PABLO HERMOSO EN SU DESPEDIDA EN LAS VENTAS. FOTO DE ABC
Hoy más que nunca se ha entendido porqué un maestro del rejoneo, en plena efervescencia se va de este oficio al que él le dio dignidad y lo puso en los circuitos de las grandes ferias, respetado por todos. Y se va porque su hijo viene apretando y en los ruedos no hay sitio para los dos, si no se quiere una competencia que a ningún sitio nos llevaría.
Pablo se ha ido hoy de Madrid con humildad, cortando una oreja al cuarto de la ganadería de Carmen Lorenzo, y con discreción y corrección en ambas actuaciones. En el primero del encierro del hierro de El Capea con una buena labor malogró sin embargo un triunfo por no estar acertado con el rejón de muerte.
Ambos toros, primero y cuarto de correcta presentación pero desmochados en vez de despuntados. El cuarto fue aplaudido en el arrastre.
Guillermo Hermoso de Mendoza, su hijo, salió por la puerta grande al cortar dos orejas del sexto después de una actuación vibrante sobre todo con el caballo Berlín, que fue el que realmente las cortó pues este caballo aseguró cada uno de los momentos y de las embestidas de buen toro de Carmen Lorenzo que fue ovacionado al arrastre. Este toro fue el mejor presentado de la tarde. Un toro que tuvo motor, casta, recorrido y entrega.
En el tercero Guillermo falló con el rejón de muerte habiendo tenido una actuación discreta en la que hubo varias pasadas en falso, varias batidas abierto demasiado, pero en la que el toro de El Capea tuvo un galope templado hasta el final.
Lea Vicens sorteó el toro más grande del encierro que hizo segundo, que siendo bueno terminó parándose, pero hasta llegar a eso se movió y la rejoneadora anduvo con pureza y fácil en el trasteo. Mató mal y tuvo que echar pie a tierra para descabellar. El toro aplaudido. La actuación con el quinto toro fue más centrada, con temple y ortodoxia pero los aceros de muerte la volvieron a traicionar. El toro con pies, bueno con viaje, de largo y con continuidad.
El caballo Bético de Lea Vicens no llevaba baticola. Rejoneadora que salió vestida correctamente de campera con sus zahones.
Pablo Hermoso vistió de goyesco, y su hijo Guillermo de señorito andaluz sin zahones.
Las monturas mixtas. Los bocados portugueses, y muchos protectores en las patas, manos y cascos de los caballos.
¡Aquí paz y allí gloria!
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