Toro de piedra de Francisco Rodríguez
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
El general Franco tenía debilidad por los papeles, le gustaba manosearlos, olerlos, firmarlos, o amontonarlos. De los varios montones que juntaba en su mesa, los había de resolución rápida y aquellos que solucionaría el tiempo. Y efectivamente, cuando pasaban los meses, algunos de aquellos problemas se solucionaban, y entonces, los arrugaba y los tiraba a la papelera con un contundente ¡archívese!
Esta es la resolución final de los novilleros de la tarde de hoy en Las Ventas, pasará el tiempo y los archivaremos tirándolos a la papelera. No se puede estar peor, o más insulso, con una novillada de Nazario Ibáñez, que menos el sexto, todos tenían las orejas caídas.
Los novillos de Nazario Ibáñez mansos en los primeros tercios pero con posibles en la muleta, desaprovechados por Álvaro Sanlúcar de Sanlúcar de Barrameda, que pareció pero se afligió. Gonzalo Caballero de Madrid que pudo ser pero le superaron las ganas, y César Valencia de Venezuela que tuvo menos suerte con el lote. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del maestro Pepe Luis Vázquez de Sevilla.
El primero, manseó en varas, quitó Caballero por gaoneras cargando la suerte. Se deja en palitroques y al comienzo de la faena midió la arena, largo y tendido. Justo de fuerza el novillote se dejó en la muleta sosamente. Sanlúcar lo intenta por lo ortodoxo, pero abrevia porque la cosa no emociona. Estocada baja.
El cuarto novillo se dejó en los montados. Quita Caballero por chicuelinas y remata con larga. Esperó en banderillas y en la muleta comenzó moviéndose por el pitón derecho por donde metía mejor la cara. Álvaro Sanlúcar no lo cuaja, descolocado, voluntarioso, insípido a pesar de un par de series ligadas y emotivas. Por el pitón izquierdo tomó sus precauciones. Estocada trasera y atravesada.
Segundo no se empleó en varas y Lipi saludó después de banderillear dejándose el astado. Brinda al publico Gonzalo Caballero. El novillo fue bueno por el pitón derecho y el novillero lo acompañó sin poderle, ni llevarlo toreado, nunca. Por el izquierdo le salieron los muletazos enganchados. Lo cerró por trincheras y terminó con unas pedresinas ajustadas. Pinchazo. Estocada corta tendida y trasera y contraria. Aviso. Dos descabellos.
El quinto se fue huyendo de los caballos y en banderillas se descomponía. A la muleta de Gonzalo Caballero llegó con pies pero el madrileño no le cogió la distancia. Se quedaba fuera de cacho, no bajaba la muleta. En realidad el novillo se toreaba solo. Anduvo voluntarioso pero poco efectivo. Pinchazo yéndose a Aranjuez. Pinchazo hondo tendido.
El tercero manseó también en varas y acudió a banderillas con pies. Ángel Otero saludó con orgullo, montera en mano. El novillo perdió fuelle a lo largo del trasteo y César Valencia que lo intentó a la voz, y con cierta compostura, no pudo cuajar nada. Estocada trasera.
El sexto salió muy suelto y nadie lo paró. Se fue al relance al peto donde se repuchó. José Otero puso pares con sabiduría y uno de ellos al sesgo. Se desmonteró. Sin recorrido el animal. Miradas asesinas. Se revolvía pronto. No humilló. El chaval muy decidido y valiente, pero tomando sus precauciones. Estocada atravesada perdiendo la muleta.
¡Aquí paz y allí gloria!
No hay comentarios:
Publicar un comentario