Segundo monito de la tarde de la Gran Beneficencia
SEIS BENEFICOS MONOS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
La tarde de la Gran Corrida de la Beneficencia, (escribo con mayúsculas para darle más realce al evento), ha sido una gran tarde pictórica. En el Palco Real, su Alteza el Príncipe Felipe y esposa. En el tendido la Infanta Elena, y en el callejón, su ex, el señor Jaime de Marichalar. Para completar el cuadro, ha faltado el Rey. En tarde de tan altos vuelos a los toreros concurrentes se les ha visto limpitos y aseados. No podía ser de otra manera, estando las altas alcurnias que estaban y para recibirlos luego. Bien aseaditos y perfumaditos. Y para que no se diga que a la corrida le falta lo esencial, decidieron después de mucho baile, que debían encerrarse en los chiqueros de la plaza, seis magníficos monos. En realidad a los organizadores de tan magna e importante corrida se les había olvidado hablar de toros, y con las prisas echaron mano de unos animalejos que había en el circo del Escorial. Luego dijeron para darle importancia a la cosa, que el Juli quería, que Castella no. En fin, lo necesario para teatralizar la tarde y que sus altezas se dieran por satisfechos.
Debió ser así, pues sus altezas aplaudían a rabiar. Elena, no. Elena hacía muecas como diciendo sin decir en ella, que aquellos monos benéficos eran indignos de tal evento, y que aquellos toreritos aseados no estaban a lo que estaban. La Infanta Elena, se diga lo que se diga, debe instruir a su hermano en el excelso arte de la tauromaquia más que todo para que sus altezas no confundan toros con monos y toreros machos, con aseados.
Los de Victoriano del Río impresentables. El primero con genio y peligro. El segundo bueno pero sin fuerzas. El tercero bueno. El sexto de más a menos y se rajó. Luego hubo dos remiendos de Garcigrande uno sin cara, el cuarto, y otro novillo, el quinto. Ambos se dejaron con matices. El uno con la cara a media altura y el otro justo de fuerzas pero bueno por el derecho.
Dicho queda que para la ocasión los tres toreros estuvieron aseaditos, pero claro, cada uno a su manera. Por ejemplo El Juli se peleó con el primero y de resultas solo le dio un muletazo bueno, que se dice muy pronto pero que al madrileño le costó dar. El monito se le puso bravo. Al torero también se le va Madrid. El año que viene creo que ha pedido la de José Escolar y la de Palha. A Roberto Domínguez, le ha dado un "patatus".
A Manzanares se le ha ido la tarde queriendo estar más limpio que nadie. Estético pero sin importancia. Pues en verdad el toro es lo que da importancia a lo que hacen los toreros. Aseado pero sin rotundidad. Oficiando en su ultima faena de acompañante que no de torero. Hay una diferencia, que la Infanta Elena le explicará al príncipe: Acompañar las embestidas, por guapo que se ponga uno, no es torear aunque sea a un mono.
Perera se podía haber llevado la tarde de calle pero se entretuvo con el pico de la muleta, dando su parón, cambiando por la espalda, quieto, pero sin profundidad, además al tercero le hizo padecer el tiempo de la muerte pues no quiso despenarlo con el descabello.
Trujillo, sopló dos buenos pares al quinto.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Madrid. Corrida de la Beneficencia. 'no hay billetes'. Toros de Victoriano del Río y dos remiendos de Garcigrande corridos en cuarto y quinto lugares. Todos impresentables algunos justos de fuerzas y en general manejables con matices. El Juli, dos pinchazos y una caída trasera, pitos. Una estocada corta y tendida, descabello, pitos. José María Manzanares, estocada trasera y caída, silencio. Aviso, estocada caída trasera, saludos. Miguel Ángel Perera, pinchazo, estocada tendida, trasera y caída, aviso, saludos. Pinchazo, aviso, estocada atravesada caída, trasera perdiendo la muleta, saludos.
