UN LOTE BUENO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
A Salvador Cortés se le presentó el santo y no lo vio. Es cosa del nublamiento ocular o quizás del ateísmo de nuestra sociedad, que bien mirada, es muy rara. Una sociedad, la española, que devociona en cada rincón de la nación a una virgen, y no guarda el recato virginal, o devociona a un venerable benefactor espiritual, y no va a misa los domingos. Quizás por eso, por la impía solución ibérica, el sevillano no viera que en cada uno de los toros de su lote había faenas de orejas y de contratos, algo de lo que Cortés carece, por su mala cabeza.
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
A Salvador Cortés se le presentó el santo y no lo vio. Es cosa del nublamiento ocular o quizás del ateísmo de nuestra sociedad, que bien mirada, es muy rara. Una sociedad, la española, que devociona en cada rincón de la nación a una virgen, y no guarda el recato virginal, o devociona a un venerable benefactor espiritual, y no va a misa los domingos. Quizás por eso, por la impía solución ibérica, el sevillano no viera que en cada uno de los toros de su lote había faenas de orejas y de contratos, algo de lo que Cortés carece, por su mala cabeza.
Le tocó el tercero, un toro nevado, capirote y botinero de buena lamina pero vareado, con un pitón derecho de escándalo y un izquierdo bueno aunque le costaba repetir por ahí. El de Sevilla, acelerado, sin centrarse, lo hace pasar pero no torear. En los cites no busca el cruce para romper la arrancada y prueba de que no veía faena fue lo larga que la hizo pues le tocó un aviso toreando. El sexto del día de San Fermín aunque justo de fuerzas fue bueno y se dejó bien. Con este no llegó ni a oler el trasteo. Sin entenderlo, pegándole mantazos y tirones no consiguió más que anular las posibilidades del toro.
Abría el cartel Diego Urdiales que sorteó un primer toro terciado que embestía a arreones pero repitiendo, por el derecho mas atemperado pero a su aire y rematando arriba. Diego no terminó de ver al toro y cuando tenía que dejarle la muleta, se la quitaba impidiéndole repetir al burel. Al cuarto uno soso, no le bajó la mano para bien o para mal. Es decir para que rompiera o no el toro. En realidad pasado el punto ya no se puede hacer mucho más y todo se acaba.
Luis Bolívar pechó con el peor lote. El segundo no rompía, aunque tampoco molestaba. Y el quinto era un mulo descastado. En ambos voluntarioso y poco más.
Los toros de Peñajara, desiguales de presentación y manejables tres, que no es mal porcentaje para una corrida.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
San Fermín 2010. El día del santo.
Seis toros de Peñajara desiguales de presentación, el nevado tercero bueno, el primero y sexto manejables. El cuarto sardo y resto, descastados. Diego Urdiales, estocada tendida, silencio. Pinchazo, estocada, silencio. Luis Bolívar, estocada tendida perdiendo la muleta, silencio. Tres pinchazos y una tendida, silencio. Salvador Cortés, aviso, pinchazo, estocada, ovación que saluda. Pinchazo, caída y descabello, silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario