foto: callejon de La Maestranza, por Erpacomuro
FERIA DE ABRIL. PALHA: complicados. ENCABO: saludos tercio y silencio. CHAVES: aviso, vuelta y gran ovación, al tercio. IVAN: aviso y silencio en ambos.
GANAR LA CATEDRA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Sostengo que los toreros cuando van a Sevilla y triunfan, adquieren prestigio entre la torería y la afición. Cuando lo hacen en Madrid, popularidad y contratos. Sevilla es la cátedra del toreo y Madrid el doctorado. La corrida de hoy ha sido de las que hacen ganar la cátedra en tauromaquia.
En el toreo estamos acostumbrados a llamar figuras a los que triunfan cortando orejas con toros colaboradores – me ahorro otros adjetivos – y toreros valientes a los que triunfan con una corrida como la que Palha ha echado hoy en Sevilla. Sin embargo en mi opinión ambos adquieren la cátedra en tauromaquia haciendo bien las cosas a los toros que les caigan en suerte.
Los tres toreros de hoy, de querer, hubieran salido catedráticos de la Universidad de Sevilla. Sólo López Chaves aprobó, echando mano de la valentía, dando una vuelta al ruedo con mucho merecimiento y honor.
El torero de Salamanca se las vio con un toro, el segundo, que cambió de las varas; encastado en bravo, a las banderillas; metiéndose en los adentros como amagando para rajarse, y en la muleta; tardo, mirón, que se quedaba a mitad del viaje, embistiendo a oleadas; y así con entrega y arreando el chaval le arrancó muletazos que si bien no tuvieron ningún aquel, si demostraron quien mandaba en el ruedo. Después de la estocada entregándose salió prendido a traición, rompiendo el pitón la taleguilla por detrás, a la altura de la cintura. El quinto un mansurrón de cuidado que hizo sonar el estribo y fue protestón en varas buscando carne en banderillas, llegó a la muleta muy reacio a la embestida. Chaves le dio dos series por la derecha metiéndolo en la canasta, la segunda más ajustada y de muletazos limpios. Por la izquierda lo hizo embestir sacándole los muletazos finales buenos. Antes en la última tanda por el pitón derecho se negó a ir y terminando los últimos naturales rebañó. Dos pinchazos y trasera tendida y caidita.
Abrió la terna el ya veterano Luis Miguel Encabo que como director de lidia estuvo atento en todo momento a lo que ocurría en el ruedo, pero a la hora de la verdad en su primero estuvo sin apreturas, sin gracia, tomando precauciones cuando el toro por el derecho iba con buen ritmo aunque sin entregarse. Sin dominar y sin hervir la olla. De vulgar a mal en el tercio de banderillas y rematadamente mal en la muleta. Claves: el toro fue el más manejable del encierro, embistiendo de largo; el torero no le baja la mano y cuando le tira la cornadita, se asusta. Se le fue sin torear.
Si Iván García hubiera querido hacerse catedrático, hoy lo podía haber sido con el examen que le puso el toro tercero. Manseó en varas saliéndose suelto. Pronto en banderillas e incierto en la muleta pero con interés. El examinando le dio, una vez embarcado el animal, por dar series muy cortas que perjudicaban al toro, a la faena y al chaval, debido a que se le vio como asfixiado, no de falta de aire, sino de exceso de miedo. Con el que cerraba plaza demostró que lo de las banderillas es para que las ponga en los pueblos, quizás las plazas más idóneas para cultivar sus actuaciones. Con la muleta, tan vulgar como un principiante debatiéndose entre la duda, el enganchón, el desarme y el jipido. El toro arisco, no yendo al final de muletazo, quedándose a mitad del viaje y terminando por rajarse.
Los toros portugueses desiguales en su presentación, más cuajados los dos primeros; mansurrones, que llegaron a la muleta con las complicaciones propias del toro fiero y reservón.
