26 abril 2007

CASTELLA SE EQUIVOCA



foto: oraciones en La Maestranza, por Erpacomuro

FERIA DE ALBRIL. JUAN PEDRO: de hastío, quinto y sexto mejores. FINITO: ovación y silencio. CASTELLA: silencio y oreja. MANZANARES: aplausos y ovación.

CASTELLA SE EQUIVOCA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio

El toreo de Castella está basado en el valor y la quietud. Le gustan las cercanías pero cuando por lógica el toro se viene a menos. Los comienzos son vibrantes y emocionantes. Si el francés no consigue eso, el francés no es Castella y si no lo consigue es porque el chaval tenga una mala tarde o los toros no le valgan. Los toros artistas no le valen a este torero. No deben valerle a ninguno, porque los toros artistas son eso, artistas, pero no toros, y a este cuya concepción taurómaca es de principios emocionantes, menos. Castella se equivoca y lo equivocan apuntándose a estas corridas. La corrida entera no ha sido picada. Las puyas no medían la bravura que es para lo que se inventaron, sino que acariciaban el cuero. Craso error. Hay que picar y si el toro aguanta, muy bien, sino, al desolladero. Con esta suerte no se puede transigir. Aquí como los de Esparta. El que se agarre al peto se queda, el que no, fuera de la comuna. Con el segundo toro el francés no dijo nada, porque el toro tampoco decía y el publico con media de La Guita en cima, dormitaba. En el quinto empezó la faena con muletazos atribuibles al toreo superficial que tanto gusta a los sevillanos. Ahora ese pase cambiado, luego esa trinchera, ahora la trincherilla, después el remate y aquí le cambio el cite porque se queda parado por el otro lado. Más recorrido tuvo el toro, y más interés la faena, aun cuando en los finales pecó Sebastián de encimismo. Buena estocada de ejecución pero de colocación deficiente.

Los toros de hoy han evidenciado el tremendo fracaso del ganadero Juan Pedro. Todo el esfuerzo que ha puesto en transformar su ganadería cambiando la sangre de casta por la mansa, léase la mansedumbre borreguil, ha sido inútil porque el sendero del toreo que él pretendía y para el que servía sus toros no ha sido el elegido. Este noble español, (noble de clase, no de ser persona) que con la crianza de este tipo de toros auspiciaba la teoría de la diversión, se ha equivocado de pitón a rabo, porque lo que la gente quiere, y algunos toreros también, es la teoría de la emoción. Esa que ha llegado en los dos últimos toros a partes iguales por los cornúpetas y por los de luces.
Muy baja de casta, de presentación también muy desigual. Primero y cuarto, justos. Segundo y quintos, terciados. Tercero anovillado y sexto bien presentado y rematado. En la muleta dieron el siguiente juego: Noble y bueno el primero, el mejor. Desesperadamente noble el segundo. Quinto y sexto con un poco más de movilidad. El tercero brusco y el cuarto chochón.

La mejor estocada de la feria, en ejecución, colocación y efectividad la dio Manzanares al tercero. De libro ¡oiga!. Se en cuna. Se perfila. Le echa abajo la muleta. Hace la cruz con perfección y toreando como no puede ser de otro modo si entendemos que eso es un pase de pecho, y en el instante deja la mortal estocada que fulmina al toro. Estocadas como estas nos quitan enemigos agresores de la fiesta. Antes el publico no le había parado bola al alicantino con un toro brusco sobretodo en dos buenas tandas de naturales después de haberlo ido domando. Ese Manzanares, al que se le intuye también buenos augurios en su carrera, promete por su disposición, por su oficio y sobre todo porque se lo está creyendo, por eso es capaz de estar bien, cuando pongamos que podría estar mal y no pasaría nada. Anduvo muy correctisimo con el que cerraba plaza.

Finito que hubiera podido ser un torero de culto, ya no tiene remedio. Gusta en lugares muy determinados por esa composición estética y porque a qué negarlo miente muy bien haciendo creer que imprime profundidad cuando en realidad lo que hace es darle largura a los muletazos a base de imprimir pico. El primero de la tarde se le fue sin torear. Echó mano de los kikiriquies y las trincheras para hacer la faena y eso no es torear. En el cuarto la cosa fue de ir y de venir pero sin emocionar y luego dio buenos naturales que la gente vitoreó pero en el toro anterior los había dado Manzanares mejor y nadie dijo nada.

Estuvieron bien con los palos Trujillo que no saludó y si lo hicieron Curro Molina y Curro Javier.

¡Aquí paz y allí gloria!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Agustín, me interesa mucho el momento de Manzanares. Pero le veo un fallo importante, y es que la pierna de salida la tiene sempre muy atrás. Vamos que no echa la patita p,alante. ¿ No crees ?.

Según parece él dice que lo hace al principio de las faenas para alargar las embestidas del toro, y después al final, si el toro tiene buen fondo, ahí sí ya torearlo más hacia atrás. ¿ Qué piensas ?.

Anónimo dijo...

a mi me parece que esto es algo aprendido del padre y no deja de ser un recurso (truco)para alargar el muletazo y hacernos creer que hay profundidad cuando en realidad la profundidad la da la conjunción de la pierna, la cintura y la muñeca. Si esto no se conjuga el toro queda descolocado para ligar. si ca y viene se disimula pero si el animal es tardo o no tiene viaje, se nota. el padre lo hacía mucho, tenia buena compostura pero era muy perfilero. Como a Talavante se le adivina mucho y cuando llegue ya veremos.
Gracias por participar!!

Anónimo dijo...

perdón no queria ponerme como anonimo, soy agustín

Anónimo dijo...

A este torero ponerlo con la Juan Pedro ahora y en septiembre creo que con la de Parladé me parece un error garrafal, cualquiera sabe que este torero necesita y toro que se mueva y que le exija, ..yo lo hubiera mejor que los apoderados del francés y sin embargo aquí estoy, aguantando a mi jefe.