18 mayo 2024

UNA CORREOSA CORRIDA DE LA QUINTA Y DOS TOREROS BRAVOS: PERERA Y DE JUSTO. MADRID. FERIA DE SAN ISIDRO. PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS.

Nº 50. Periquito de 543 kilos. Un bravo toro de La Quinta.
 
No fueron más que 540 kilos de toro armónico, bien hecho, bien parido, con trapío (el que no sepa lo que es trapío, aquí tiene un ejemplo) y bravo. Bravo en varas, cabeceando en la primera pero empujando sin aspavientos en la segunda. Que en banderillas dijo que no era tonto porque aunque se dejó por el pitón derecho por el izquierdo esperó. Y Morenito de Arles clavó en la cara. De los pocos banderilleros que hasta ahora han saludado con real mérito. A la muleta fue encastado, con ganas de comerse el mundo y no dar concesiones a nadie. Ni admitir tonterías toreriles. De salida fue aplaudido, pero al arrastre fue ovacionado. Y luego ese torero, Emilio de Justo, que si el toro fue bravo, el torero fue encastado. Allí estuvo, sabiendo que si se descubría en el trasteo muleteril le iba a dar un disgusto, y se lo dio. Lo llevaba a media altura (error) quiso cambiarse de pitón, (error) y nada más ver hueco Periquito se echó a los lomos a de Justo que recibió una paliza de aúpa. Pero ahí estuvo el torero comprometido, buscando la distancia, enrrabietado, puesto con mucha verdad hasta meterlo en el canasto, luego mató mal y todo se quedó en una meritoria vuelta al ruedo.
El segundo toro, que repitió las embestidas en el capote, cumplió en varas amplio, esperó en banderillas, saludando Algabeño dos buenos pares, y a la muleta llegó con interés aunque saliéndose de la suerte. Por el pitón derecho no terminó de entregarse y por el izquierdo embistió rebrincado con la cara arriba. Fueron a menos las embestidas. Al arrastre fue aplaudido injustamente. Emilio lo consintió en el trasteo, usó el unipase, hizo el esfuerzo pero aquello no podía tener continuidad. Dio un bajonazo.

Abrió el cartel Miguel Ángel Perera que hizo dos faenas solo para aficionados. Esos que adquieren el carné de aficionado a toros en los distintos tontódromos mundiales, no fueron capaces de admirar todo el contenido de sabiduría y técnica torera que desarrolló Perera. En el primero, descastado, que punteaba en el tercer muletazo. que se rajaba un pase sí otro no, y que obligado en tablas por el torero se tragó varias tandas. Fue pitado el toro al arrastre. 
En el cuarto, con confianza y firmeza, realizó un trasteo intenso y minucioso, como desarrollando cada una de las fases de los trasteos más puros que se hayan hecho en esta plaza. El toro con un peligro manifiesto nunca se entregó y siempre con la cara por las nubes. Se tragaba dos y al tercero protestaba. Mató mal Perera y dio una vuelta al ruedo.

Ginés Marín dio la impresión de no estar preparado para este tipo de toros. Descompuesto no supo estar a la altura de unos toros complicados que necesitaron de firmeza, que nunca puso el torero. El tercero aunque no se entregó se dejó por el pitón derecho, a media altura, sin romper por el izquierdo. Perera se lo descubrió en un quite por chicuelinas elegantes. Marín quiso torear a este toro como a cualquier otro toro de torifactoría Domecq. Mató mal.
El sexto, un zambombo impresentable para Madrid, fue arisco pero se dejó por el pitón izquierdo. Ginés Marín tardo en verlo, ¡vamos que no dio con la tecla!... aunque por el pitón izquierdo arregló algo pero ni le hicieron caso. El torero extremeño fue superado por las circunstancias que fueron en Las Ventas dos toros de La Quinta. Mató muy mal, de niñato de guardería. 

¡Aquí paz y allí gloria!

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