FERIA DE ALBRIL. CUADRI, descastados, algunos aplausos al arrastre al primero, quinto y sexto. PINEDA, ovación, dos avisos y palmitas. MARÍN, aviso y silencio, aviso y ovación. ESCRIBANO, aplausos y ovación.
UN VEEDOR
Por Agustín Hervás
Se necesitan veedores, veedores buenos, para no confundir a la afición. Pero no veedores en el campo, sino veedores en la plaza. Los toros hay que verlos bien y es condición de aficionado saber verlos y del profesional, saber entenderlos. La corrida de Cuadri no ha sido tan mala como algunos la han puesto, ni tan buena como para aplaudir al arrastre los toros que se aplaudieron. La corrida de Cuadri lo que sí ha sido es un peñazo de corrida por larga y lenta. La corrida de Cuadri ha sido una corrida para aficionados y punto, nada para la galería. Se han dejado tres toros y tres más descastados. Los que se han dejado, primero, cuarto y quinto, lo han hecho poniendo dificultades a los matadores. Es lo normal en un toro.
La figurita del cartel era el catalán Serafín Marín que tras pechar con uno de los descastados; tardo, amagón y difícil; le tocó en cuarto lugar uno de los buenos. No de los buenos al estilo de los del Conde del Asalto, sino de los buenos del encaste Santacoloma. El toro había protestado en el caballo y en banderillas planteó las dificultades de libro de este encaste: se traga el primer par, espera en el segundo y en el tercero echa la cara arriba. Pero en la muleta rompe. El toro Puntillo no rompe cuando Marín le acompaña la embestida toreando por el pitón derecho, o cuando lo lleva con la muleta a media altura. El toro Puntillo rompe cuando al natural el catalán le baja la mano, entonces la cosa parece bien y el toreo es toreo, lo que ocurre es que para ver esto, lo más interesante de la tarde, tuvimos que tragarnos dos horas de "paca y pallá" por lo pesados que se pusieron en los tercios de varas donde los toros, todos, tardearon. Mala señal para la casta.
El peor lote fue para Escribano que estuvo toda la tarde dispuesto, mejor las banderillas del tercero, (uno correcto al cuarteo, otro bueno desde los adentros y otro quebrando), que del sexto donde estuvo más aturrullado, (casi no llega a ponerlas en el primero, en el segundo falla el quiebro, luego sí, y en el tercero un violín quebrado, innovador).
Lo intuyo, lo presiento, aunque no lo he visto redondear la tarde, es Fernández Pineda. Tiene maneras ortodoxas y buena concepción del oficio, que llegue dependerá de las tardes que toree y de la suerte. Esa que hoy no ha tenido. El lote ha sido el suyo, pero el oficio bisoño no era el menesteroso para los Cuadri que le han tocado en suerte. No me ha convencido en el primero, aunque estuvo con ganas, se ajustó más por el pitón izquierdo que por el derecho, por dónde se arrugó un poco. Al natural consiguió una buena tanda de muletazos importantes. Pero en el cuarto me convenció. Tardo el burel en varas, de la segunda salió arreando. Midió en banderillas tanto como esperó y luego en la muleta por el derecho, iba pero no terminaba y por el izquierdo tuvo alguna arrancada interesante que el chaval aguantó y lo llevó de verdad. Era el toreo no acompañado, breve pero intenso, por eso me interesó el chaval, porque se ve que lo puede hacer cuando adquiera más oficio. Con los aceros muy mal.
¡Aquí paz y allí gloria!
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