DEFINIR LA PICASSIANA
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Ficha de la corrida:
Plaza de toros de Málaga, 7 de abril de 2012. Corrida Picassiana. Poco publico de pago y mucho gorrón en el callejón, políticos incluidos. Se han lidiado cinco toros de Parladé y uno de Juan Pedro Domécq que hizo cuarto. Deficientemente presentados y muy justos de fuerzas. En general nobles menos el de Juan Pedro que se defendió y se paró. El tercero y el quinto los más destacados por buenos. Aplaudidos al arrastre el primero y el quinto por molestar a Conde, y el tercero con justicia. Javier Conde: perpendicular, trasera y caidita, silencio. Estocada corta y atravesada necesitando un descabello, ovación que saluda desde el tercio. Pinchazo, otro hondo, cuatro pinchazos mas y aviso, siete pinchazos más, bronca amistosa. Jiménez Fortes: Trasera y tendida, oreja. Pinchazo, tendida contraria, aviso y descabello, ovación que saluda desde el tercio. Tendida, oreja.
Saludaron tras banderillear al quinto Paco Peña y Oscar Reyes.
Curro Vivas, sobrio, colocó dos buenos pares al sexto.
Se guardó un minuto de silencio por los difuntos Juanito Méndez, novillero y asesor taurino, y por José María Vallejo, critico taurino de la Cadena SER.
Que se sepa no se ha hecho público si el ayuntamiento de Málaga ha subvencionado la corrida Picassiana de este año. Y lo seguro es que la corrida no ha sido televisada por ningún medio. Palmatoria para la empresa que se estrenaba hoy en Málaga. Muy poco publico en los tendidos, poco incentivado por un pobrísimo cartel que no llamaba a ir a las taquillas a los amenazados bolsillos. Y frustrada estrategia la de fidelizar al abonado comprando los tres primeros festejos con un 30% de descuento. Aquí como en Roma, si las hubiera, lo que pita es la feria. Pero esperemos a mañana a ver que entrada hay.
En realidad van a llevar razón los que bautizaron con sorna a este evento público, como la corrida payasiana. Negativo interés el de hoy en un espectáculo que se presuponía, además de taurino, social. Quizás las fechas no sean buenas. Las señoras no pueden mostrar porte entre el luto del Viernes Santo y la Gloria de Resurrección. Todo en Málaga está como alicaído, porque el sol no radia como en agosto, y la pasión pesa… y es que verán ¡pero si los únicos que iban vestidos de picassianos eran Javier Conde y el picador Pepillo hijo! Los demás intervinientes, unos iban con trajes goyescos, algunos con colores pasteles y los más eran trajes indefinidos. Tan poca importancia le han dado los profesionales al evento que Jiménez Fortes iba vestido, y bien vestido de normal, y los subalternos, algunos, sin montera y sin añadido. Tal falta de respeto no ayuda a consolidar esta corrida de toros como evento taurino y social.
Habría que preguntarse qué pretendemos con esta corrida picassiana y deberíamos respondernos que homenajear al pintor que llevó Málaga al mundo entero. Salvo el concurso artístico que en días pasados patrocinó la nueva empresa al rededor de la idea picassiana, desconocemos cualquier otra actividad social o cultural que se halla llevado a cabo en Málaga para hacerlas coincidir con la corrida.
Es obligado definir la Corrida Picassiana, porque obligado es responder con la misma entidad que respondió el pintor en el mundo, desde Málaga. O la olvidamos o procuramos encumbrarla hasta alcanzar las cotas más altas de los acontecimientos taurinos y sociales.
En verdad la falta de respeto en el boato de la picassiana se extendió a lo propiamente acontecido en el ruedo, tal así que cuatro señoras gaviotas se posaron en la tierna y remozada arena para picotear alegremente la arenisca, mientras a poca distancia, ¡imagínense el peligro que allí rezumaba! Conde se las veía con uno de sus ¡enemigos!
La presentación impropia de la corrida de toros, unida a la falta de casta, de fuerzas, y de emoción, ha sido la carta de presentación de la nueva empresa de La Malagueta. Ellos dicen cuidar la materia prima al máximo. Ellos llegaron a Málaga con la boca llena de toro – toro. Y ellos no son más que tantos otros. Tendrán por mi parte los cien días de tensa vigilancia. Es decir una temporada para ver el toro que nos traen. Porque sepan ustedes, que ante este cartel, lo único que se podía mejorar era el toro, y el toro no ha sido mejorado. No añadiré más adjetivos. Solo denuncio que este no es el camino.
Solo un toro en tipo. El tercero. El primero con cara de vaca y pitones. El segundo muy justo. El cuarto del hierro de Juan Pedro impresentable. Mal hecho, feo, astigordo sospechosamente artificial. El quinto solo con puntitas, y el sexto, un escándalo, si la gente estuviera a lo que debe de estar. ¿Pero cómo se explica un toro cárdeno en lo de Juan pedro? ¿A caso nos toman por ignorantes? Ya sé, el salto genético. ¡A otro con el cuento! Más bien los errores de laboratorio. En fin toros impropios de presentación y de juego, que no emocionaron al personal.
Claro que contra la apatía pastillas Fortes. Saúl se arrimó como un jabato, expuso sus femorales y se jugó las ingles. En el cuarto se pegó un arrimón que nos tuvo a todos en vilo y en el segundo de tanta ansia se lo echaba encima a cada pase. Al sexto le recetó unas chicuelinas de nada del otro mundo, pero ajustadísimas y le buscó las vueltas. Triunfador indiscutible en su presentación en Málaga como matador.
Javier Conde no se acopló con el primero de la tarde. Estuvo aseado y detalloso con el tercero, que fue el mejor toro, e hizo la vista gorda con el quinto. En realidad Javier hace ya la vista gorda muchas tardes, desde hace mucho… y sobre todo el público también hace la vista gorda con él. Ya no van a verlo como iban antes. En fin quizás también lleve razón Porritas cuando queriendo justificar la pobreza del cartel de esta tarde, dijo, un torero que se va y otro que llega.
¡Aquí paz y allí gloría!
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