ruedo de un toro que solo ha sido bravo en un tercio, es impropio de esta plaza por muy bien que el toro se rebozara en el engaño. Puestos a admitir todo, admitamos en este país a los políticos corruptos, y puestos a levantar la mano de la justicia, convirtamos en injusticias muchas normas, escritas o no, en el toro.
Dicho esto. ¿Se mereció Castella el triunfo? Si. Pero la espada afeó la segunda oreja. ¿Se mereció el toro la vuelta al ruedo? Si, pero fue manso en varas y banderillas. De manera que algo pasa con los criterios del toreo.
No pongo en duda que la fiesta está sufriendo una metamorfosis, como la sociedad la sufre. Sin embargo lo que veo no me gusta pues el cambio se asienta sobre la facilidad y la tolerancia de razones. Mantengo que, desde que vi hace ya quince años, tocarse el culo a los toreros igual que antes tocábamos el hombro para saludar o confirmar una acción buena, esto se acababa. El compadreo es bueno para una noche de juerga. Pero en el ruedo, cada uno debe ser cada uno y quien quiera entender que entienda.
Castella ha soñado esta tarde el toreo. Verónicas de bella factura, ligadas con chicuelinas y rematadas con media fueron la carta de presentación de la salida a hombros. El pase cambiado en el centro, mas cambiado que nunca y luego recortando la embestida pusieron al público en pie, de una tacada. Y ya se sucedieron las series con la derecha y con la izquierda. Y en las series, las tandas. Rotundas al natural. De antología fue la quinta por la izquierda. En la cuarta con la derecha descargó la suerte, pero se quitó la espina en la sexta. El conjunto bien ordenado, y la plenitud del francés lo colocan como triunfador del momento. Después la locura colectiva. Las masas son muy peligrosas. Hizo saltar todo sobredimensionado, y ya contado.
Con el sexto mantuvo el tipo ante un toro que se movió sin clase, sin humillar y bruscamente.
Morante no tuvo suerte con el lote. Por decir algo, porque el primero fue manejable, y aunque hubo detalles, estos no hicieron al conjunto. Con el noble pero sin recorrido y falto de fuerzas, cuarto, abrevió. Se oyó lo de petardo, pero quizás en el primero fuera más apropiado.
También El Juli oyó lo de petardo al finiquitar el segundo. Un toro manejable pero con embestidas de pueblo, y un trasteo al compás del toro. También de pueblo. Con el quinto estuvo tan dispuesto que daba miedo. Con el capote mas templado que el mismísimo Morante, y quitando de frente por detrás sin rectificar, y cargando la suerte. Castella quitó igual en este toro, pero solo lo dejó pasar. Luego en la faena, mal de colocación al hilo del pitón, se la protestaron. El toro manejable pero justo de fuerzas se defendió por el pitón izquierdo.
Los toros de Alcurrucen desigualmente presentados. El burraco primero regordido y manejable. El basto segundo, protestado, sin trapio para esta plaza, manejable de pueblo. El avacado tercero, de vuelta al ruedo. El avacado cuarto, sin fuerza pero noble. El quinto toro largo, manejable sin fuerzas, y el sexto feo, alto y mal encarado, sin clase y brusco.
¡Aquí paz y allí gloria!
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