EN ARAGÓN VUELVE LA POLICIA AL PALCO

Foto: Viajes Saldumar

Este burladero del callejón de la plaza de toros de La Malagueta desapareció. Le borraron el nombre y se lo quitaron a la policía, para reasignarlo. La orden de su desaparición obedeció más que a una necesidad, a una actitud política de nuestros elegidos, porque para algunos no es bueno que suene en la fiesta tanta policía, al fin y al cabo no estamos en un estado policial, como afirmaban algunos de los taurinos, que por lo general coincidían con los más traidores a la fiesta. Sin embargo sépase que ese burladero y cuantos otros estaban en las plazas de Andalucía tenían una función que no era precisamente la de solazarse en ellos el Cuerpo Nacional de Policía, sino que su función real, era la de invitar a él a compañeros para que sintieran el gusanillo de la fiesta y el que repetía era fichado para ejercer labores de Delegado Gubernativo o en su caso de Presidente, cuando aún en este país los policías se subían al palco. El burladero era pues como se entenderá un reclamo, un banderín de enganche. Y recuérdese que los presidentes, antes y ahora, son los únicos que teniendo responsabilidad en el festejo, no cobran.

Y ahora la anécdota de porqué en Aragón vuelven los presidentes policias al palco.

Resulta que como en Andalucia, pionera de ese contubernio reglamentario que hay en España, en Aragón el reglamento permitía subir al palco a un seglar. Fue cosa de que en una corrida de toros el presidente charlaba amistosamente con los asesores, quizás de fútbol, y no se daba cuenta que el matador le pedía un cambio de tercio, hasta que alguien le advirtió, y prestó su atención, con tal despiste que, cuando el matador le recriminaba su distracción, llevándose un dedo al ojo, como diciéndole que a ver si estaba más atento, el usía entendió que le pedía el cambio porque el toro estaba tuerto, y saco el pañuelo verde devolviéndole el animal.

¡Ya ven las cosas que pasan!