El Fandi triunfador en Almería en la corrida que superaba por cantidad a su paisano Frascuelo
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
El vino de Pepe Cáceres en las tardes de corrida es cosa imprescindible para que el espectáculo se desarrolle con decoro. Regado en el tendido me dicen que aumenta la sabiduría popular y convierte a los piratas en apasionados fandilistas, y a los enfandilados en incondicionales proclamadores de la modernidad del toreo. El vino de Pepe Cáceres obra milagros y debe recomendarse para los momentos de la consagración. De la consagración de las faenas de muleta.
No me extraña que algunas gotas de ese bendecido vino de mi buen amigo almeriense, cayeran en el fortalecido empeño de Fandi y le diera por torear bien al natural por cuyo trasteo gustó en el segundo de la tarde. Tras matarlo de estocada trasera baja la gente le pidió la oreja, el señor presidente, la negó, y luego ni tan siquiera fueron como para pedir dar la vuelta al ruedo. Después en el cuarto si se la concedieron, por una faena avisada, y sin puntos destacables. Al encastado sexto que salió pidiendo carnes y que luego se paró le hizo una a su aire. Con los palos Fandi anduvo con su soltura habitual, anotándole solo uno de excepcional factura.
Debió dársele vino de la fresca bota de Pepe Cáceres a Juan José Padilla, porque anda famélico perdido, con apariencia de fortaleza, pero tocado en realidad de ánimo y de fuerzas. Todo producto del esfuerzo que está haciendo este año y por supuesto de los tantarantanes que se está llevando, o por su merma en la condición física, o por su perdida de sentido de la lidia. Menos metido en la corrida que otras veces, abandonando pronto la escena del toro en tierra, y de un mal humor disimulado, tremendo. Dio la vuelta al ruedo al negarle el presidente Montanari la oreja, pobremente pedida en el primero. Recibió un tantarantán fuerte en los finales de la faena al tercero, del que ya quedó tocado para el resto de la corrida, y no quiso ver al encastado quinto toro, que le pidió, el carné de torero y la cartilla sanitaria. Claro Padilla abrevió, y punto pelota.
El señor presidente, debutante ayer en el palco, con facilidad, hoy dio una dimensión de futuro que le puede venir bien a esta plaza de toros. Recibió sus dos primera broncas, con estoicidad y criterio, y aguantó en la calle desahogos de aficionados con ideas tergiversadas de la fiesta, como que "si usted no concede orejas, esto se va a morir" etc.
Los toros de Torreherberos y Torrehandilla ( 2º y 5º) correctamente presentados los dos primeros y bien presentados el resto, deben ser el ejemplo del toro que tiene que venir a Almería, proporcionado, musculado y con su cara. Encastados en fase de mansos, manejables y exigentes como los dos últimos.
Por su puesto que mi amigo Pepe Cáceres me había reservado para el final los tragos más exquisitos del vino de su bota.
¡Aquí paz y allí gloria!!
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