Cuando un ganadero confía en cierta familia para que le saque las castañas del fuego en una feria tan importante como Madrid es apostar a ciegas a unas probabilidades que según las matemáticas (una ciencia) nunca se suelen cumplir, entre otras cosas porque el toro es un ser vivo y ya se sabe que en esto el torero compone, Dios dispone y el toro lo descompone, ergo, nada se debe dejar al azar y menos en este encaste de Atanasio. Ayer en Las Ventas hubo tres toros de la familia de los cubanos. El primero Cubanoso, el quinto Cubanoso, y el sexto Cubatisto. Total un desastre de ganadería. El público pidiendo toros, toros, metiéndose con los ganaderos, y artos ya de estar artos, enfrentados entre tendidos.
El primer Cubanoso, un zambombo de 611 kilos, se dejó en varas y en banderillas tuvo un viaje templado. En la muleta fue un buen toro por ambos pitones, noble y bueno, que fue ovacionado al arrastre. A este Talavante le cortó una pueblerina oreja, porque Talante es el consentido de Madrid. Comenzó la faena con el cartucho de pescao, despegadísimo, y luego se centró más. Le dio aire al burel y él también se lo dio pero en ningún momento llegó a romperse con el toro. Mató de una recibiendo, trasera y no debió hacer la agonís del toro tan larga.
El otro Cubanoso se corrió en quinto lugar. Protestado a más no poder. Terciado. Feo, altiricón. Por su presencia Madrid pidió ¡toros, toros! Justo de fuerzas, pero se mantuvo en pie. Se dejó en varas y en banderillas pero en la muleta no pasaba, hasta que se equivó un par de vece por el pitón derecho y metió la cara, momento que aprovechó Juan Ortega pra meterle el piquito de la muleta y ligarle algunos muletazos templados. En un momento que se descubrió el torero fue cogido, pasando despues de matar al animal a la enfermería. El toro fue pitado al arrastre.
El sexto era el Cubatisto que manseó en varas y acudió con pies a las banderillas. En la muleta fue un mentiroso, con genio. Salía huido y manseando. Rufo abrió de rodillas aprovechando las cuatro primeras arrancadas. Empezó eltrateo en los medios, luego al tercio y más tarde en toriles, a donde lo llevó el toro. Desde el 10 al 3. Tuvo voluntad el chaval.
Sin opciones Talavante con el cuarto que se acabó en el caballo donde peleó bien, y en la muleta se resintió de la pata derecha que arrastraba, y a veces se defendía coceando porque no podía asentarla bien. Pitos al arrastre.
Con el segundo que peleó bien, también, en varas y se dejó en palitroques, llegó a la muleta hecho un marmolillo. Fue pitado al arrastre. Juan Ortega se coronó con un bajonazo.
El tercero se dejó en los dos primeros tercios y se paró en la muleta. Se defendió por el pitón derecho pero por el izquierdo fue noble. Se pitó en el arrastre. Rufo estuvo porfión con semejante material. Le pitaron afeándole la obstinación de seguir en la faena.
¡Aquí paz y allí gloria!
No hay comentarios:
Publicar un comentario