06 julio 2010

EL TOREO ANTIGUO


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EL TOREO ANTIGUO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

Fermín Bohórquez, caballero en plaza, revivió el toreo antiguo a caballo, ese toreo que hacía su padre en sus mejores temporadas, aquel que hizo Álvaro Domecq y Diez con la sin par Espléndida y al que llegaron los hermanos Peralta y Alvarito. Ese toreo de antes de la transición, si por transición entendemos las modificaciones de Javier Buendía, Manuel Vidrie, y la irrupción en España del toreo portugués con Lupi y sobre todo Joao Moura. En la época del dominio Hermoso de Mendoza con un estilo que marca época y crea escuela, Fermín, ese caballero que sigue montando en sillas vaqueras, y utilizando, cuando el caballo lo pide, bocados vaqueros, sin martingalas ni trucos, con una exquisita y clásica monta, vino a recordar, en casa de Pablo, cómo se toreaba antiguamente a caballo. Fue en el cuarto, un toro de su hierro, bueno, con viaje, al que tomaba de lejos unas veces y en la media distancia otras para con Bohemio cuartear desde dentro haciendo ese imprescindible arco que traza la trayectoria del caballo y esa flecha que supone la embestida del toro hacia el centro, hacia el estribo. Seguramente no se merecía las dos orejas pues la emoción la puso más el caballero que el toro, pero el oficio y el conocimiento de los terrenos que implica resucitar esa clase de toreo, bien valen un premio y sobre todo bien vale una reflexión para los rejoneadores en activo que podrían introducir ciertos aspectos de este toreo en sus actuaciones, aunque sea para que nadie les mande llamar imitadores de nadie. No pasó el de Jerez de aseado en el que abría plaza también un buen toro pero con menos recorrido.

Pablo Hermoso de Mendoza cuajó una buena actuación en su primero, segundo de la tarde, con más toreo superficial que fundamental, por aquello de las batidas, de los cites sin armar, en definitiva torear sin clavar, pero con puestas en escena bonitas y elegantes. Chenel que tuvo una tarde cumbre tuvo la valentía de dejar llegar los pitones a sus pechos en un cite de frente antes de clavar la segunda banderilla. Con Ícaro dejo llegar mucho al toro y además le dio un bodito en la oreja. Esa manía circense impuesta por Ventura demerita el oficio del primer rejoneador del mundo. Con este caballo el piafé fue sensacional. En el quinto toro Silveti después de pasar en falso dos veces no tuvo mas remedio que esperar con pasmosa tranquilidad a que el toro se metiera en jurisdicción batiendo muy bien. Patanegra, el potro cogido en Madrid el año 2009 aparatosamente, estuvo entregado y sin aparentes nervios. Esto en un caballo es un milagro y en un jinete como Pablo es de cátedra en hipoterapia.

Sergio Galán es un rejoneador que no suena lo que debiera pues no le dan lo que necesita, que es plazas y de importancia. Galán tiene una cuadra bien preparada y realiza un toreo elegante y clásico, con aditamentos de la escuela pamplonica pero llenos de precisión y entrega, ejemplos de su cuadra Vidrié y Apolo. No es que haya sido una tarde redonda para el rejoneador conquense pero suficientemente aseada.

La presidencia demasiado generosa en la concesión de trofeos y sin criterio. Sacó un pañuelo azul para darle la vuelta al ruedo al segundo toro, y nadie le hizo caso. Un flagrante caso de falta de autoridad, aunque el toro no se la mereciera.

Los toros de Fermín Bohórquez, desmochados y desigualmente presentados. Bueno el primero, el segundo más templado, tercero descastado, cuarto bueno con viaje, el mejor del encierro. Quinto sin fuerza pero se deja. Sexto con pies, interesante.

¡Aquí paz y allí gloria!

FICHA:
San Fermín 2010. Una vuelta que no se dio.
Toros para rejones de Fermín Bohórquez, al segundo se le debió dar la vuelta al ruedo. En general se dejaron a buenos. Fermín Bohórquez, pinchazo y rejón contrario y bajo, ovación. Pasada en falso y rejón bueno, dos orejas; Hermoso de Mendoza, rejón retranqueado, dos orejas. Varios pinchazos y un rejón defectuoso, ovación; Sergio Galán, uno bueno, oreja. Buen rejón de muerte, dos orejas.

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