Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Vuelta al ruedo para una cuadrilla. David Adalid y Fernando Sánchez. Foto de mundotoro.com
La última corrida de la feria de San Isidro 2013 se recordará no por las orejas y el triunfo de los matadores, sino por la gloria de la cuadrilla de Javier Castaño. Saludaron los tres peones en el segundo toro y saludaron junto al picador Tito, y dieron la vuelta al ruedo terminado el tercio, y antes de iniciar el matador la faena. Tarde pues de gloria de los toreros de plata. Lo nunca visto. La reivindicación del oficio de los subalternos. Bien. Sin embargo no olvidemos que todo fue posible a la generosidad de Javier Castaño. Hombre y torero honrado, transparente y humilde. Sabedor de las fatigas y de la buena estrella. Un torero así, un hombre así debía y fue generoso con su gente. A otros matadores, por ejemplo Pepito Arroyo, le hubieran durado los tres, menos que un bizcocho en la puerta de un colegio. En cualquier caso este espectáculo de hoy en Las Ventas bien merecerá una revisión, no por declamar detalles, sino por forjar el futuro de esta fiesta. La importancia en la lidia es de todos los intervinientes incluido el matador. Pero y si, como en el caso de hoy, el matador no triunfa. ¿Como se asimila eso en un mundo tan narcisista? Insisto esta tarde en Las Ventas, merece revisión para forjar el nuevo futuro de la fiesta.
La corrida de Cuadri ha tenido su interés en los primeros tercios, no por brava, sino por encastada, pero en el último, perdieron los toros fondo. Sin embargo menos el tercer toro muy parado, y el cuarto peligroso, el resto tuvieron arrancadas nobles y manejables, cual si fueran toros comerciales, hasta como estos, llegando a pararse. Fernando Robleño no aprovechó con suficiencia el primero, siendo imposible el toreo en el cuarto, Javier Castaño con estar dispuesto no tuvo clarividencia en los trasteos, no dudo que precipitado por los buenos resultados de su cuadrilla, y Luis Bolívar que no tuvo opciones con el tercero, con el sexto no hizo el esfuerzo.
El primero se quiso quitar el palo. La cara arriba en banderillas. Se dejó a media altura por el pitón derecho. Por el pitón izquierdo se quedaba corto y en una de esas le empuja en la espalda a Robleño con un pitón y lo buscó en la arena, sin consecuencias. Bajonazo. Aseado el torero pero debió estar mejor por el pitón que se dejaba.
El cuarto se orientó después de embestir al capote dos o tres veces por derecho. Derribó en el primer puyazo y salió haciendo rebullina. En el segundo calamocheo. En banderillas cortó los viajes. En la muleta no pasó el toro. Solo se tragaba los muletazos de dentro. Robleño anduvo aseado pero no caló en el publico. Estocada perdiendo la muleta.
Segundo cumplió en varas. En banderillas se dejó y se desmonteraron Adalid, Galán que lidió, y Fernando Sánchez. Se dejó el Cuadri por el derecho y Castaño le sacó algunos muletazos aceptables. Tuvo nobleza y ninguna malicia el animal. Por el izquierdo se dio un arrimón el salmantino. Y cuando volvió a la derecha se metió entre los pitones y le cortó el viaje natural. Pinchazo y otro hondo a la voz.
El quinto aunque tardo fue al caballo dejándose y Tito Sandoval saludó. Adalid pone tres pares de banderillas y Fernando Sánchez se siente torero. Saludan otra vez los tres, le piden la vuelta al ruedo, sacan a Tito y la dan en Madrid, con un toro en la plaza. El toro se mueve. El torero se pone, y cuando se mete con el toro, se para. Calamochea y le arrea un pitonazo en la nariz. Sangra. Ya nada fue posible y en el aire quedará siempre la duda, porque la cuadrilla triunfó y el matador no. Media perpendicular, atravesada. Aviso. Dos descabellos. Se aplaude al toro injustamente.
El tercero enviste al capote y Bolívar se empleó con decisión. Cumplió en el caballo sin exceso. En banderillas se deja ampliamente pero los banderilleros no estuvieron a la altura. Se paró en la muleta y aunque lo intentó Bolívar, no se dio coba. Dos pinchazos y media.
Sexto tardo en el caballo y no se emplea. En banderillas se orientó feamente. Se deja el toro muy soso y sin meter la cara. Luis Bolívar está dispuesto pero no entregado. Estocada.
¡Aquí paz y allí gloria!
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