El Fandi actuó la segunda tarde de feria poniendo todos los pares de banderillas a cabaeza pasada, pero el publico, otrora gran afición algecireña por la cual la plaza alcanzó ser de segunda categoría, los jaleó todos como verbigracia de la tauromaquia moderna.
Esto toro de Gavira lidiado el sábado fue uno de los de más presencia, pero igual que todos los lidiados, descastado. El ganadero de la tierra entra así en un coma profundo de casta que bien merece una importante reflexión para la continuidad de la ganadería que con su hierro mítico, el de Raso del Portillo tuvo en otros tiempos pasados el prestigio de abrir plaza en las corridas que se anunciaba.
Juan José Padilla que pasea en esta fotografía la oreja del cuarto, mancilló la profesión en un arranque de impaciencia ante un toro manso, al que le propinó una patada en los hocicos. Este acto de irreverencia no debería quedar impune si el que se sienta en el palco, un seglar presidente, Francisco Mejías ejerciera de autoridad competente. Un presidente que por cierto no ha sabido mantener la categoría de la plaza donde ejerce. Recordar que Mejías es presidente de la discutida Unión Taurina de Abonados de Málaga. Juez y parte nunca fueron eticamente aceptados, hasta que las ordas politicas socialistas tomaron parte en este negocio del toro y se metieron hasta la alhacena dandole vida al actual reglamento andalúz, alma de todos los despropósitos actuales.
El Fandi en las postrimerías de su segunda faena en la feria.
En la corrida de rejones el duelo que se preveía entre Ventura y Hermoso se saldó con un duelo de miradas y el triunfo en orejas del sevillano portugués y Andy Cartagena, mientras que Hermoso firmó lo más ortodoxo. La corrida de Bohórquez sin casta.
Nunca se llenó la plaza, pero la peor entrada la registró la tarde de los matadores banderilleros. Otra reflexión para la empresa. Si no hay ganado, no hay corrida. Una corrida de toros se sustenta con la emoción que ponen los toros. La tarde del cartelazo, Los de Núñez del Cuvillo impresentables aunque al ganadero le gustaran el tercero y el quinto en cuanto al juego. Dos toros no hacen corrida y mucho menos con las esperanzas que el publico tenía puestas en este cartel. Pese a la bronca los detalles de Morante fueron superlativos en el primer toro. Y Manzanares con dos orejas regaladas por el presidente y el manzanarismo, sigue con su obsesión de destorear. Talavante se tapó un poquito más en los trucos del toreo moderno, pero pagar por ver esas pantomimas va a echar a mucha gente de los tendidos. Es otra reflexión para todos los profesionales. Por cierto que la única ovación de merecimiento en toda la feria fue el domingo para la cuadrilla de Manzanares en la lidia del segundo toro.
En el tendido cuatro donde vi la corrida, la gente voz en grito juraba y perjuraba no volver el año que viene. Que tomen nota los empresarios, Matilla, que ya se sabe viene a llevarse el dinero calentito mientras este negocio esté en pie. José Luis Lara que es también empresario de Antequera y Curro Mateo, hijo de Miguelín, que por cierto tiene mucho que perder al ser paisano.
Esto está así una feria que se muere, tres festejos cuando se llegaron a dar diez en otras pretéritas fechas, dentro de una tauromaquia que pierde aceite por todos sus estamentos.
Agustín Hervás
Onda Cero Radio
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