David Mora. Archivo
Por Agustín HervásOnda Cero Radio
Se espera que los toros de Victorino Martín tengan presencia y fiereza. Aquí y en Lima si los lidiara. Y como consecuencia de su lidia den emoción. Trasmitan emoción. Se espera que los toros de Victorino Martín estén por encima de los toreros, y a los toreros se les disculpe estar por debajo, o igualarlos. Lo anormal, aunque meritorio para los coletas, es estar por encima de una corrida de Victorino. Hoy en Sevilla los toreros se han merendado con papas fritas los seis toritos de el señor de Galapagar. Y que esto le ocurra a su excelencia es mal síntoma, o síntoma similar a lo que en la generalidad ocurre. Medio toro, descastado, aburrido, inservible, apático. Total, hasta este ganadero ha entrado en la modernidad de la fiesta... y como tiene el nombre que tiene, el personal, vulgo mundo feliz, a tragar.
Baile de corrales. Ayer y esta mañana. Lo que quiere decir que Victorino ha perdido los tientos, es como si, a su edad, le hubieran afeitado el conocimiento de lo que debe ser su toro para cada plaza. O colar gato por liebre, claro dejándose la autoridad. Vista la corrida cualquiera diría que la autoridad se ha dejado engañar por el ganadero, suponiendo que el ganadero presentara lo que sabia que le iban a rechazar, colocando lo que nadie en otras plazas iba a querer. Con lo que se demostraría que los toros afeitados agudizan el ingenio para embestir de otra forma.
Llama la atención cómo el Mundo Feliz aplaudía de salida a dos toritos terciados. Primero y tercero. El quinto lo fue merecidamente pues fue el mejor presentado, en la romana, 590 kilos.
El mejor lote se lo llevó el vasco Fandiño. Un primero que se dejó por el derecho, primero arisco, le faltó un puyazo, luego cumplidor. El tercero el mas potable aunque se apagó. El quinto fue buen toro por el derecho aunque Fandiño no terminó de cogerle el aire, sin estar mal, y no lo forzó por el pitón izquierdo. Lo mató bien, le negó la oreja el señor Fernández Rey, y dio dos vueltas al ruedo. Suficiente premio. Al tercero que le cortó una oreja le ganó la partida y con el primero estuvo aseado.
El lote menos potable fue para David Mora. Con el segundo sin emoción, logra algunos muletazos aislados al natural. Con el cuarto anduvo el castellano en plan ingeniero, construyendo con pureza los muletazos, con colocación, serio, sincero. Y en el sexto sin opciones puso toda la verdad que le permitió el toro. Mató al lote de tres estocadas, la ultima media ejemplar, y un descabello en el segundo. Fandiño también estoqueó de libro.
Pepe Aguado picó bien al toro más bravo en el caballo, el tercero, y el Chano se desmonteró tras banderillear arriesgadamente al sexto.
¡Aquí paz y allí gloria!
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