¡Aquí paz y allí gloria!
FERIA DE ABRIL. PALHA: complicados. ENCABO: saludos tercio y silencio. CHAVES: aviso, vuelta y gran ovación, al tercio. IVAN: aviso y silencio en ambos.
GANAR LA CATEDRA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Sostengo que los toreros cuando van a Sevilla y triunfan, adquieren prestigio entre la torería y la afición. Cuando lo hacen en Madrid, popularidad y contratos. Sevilla es la cátedra del toreo y Madrid el doctorado. La corrida de hoy ha sido de las que hacen ganar la cátedra en tauromaquia.
En el toreo estamos acostumbrados a llamar figuras a los que triunfan cortando orejas con toros colaboradores – me ahorro otros adjetivos – y toreros valientes a los que triunfan con una corrida como la que Palha ha echado hoy en Sevilla. Sin embargo en mi opinión ambos adquieren la cátedra en tauromaquia haciendo bien las cosas a los toros que les caigan en suerte.
Los tres toreros de hoy, de querer, hubieran salido catedráticos de la Universidad de Sevilla. Sólo López Chaves aprobó, echando mano de la valentía, dando una vuelta al ruedo con mucho merecimiento y honor.
El torero de Salamanca se las vio con un toro, el segundo, que cambió de las varas; encastado en bravo, a las banderillas; metiéndose en los adentros como amagando para rajarse, y en la muleta; tardo, mirón, que se quedaba a mitad del viaje, embistiendo a oleadas; y así con entrega y arreando el chaval le arrancó muletazos que si bien no tuvieron ningún aquel, si demostraron quien mandaba en el ruedo. Después de la estocada entregándose salió prendido a traición, rompiendo el pitón la taleguilla por detrás, a la altura de la cintura. El quinto un mansurrón de cuidado que hizo sonar el estribo y fue protestón en varas buscando carne en banderillas, llegó a la muleta muy reacio a la embestida. Chaves le dio dos series por la derecha metiéndolo en la canasta, la segunda más ajustada y de muletazos limpios. Por la izquierda lo hizo embestir sacándole los muletazos finales buenos. Antes en la última tanda por el pitón derecho se negó a ir y terminando los últimos naturales rebañó. Dos pinchazos y trasera tendida y caidita.
Abrió la terna el ya veterano Luis Miguel Encabo que como director de lidia estuvo atento en todo momento a lo que ocurría en el ruedo, pero a la hora de la verdad en su primero estuvo sin apreturas, sin gracia, tomando precauciones cuando el toro por el derecho iba con buen ritmo aunque sin entregarse. Sin dominar y sin hervir la olla. De vulgar a mal en el tercio de banderillas y rematadamente mal en la muleta. Claves: el toro fue el más manejable del encierro, embistiendo de largo; el torero no le baja la mano y cuando le tira la cornadita, se asusta. Se le fue sin torear.
Si Iván García hubiera querido hacerse catedrático, hoy lo podía haber sido con el examen que le puso el toro tercero. Manseó en varas saliéndose suelto. Pronto en banderillas e incierto en la muleta pero con interés. El examinando le dio, una vez embarcado el animal, por dar series muy cortas que perjudicaban al toro, a la faena y al chaval, debido a que se le vio como asfixiado, no de falta de aire, sino de exceso de miedo. Con el que cerraba plaza demostró que lo de las banderillas es para que las ponga en los pueblos, quizás las plazas más idóneas para cultivar sus actuaciones. Con la muleta, tan vulgar como un principiante debatiéndose entre la duda, el enganchón, el desarme y el jipido. El toro arisco, no yendo al final de muletazo, quedándose a mitad del viaje y terminando por rajarse.
Los toros portugueses desiguales en su presentación, más cuajados los dos primeros; mansurrones, que llegaron a la muleta con las complicaciones propias del toro fiero y reservón.
¡Aquí paz y allí gloria!
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