SEIS BENEFICOS MONOS
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
La tarde de la Gran Corrida de la Beneficencia, (escribo con mayúsculas para darle más realce al evento), ha sido una gran tarde pictórica. En el Palco Real, su Alteza el Príncipe Felipe y esposa. En el tendido la Infanta Elena, y en el callejón, su ex, el señor Jaime de Marichalar. Para completar el cuadro, ha faltado el Rey. En tarde de tan altos vuelos a los toreros concurrentes se les ha visto limpitos y aseados. No podía ser de otra manera, estando las altas alcurnias que estaban y para recibirlos luego. Bien aseaditos y perfumaditos. Y para que no se diga que a la corrida le falta lo esencial, decidieron después de mucho baile, que debían encerrarse en los chiqueros de la plaza, seis magníficos monos. En realidad a los organizadores de tan magna e importante corrida se les había olvidado hablar de toros, y con las prisas echaron mano de unos animalejos que había en el circo del Escorial. Luego dijeron para darle importancia a la cosa, que el Juli quería, que Castella no. En fin, lo necesario para teatralizar la tarde y que sus altezas se dieran por satisfechos.
Debió ser así, pues sus altezas aplaudían a rabiar. Elena, no. Elena hacía muecas como diciendo sin decir en ella, que aquellos monos benéficos eran indignos de tal evento, y que aquellos toreritos aseados no estaban a lo que estaban. La Infanta Elena, se diga lo que se diga, debe instruir a su hermano en el excelso arte de la tauromaquia más que todo para que sus altezas no confundan toros con monos y toreros machos, con aseados.
Los de Victoriano del Río impresentables. El primero con genio y peligro. El segundo bueno pero sin fuerzas. El tercero bueno. El sexto de más a menos y se rajó. Luego hubo dos remiendos de Garcigrande uno sin cara, el cuarto, y otro novillo, el quinto. Ambos se dejaron con matices. El uno con la cara a media altura y el otro justo de fuerzas pero bueno por el derecho.
Dicho queda que para la ocasión los tres toreros estuvieron aseaditos, pero claro, cada uno a su manera. Por ejemplo El Juli se peleó con el primero y de resultas solo le dio un muletazo bueno, que se dice muy pronto pero que al madrileño le costó dar. El monito se le puso bravo. Al torero también se le va Madrid. El año que viene creo que ha pedido la de José Escolar y la de Palha. A Roberto Domínguez, le ha dado un "patatus".
A Manzanares se le ha ido la tarde queriendo estar más limpio que nadie. Estético pero sin importancia. Pues en verdad el toro es lo que da importancia a lo que hacen los toreros. Aseado pero sin rotundidad. Oficiando en su ultima faena de acompañante que no de torero. Hay una diferencia, que la Infanta Elena le explicará al príncipe: Acompañar las embestidas, por guapo que se ponga uno, no es torear aunque sea a un mono.
Perera se podía haber llevado la tarde de calle pero se entretuvo con el pico de la muleta, dando su parón, cambiando por la espalda, quieto, pero sin profundidad, además al tercero le hizo padecer el tiempo de la muerte pues no quiso despenarlo con el descabello.
Trujillo, sopló dos buenos pares al quinto.
¡Aquí paz y allí gloria!
FICHA:
Madrid. Corrida de la Beneficencia. 'no hay billetes'. Toros de Victoriano del Río y dos remiendos de Garcigrande corridos en cuarto y quinto lugares. Todos impresentables algunos justos de fuerzas y en general manejables con matices. El Juli, dos pinchazos y una caída trasera, pitos. Una estocada corta y tendida, descabello, pitos. José María Manzanares, estocada trasera y caída, silencio. Aviso, estocada caída trasera, saludos. Miguel Ángel Perera, pinchazo, estocada tendida, trasera y caída, aviso, saludos. Pinchazo, aviso, estocada atravesada caída, trasera perdiendo la muleta, saludos.
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