FERIA DE ABRIL. VENTORRILLO: quinto encastado, sexto manso de solemnidad. JIMENEZ: silencio en el lote. TEJELA: silencio y ovación. PERERA: ovación y silencio.
LOS FORASTEROS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
El forastero es un espécimen humano que no atiende al refrán que dice: allá donde fueres, haz lo que vieres. El forastero baja o sube a Sevilla, se va a la feria, se pone bien de todo y luego se empotra en los toros como si fuera a ver una corrida en cualquiera de los pueblos de la España profunda. Allí sale un toro manso y el publico se come a quien se ponga por delante que suele ser el alcalde. El alcalde no quiere ser comido y va y lo devuelve. En Sevilla sale un toro manso, y claro, no se protesta y como el forastero no hace lo que hace el foráneo canta la gallina con sus protestas. Y el de la guasa mira "parriba" y "dise": yan venio loo vasia corrale"
El toro manso era el sexto pero además lo era de solemnidad desde la primera entrada al caballo de la que salió arrea burras, y como sabía dónde estaba el daño no quería repetir, huyendo, no yendo, hasta que se encontró otra vez con la plaza montada y se dejó. En banderillas pegando arreones y echando la cara arriba y el torero, torpeza al canto, va le pierde la cara y dice el Explosivo: ¡pues ahora te reviento! Y va y le pega un revolcón de muy señor mío. Perera se libró por los pelos. Pero no fue el lote el de Miguel Angel porque con el tercero, que se paró, solo pudo poner voluntad sin obtener resultados.
Abría plaza César Jiménez y la abrió mal recibiendo al primero con lances a pies juntos que es un toreo ventajista. La verdad en el capote está en la verónica, lo demás son cuentos. Luego en el trasteo no se acopló, hubo más toro que torero y sinceramente creo que fue porque este chaval tiene más tonterías encima de los hombros que chismes tiene un mueble bar. En el cuarto se empeñó en torear a un manso como si fuera una burra y Joselito hablando por teléfono, claro que no era él el que conducía, pero es que me da que no ha enseñado bien a su pupilo. Bueno, seguramente le está enseñando las cosas de Pepito Arroyo en su mala época.
El segundo toro de la tarde salió mandando y alguien dijo: miradlo, con mando en plaza. Empujó al caballo con genio. Cumple en el primer par, corta en el segundo y echa la cara arriba en el tercero después que los banderilleros pasaran el quinario para ponerlo. Capotes regados por el suelo y el burel diciendo: ¡Qué pasa! Y eso, que no pasó nada porque nadie de los de a pié, incluido Tejela, supo dominarlo. El quinto fue otra cosa. El toro bueno por encastado tuvo viaje e interés pero el de Madrid no lo vio hasta muy entrada la faena de manera que anduvo uno por aquí y otro por allí quitándole la muleta de la cara y olvidándose del verbo ligar y poco antes de cambiar la espada algo al natural más entonado. Por el derecho había estado muy vulgar y sin entender las embestidas. Tanto tardó en calentarse que cuando volvió a la cara para hacer el mejor toreo de la tarde ya no había tiempo. Me da a mí que este ricitos es un poco torpe. Sabe torear pero no ve los toros a tiempo. Pinchazo, estocada trasera y baja.
La corrida del Ventorrillo correctamente presentada, el segundo bien presentado. Mansurrona, sexto manso, quinto en bravo, que a la muleta llegó interesante el primero, mansito el segundo, parado el tercero, con las complicaciones propias del mansurrón el cuarto, encastado el quinto, imposible el sexto.
¡Aquí paz y allí gloria!
27 abril 2007
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